Carlos Ramírez / Indicador Político
En una jugada sorpresa de ajedrez político, el PAN calderonista definió la candidatura de Isabel Miranda de Wallace a la jefatura de gobierno del DF y le puso un cuatro al dedazo de Ebrard a favor del ex procurador Miguel Ángel Mancera.
La nominación de la señora Wallace posicionó al PAN en un debate de candidaturas realmente ciudadanas, destacará el papel sobresaliente de ella en la lucha contra la inseguridad por la heroica lucha para vencer la adversidad institucional capitalina y federal y lograr la captura y fuerte sentencia contra los secuestradores y asesinos de su hijo y capitalizará el activismo ciudadano a favor de las causas sociales y no de partidos políticos.
Como plus, el PAN posicionó a una mujer de alta calificación social que pondrá en el tema central del debate no los subsidios asistencialistas con los que el PRD prácticamente compra votos cautivos medrando con las necesidades de la gente, sino el punto esencial de la seguridad ciudadana impulsada por ciudadanos.
Del lado del PRI y del PRD se perfilan candidaturas de burócratas del poder: La ex gobernadora priísta tlaxcalteca Beatriz Paredes iría por segunda vez a la elección capitalina del brazo del efecto mediático de Peña Nieto; y del lado perredista, por dedazo de Marcelo Ebrard, el ex procurador no-perredista Miguel Ángel Mancera, con una corta carrera burocrática en el sector judicial y escasos resultados en la reorganización del sector de impartición de justicia del DF.
Así, dos enfoques de seguridad estarían frente a frente en las elecciones capitalinas del próximo 1 de julio, si se consolidan formalmente las candidaturas de la señora Wallace y del ex procurador Mancera: Con la señora Wallace estaría la seguridad con enfoques ciudadanos activos y resultados sobresalientes en la persecución de criminales y en el impulso de leyes sobre seguridad y la seguridad; y con Mancera, el enfoque burocrático de la justicia y sobre todo el perfil no-perredista del ex procurador como carta para convencer a los ciudadanos sin militancia a confiar en un funcionario que no respondería a los intereses de movilización ciudadana del PRD que han estrangulado a la Ciudad de México y la han convertido en rehenes de la protesta callejera sin respeto a los derechos de terceros. En términos de saldos, la señora Wallace como ciudadana logró más éxitos que los de Mancera como burocrático procurador capitalino.
En este escenario de candidaturas con fuerza ciudadana y política, el PRI podría perder espacios por la representación de Paredes del viejo PRI que fracasó en el gobierno de la ciudad durante años. El espacio social de la señora Wallace refrescaría la participación política de los ciudadanos, le quitaría votos al PRI y también podría jalar a su favor a ciudadanos no perredistas que se negaban a votar por el PRI, no encontraban en el PAN figuras de representación social y caían inevitablemente en el voto al PRD para evitar el regreso del priísmo; se trataría de una masa importante de votos progresistas y no perredistas que verían en la señora Wallace la posibilidad de una candidatura verdaderamente ciudadana.
La nominación de la señora Wallace saltó a la escena política la víspera de las encuestas del PRD para imponer la candidatura ebradista del ex procurador Mancera sobre los intereses del PRD. La encuesta en la nominación de candidatos perredistas ha logrado anular el debate político en un partido que nació del seno del PRI por el rechazo justamente a las imposiciones; por si fuera poco, Ebrard podría repetir el modelo de Carlos Salinas de 1993: Imponer a su candidato Mancera igual a como Salinas impuso a Colosio frente a las encuestas que revelaban que Manuel Camacho con mayor consenso social y político. Así, Mancera podría ser el Colosio del Ebrard salinizado. Mancera se hizo en el sector público siempre en los espacios de Ebrard en seguridad y desarrollo social.
La jugada maestra de Calderón con la nominación de la señora Wallace también le dio otro giro al debate político sobre la estrategia de seguridad pública porque abrió al PAN a ciudadanos activos en la promoción de leyes contra la delincuencia; aquí se localiza el hecho de que el secuestro y asesinato del hijo de la señora Wallace ocurrió en el DF y la pasividad o complicidad del sistema de justicia capitalino de 2005, al que Ebrard había servido como secretario de Seguridad Pública de López Obrador hasta que el presidente Fox lo cesó por “incompetente” en el manejo del linchamiento de agentes federales en Tláhuac.
En la nominación del candidato perredista podría repetirse el debate de 2005 cuando los militantes perredistas Pablo Gómez, Jesús Ortega y Demetrio Sodi criticaron el hecho de que Ebrard se había afiliado al PRD sólo después de haber asegurado el dedazo a su favor por parte del jefe de gobierno López Obrador; la discusión ocurrió en torno a la queja de los perredistas de que Ebrard no representaba los principios ideológicos del PRD y la dura crítica de Cuauhtémoc Cárdenas de que el PRD le iba a entregar el gobierno del DF a los políticos priístas a los que el perredismo se los había arrebatado en 1998 y sobre todo en 1997.
Así que Ebrard tendrá cuando menos tres problemas para decidir la candidatura perredista al DF: La queja perredista contra Mancera por su condición de precandidato no-perredista como Ebrard en 2005 y subordinado a Ebrard, la candidatura panista de la señora Wallace como bandera realmente ciudadana y la condición de Ebrard de secretario designado de
Gobernación del gabinete de López Obrador si gana las elecciones y por tanto subordinado al candidato presidencial perredista.
Al final, la irrupción de la señora Wallace le cambió el panorama político a Ebrard y le dio un aire de refresco al PAN.
