Gloria Leticia Díaz
El exprocurador Miguel Ángel Mancera formalizó ante el Partido del Trabajo su precandidatura al gobierno capitalino, en la sede nacional del PT, en un acto encabezado por el líder nacional petista Alberto Anaya, y cobijado por la secretaria general del PRD, Dolores Padierna; el presidente de Movimiento Ciudadano, Luis Walton, y el coordinador del Diálogo para la Reconstrucción de México (DIA), Manuel Camacho Solís.
Luego de elogiar el método de las encuestas por el que fue seleccionado como candidato de los partidos de izquierda, Mancera señaló que los electores “no solamente esperan discursos elaborados, sino resultados y pasos firmes”.
Mancera, quien fue recibido con música de tambora, se comprometió a dar continuidad a la ruta trazada por los últimos tres gobiernos perredistas.
En una breve rueda de prensa, Mancera se reservó su opinión sobre las declaraciones de la priista Beatriz Paredes, quien lo calificó de “novato”, argumentando que no respondería “a ningún tipo de provocación”, que no entraría en “ningún tipo de polémica” y que respetaba lo expresado por la tlaxcalteca.
Más tarde, Camacho salió al rescate de Mancera cuando los reporteros le preguntaron al exprocurador sobre las negociaciones con Alejandra Barrales para que reconociera su triunfo en las encuestas.
Según Camacho Solís el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, es quien tiene “comunicación directa con ella, vamos a esperar lo que ella decida y lo vamos a respetar”.
Cuando se pretendía dar fin a la conferencia, los reporteros exigieron que fuera Mancera quien diera respuesta, pues a él se le formuló la pregunta, no al coordinador nacional del DIA.
Titubeante, el exprocurador negó tener comunicación directa con Barrales y se limitó a respaldar los dichos de Camacho Solís.
En el acto también estuvo el dirigente local y diputado del PT, Adolfo Orive, quien apoyó abiertamente las aspiraciones de Barrales y había lanzado un veto a las aspiraciones de Mario Delgado y Miguel Mancera.
En su discurso, Alberto Anaya ofreció a Mancera cerrar filas, “incluyendo al diputado Orive, para que sea el próximo jefe de Gobierno”, y advirtió que quedaban atrás “las preferencias por los distintos precandidatos, la disputa y la pasión, en el buen sentido de la palabra”.
En tanto, Orive mantenía la vista hacia abajo, mirando –tal vez– su celular.
Minutos más tarde, Alejandra Barrales se comprometió a ser “factor de unidad” en el PRD y a reconocer la decisión de los órganos de ese partido en la designación del próximo candidato a la jefatura del GDF.
“He tomado la determinación de aceptar cabalmente la determinación que el Consejo Electivo de mi partido asuma el próximo 11 y 12 de febrero, y seguiré como lo señalado, siendo un factor de unidad, de apoyo y de fortaleza para mi partido”, aclaró Barrales en un breve mensaje en el que no mencionó a Mancera, virtual candidato de la alianza PRD-PT-Movimiento Ciudadano.
Una semana antes, Barrales anunció que se reservaba su opinión sobre los resultados de las encuestas que determinaron la postulación de Mancera como el aspirante con mayores posibilidades de triunfo en las próximas elecciones del domingo 1 de julio.
Luego de reunirse con Ebrard Casaubón, la diputada local se abstuvo de opinar sobre las versiones de su postulación a un escaño en el Senado, situación en la que estaría de acuerdo el propio jefe de gobierno, según declaró él en la víspera.
“Esperaré a que el partido tome las resoluciones pertinentes sobre esa y otras candidaturas, yo voy a seguir trabajando por la ciudad y la unidad del partido, yo acataré los resultados del consejo”, insistió.
Acompañada de diputados locales, entre ellos Adolfo Orive, Barrales recordó su militancia de 12 años en el PRD y resaltó que, en estos momentos, la izquierda en el país y en el Distrito Federal “atraviesa por un momento determinante de cara al proceso electoral del presente año, lo que hace indispensable apostar a la unidad”.
