Remodelan instalaciones y llegan muebles para el equipo de campaña y la nueva oficina de Enrique Peña Nieto
Alejandro Sánchez / Excélsior
Una camioneta de carga dio vueltas en el interior de la plaza principal de la sede nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI). La caja de la camioneta tenía una firma: "López Morton. La nueva generación de oficinas". Después de una maniobra el chofer quedó pegado a las escalinatas y comenzaron a bajar el envío.
—¿A qué piso?, preguntó uno de los estibadores al guardia de seguridad, quien rápido se comunicó por frecuencia radial. —Al segundo, respondió. La oficina del segundo piso era donde Humberto Moreira y los presidentes del PRI habían despachado, pero los muebles de caoba y una sala Simon Li Furniture de dos piezas en piel, color café llegada en la víspera, está dispuesta en el área de espera de la nueva oficina de Enrique Peña Nieto.
La última vez que se remodelaron instalaciones ocurrió en la campaña presidencial de Francisco Labastida, por eso del segundo piso albañiles también sacaban escombros en botes de pintura de 20 litros o cargando a cuestas. De aquellas instalaciones recubiertas con madera nada queda.
A las cinco de la tarde de ayer, hora en la que la presidencia nacional del PRI convocó a una reunión de la comisión permanente del Consejo Político todavía se escuchan cinceladas, esmeriles puliendo pisos y martillazos. El ruido sale desde los pisos uno, dos, tres y cuatro.
En el trajín, albañiles empujan a distinguidos consejeros políticos que buscan entrar a la reunión privada. Tres hombres que cargan un librero deben esperar, con el mueble sosteniéndolo en el aire, el paso lento de Pedro Joaquín Codwell, quien reparte saludos.
En los pasillos, técnicos especializados en fibra óptica hablan de los trabajos en el cuarto piso dispuesto para el equipo de campaña presidencial que encabeza Luis Videgaray.
Los trabajadores se refieren a un circuito inteligente que ahí va a controlar magnéticamente la entrada y salida de la gente. Sólo mediante tarjetas inteligentes y huellas digitales se podrá poner un pie en ese piso.
En el patio una camioneta de redilas blanca de tres toneladas y media de carga y una pick up con el rotulo "Transportes Ciro" en la portezuela, se diputan la mejor posición para bajar su carga.
Después de una maniobra, el chofer Noé Jiménez Aguilar estaciona la caja pegada a las escalinatas del edificio. Los artículos para oficina y otros muebles van para el primer piso, donde el presidente del PRI tendrá su despacho. En el segundo se queda Peña Nieto y en el tercero la secretaría general.
Albañiles, técnicos y algunos de los hombres más cercanos al precandidato, entre ellos algunos secretarios del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI recién nombrados, tienen algo en común: son mexiquenses.
—Hemos estado viniendo hasta acá todos estos días de remodelación— dice uno de los albañiles entrado en los 40 años, vestido con una playera de algodón que lleva el pecho el nombre de una tienda de pinturas. Otro asegura que ha trabajado antes en algunos arreglos para el gobierno del Estado de México.
Ayer miércoles, a diferencia de un día anterior, todos los hombres que trabajan en el PRI traen corbata y la mayoría trajes oscuros porque a la sede del partido ha venido Enrique Peña Nieto a conocer sus instalaciones y dar una conferencia de prensa anunciando los reacomodos en e
CEN del PRI .
Antes de la llegada del candidato, un encargado de seguridad en el partido aprovecha que la pick up conducida por Jiménez Aguilar ha quedado vacía y le pide un favor: —Puedes llevarte la basura —se refiere a los cartones y forros plásticos en la que llegaron envueltos algunos de los muebles. No lo dice, pero denota angustia, nerviosismo porque el precandidato presidencial está a punto de llegar a la sede del partido y el desecho ocupa seis u ocho metros de las escalinatas por las que el ex gobernador mexiquense pasará a conocer sus oficinas.
—¡No! Como crees— a mi me multan por tirar la basura. Anoche todavía se llevaban a cabo los últimos trabajos de remodelación, pues Enrique Peña Nieto necesita ya tomar posesión de su nuevo lugar de trabajo.
A diferencia de Francisco Labastida Ochoa y Roberto Madrazo Pintado que para su campaña arrendaron un inmueble, él sí arrancará su candidatura presidencial en la sede nacional del PRI acomodándose a su manera en sus nuevos sillones y con la mira bien puesta hacía la residencia oficial de Los Pinos.