En una jugada sorpresa de ajedrez político, el PAN calderonista definió la candidatura de Isabel Miranda de Wallace a la jefatura de gobierno del DF y le puso un cuatro al dedazo de Ebrard a favor del ex procurador Miguel Ángel Mancera.
La nominación de la señora Wallace posicionó al PAN en un debate de candidaturas realmente ciudadanas, destacará el papel sobresaliente de ella en la lucha contra la inseguridad por la heroica lucha para vencer la adversidad institucional capitalina y federal y lograr la captura y fuerte sentencia contra los secuestradores y asesinos de su hijo y capitalizará el activismo ciudadano a favor de las causas sociales y no de partidos políticos.
Como plus, el PAN posicionó a una mujer de alta calificación social que pondrá en el tema central del debate no los subsidios asistencialistas con los que el PRD prácticamente compra votos cautivos medrando con las necesidades de la gente, sino el punto esencial de la seguridad ciudadana impulsada por ciudadanos.
Del lado del PRI y del PRD se perfilan candidaturas de burócratas del poder: La ex gobernadora priísta tlaxcalteca Beatriz Paredes iría por segunda vez a la elección capitalina del brazo del efecto mediático de Peña Nieto; y del lado perredista, por dedazo de Marcelo Ebrard, el ex procurador no-perredista Miguel Ángel Mancera, con una corta carrera burocrática en el sector judicial y escasos resultados en la reorganización del sector de impartición de justicia del DF.
Así, dos enfoques de seguridad estarían frente a frente en las elecciones capitalinas del próximo 1 de julio, si se consolidan formalmente las candidaturas de la señora Wallace y del ex procurador Mancera: Con la señora Wallace estaría la seguridad con enfoques ciudadanos activos y resultados sobresalientes en la persecución de criminales y en el impulso de leyes sobre seguridad y la seguridad; y con Mancera, el enfoque burocrático de la justicia y sobre todo el perfil no-perredista del ex procurador como carta para convencer a los ciudadanos sin militancia a confiar en un funcionario que no respondería a los intereses de movilización ciudadana del PRD que han estrangulado a la Ciudad de México y la han convertido en rehenes de la protesta callejera sin respeto a los derechos de terceros. En términos de saldos, la señora Wallace como ciudadana logró más éxitos que los de Mancera como burocrático procurador capitalino.
En este escenario de candidaturas con fuerza ciudadana y política, el PRI podría perder espacios por la representación de Paredes del viejo PRI que fracasó en el gobierno de la ciudad durante años. El espacio social de la señora Wallace refrescaría la participación política de los ciudadanos, le quitaría votos al PRI y también podría jalar a su favor a ciudadanos no perredistas que se negaban a votar por el PRI, no encontraban en el PAN figuras de representación social y caían inevitablemente en el voto al PRD para evitar el regreso del priísmo; se trataría de una masa importante de votos progresistas y no perredistas que verían en la señora Wallace la posibilidad de una candidatura verdaderamente ciudadana.
La nominación de la señora Wallace saltó a la escena política la víspera de las encuestas del PRD para imponer la candidatura ebradista del ex procurador Mancera sobre los intereses del PRD. La encuesta en la nominación de candidatos perredistas ha logrado anular el debate político en un partido que nació del seno del PRI por el rechazo justamente a las imposiciones; por si fuera poco, Ebrard podría repetir el modelo de Carlos Salinas de 1993: Imponer a su candidato Mancera igual a como Salinas impuso a Colosio frente a las encuestas que revelaban que Manuel Camacho con mayor consenso social y político. Así, Mancera podría ser el Colosio del Ebrard salinizado. Mancera se hizo en el sector público siempre en los espacios de Ebrard en seguridad y desarrollo social.
La jugada maestra de Calderón con la nominación de la señora Wallace también le dio otro giro al debate político sobre la estrategia de seguridad pública porque abrió al PAN a ciudadanos activos en la promoción de leyes contra la delincuencia; aquí se localiza el hecho de que el secuestro y asesinato del hijo de la señora Wallace ocurrió en el DF y la pasividad o complicidad del sistema de justicia capitalino de 2005, al que Ebrard había servido como secretario de Seguridad Pública de López Obrador hasta que el presidente Fox lo cesó por “incompetente” en el manejo del linchamiento de agentes federales en Tláhuac.
En la nominación del candidato perredista podría repetirse el debate de 2005 cuando los militantes perredistas Pablo Gómez, Jesús Ortega y Demetrio Sodi criticaron el hecho de que Ebrard se había afiliado al PRD sólo después de haber asegurado el dedazo a su favor por parte del jefe de gobierno López Obrador; la discusión ocurrió en torno a la queja de los perredistas de que Ebrard no representaba los principios ideológicos del PRD y la dura crítica de Cuauhtémoc Cárdenas de que el PRD le iba a entregar el gobierno del DF a los políticos priístas a los que el perredismo se los había arrebatado en 1998 y sobre todo en 1997.
Así que Ebrard tendrá cuando menos tres problemas para decidir la candidatura perredista al DF: La queja perredista contra Mancera por su condición de precandidato no-perredista como Ebrard en 2005 y subordinado a Ebrard, la candidatura panista de la señora Wallace como bandera realmente ciudadana y la condición de Ebrard de secretario designado de
Gobernación del gabinete de López Obrador si gana las elecciones y por tanto subordinado al candidato presidencial perredista.
Al final, la irrupción de la señora Wallace le cambió el panorama político a Ebrard y le dio un aire de refresco al PAN.
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