El exprocurador Miguel Ángel Mancera formalizó ante el Partido del Trabajo su precandidatura al gobierno capitalino, en la sede nacional del PT, en un acto encabezado por el líder nacional petista Alberto Anaya, y cobijado por la secretaria general del PRD, Dolores Padierna; el presidente de Movimiento Ciudadano, Luis Walton, y el coordinador del Diálogo para la Reconstrucción de México (DIA), Manuel Camacho Solís.
Luego de elogiar el método de las encuestas por el que fue seleccionado como candidato de los partidos de izquierda, Mancera señaló que los electores “no solamente esperan discursos elaborados, sino resultados y pasos firmes”.
Mancera, quien fue recibido con música de tambora, se comprometió a dar continuidad a la ruta trazada por los últimos tres gobiernos perredistas.
En una breve rueda de prensa, Mancera se reservó su opinión sobre las declaraciones de la priista Beatriz Paredes, quien lo calificó de “novato”, argumentando que no respondería “a ningún tipo de provocación”, que no entraría en “ningún tipo de polémica” y que respetaba lo expresado por la tlaxcalteca.
Más tarde, Camacho salió al rescate de Mancera cuando los reporteros le preguntaron al exprocurador sobre las negociaciones con Alejandra Barrales para que reconociera su triunfo en las encuestas.
Según Camacho Solís el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, es quien tiene “comunicación directa con ella, vamos a esperar lo que ella decida y lo vamos a respetar”.
Cuando se pretendía dar fin a la conferencia, los reporteros exigieron que fuera Mancera quien diera respuesta, pues a él se le formuló la pregunta, no al coordinador nacional del DIA.
Titubeante, el exprocurador negó tener comunicación directa con Barrales y se limitó a respaldar los dichos de Camacho Solís.
En el acto también estuvo el dirigente local y diputado del PT, Adolfo Orive, quien apoyó abiertamente las aspiraciones de Barrales y había lanzado un veto a las aspiraciones de Mario Delgado y Miguel Mancera.
En su discurso, Alberto Anaya ofreció a Mancera cerrar filas, “incluyendo al diputado Orive, para que sea el próximo jefe de Gobierno”, y advirtió que quedaban atrás “las preferencias por los distintos precandidatos, la disputa y la pasión, en el buen sentido de la palabra”.
En tanto, Orive mantenía la vista hacia abajo, mirando –tal vez– su celular.
Minutos más tarde, Alejandra Barrales se comprometió a ser “factor de unidad” en el PRD y a reconocer la decisión de los órganos de ese partido en la designación del próximo candidato a la jefatura del GDF.
“He tomado la determinación de aceptar cabalmente la determinación que el Consejo Electivo de mi partido asuma el próximo 11 y 12 de febrero, y seguiré como lo señalado, siendo un factor de unidad, de apoyo y de fortaleza para mi partido”, aclaró Barrales en un breve mensaje en el que no mencionó a Mancera, virtual candidato de la alianza PRD-PT-Movimiento Ciudadano.
Una semana antes, Barrales anunció que se reservaba su opinión sobre los resultados de las encuestas que determinaron la postulación de Mancera como el aspirante con mayores posibilidades de triunfo en las próximas elecciones del domingo 1 de julio.
Luego de reunirse con Ebrard Casaubón, la diputada local se abstuvo de opinar sobre las versiones de su postulación a un escaño en el Senado, situación en la que estaría de acuerdo el propio jefe de gobierno, según declaró él en la víspera.
“Esperaré a que el partido tome las resoluciones pertinentes sobre esa y otras candidaturas, yo voy a seguir trabajando por la ciudad y la unidad del partido, yo acataré los resultados del consejo”, insistió.
Acompañada de diputados locales, entre ellos Adolfo Orive, Barrales recordó su militancia de 12 años en el PRD y resaltó que, en estos momentos, la izquierda en el país y en el Distrito Federal “atraviesa por un momento determinante de cara al proceso electoral del presente año, lo que hace indispensable apostar a la unidad”.
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