Alejandro Sánchez / Excélsior
Una camioneta de carga dio vueltas en el interior de la plaza principal de la sede nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI). La caja de la camioneta tenía una firma: "López Morton. La nueva generación de oficinas". Después de una maniobra el chofer quedó pegado a las escalinatas y comenzaron a bajar el envío.
—¿A qué piso?, preguntó uno de los estibadores al guardia de seguridad, quien rápido se comunicó por frecuencia radial. —Al segundo, respondió. La oficina del segundo piso era donde Humberto Moreira y los presidentes del PRI habían despachado, pero los muebles de caoba y una sala Simon Li Furniture de dos piezas en piel, color café llegada en la víspera, está dispuesta en el área de espera de la nueva oficina de Enrique Peña Nieto.
La última vez que se remodelaron instalaciones ocurrió en la campaña presidencial de Francisco Labastida, por eso del segundo piso albañiles también sacaban escombros en botes de pintura de 20 litros o cargando a cuestas. De aquellas instalaciones recubiertas con madera nada queda.
A las cinco de la tarde de ayer, hora en la que la presidencia nacional del PRI convocó a una reunión de la comisión permanente del Consejo Político todavía se escuchan cinceladas, esmeriles puliendo pisos y martillazos. El ruido sale desde los pisos uno, dos, tres y cuatro.
En el trajín, albañiles empujan a distinguidos consejeros políticos que buscan entrar a la reunión privada. Tres hombres que cargan un librero deben esperar, con el mueble sosteniéndolo en el aire, el paso lento de Pedro Joaquín Codwell, quien reparte saludos.
En los pasillos, técnicos especializados en fibra óptica hablan de los trabajos en el cuarto piso dispuesto para el equipo de campaña presidencial que encabeza Luis Videgaray.
Los trabajadores se refieren a un circuito inteligente que ahí va a controlar magnéticamente la entrada y salida de la gente. Sólo mediante tarjetas inteligentes y huellas digitales se podrá poner un pie en ese piso.
En el patio una camioneta de redilas blanca de tres toneladas y media de carga y una pick up con el rotulo "Transportes Ciro" en la portezuela, se diputan la mejor posición para bajar su carga.
Después de una maniobra, el chofer Noé Jiménez Aguilar estaciona la caja pegada a las escalinatas del edificio. Los artículos para oficina y otros muebles van para el primer piso, donde el presidente del PRI tendrá su despacho. En el segundo se queda Peña Nieto y en el tercero la secretaría general.
Albañiles, técnicos y algunos de los hombres más cercanos al precandidato, entre ellos algunos secretarios del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI recién nombrados, tienen algo en común: son mexiquenses.
—Hemos estado viniendo hasta acá todos estos días de remodelación— dice uno de los albañiles entrado en los 40 años, vestido con una playera de algodón que lleva el pecho el nombre de una tienda de pinturas. Otro asegura que ha trabajado antes en algunos arreglos para el gobierno del Estado de México.
Ayer miércoles, a diferencia de un día anterior, todos los hombres que trabajan en el PRI traen corbata y la mayoría trajes oscuros porque a la sede del partido ha venido Enrique Peña Nieto a conocer sus instalaciones y dar una conferencia de prensa anunciando los reacomodos en e
CEN del PRI .
Antes de la llegada del candidato, un encargado de seguridad en el partido aprovecha que la pick up conducida por Jiménez Aguilar ha quedado vacía y le pide un favor: —Puedes llevarte la basura —se refiere a los cartones y forros plásticos en la que llegaron envueltos algunos de los muebles. No lo dice, pero denota angustia, nerviosismo porque el precandidato presidencial está a punto de llegar a la sede del partido y el desecho ocupa seis u ocho metros de las escalinatas por las que el ex gobernador mexiquense pasará a conocer sus oficinas.
—¡No! Como crees— a mi me multan por tirar la basura. Anoche todavía se llevaban a cabo los últimos trabajos de remodelación, pues Enrique Peña Nieto necesita ya tomar posesión de su nuevo lugar de trabajo.
A diferencia de Francisco Labastida Ochoa y Roberto Madrazo Pintado que para su campaña arrendaron un inmueble, él sí arrancará su candidatura presidencial en la sede nacional del PRI acomodándose a su manera en sus nuevos sillones y con la mira bien puesta hacía la residencia oficial de Los Pinos.
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