Ernesto Aroche / Animal Político
Dicen que el nuevo PRI es incluyente, y en el proyecto de Enrique Peña Nieto tienen cabida todos, incluso personajes tan cuestionados como el exgobernador de Puebla, Mario Marín Torres, el hombre que dejó el gobierno del estado con la sombra de la corrupción pisándole los pies, con una deuda estatal que triplicó para dejarla en 9 mil millones y sumido en los niveles más bajos en competitividad y transparencia.
Marín Torres -apodado “El góber precioso” tras la difusión de algunas grabaciones de llamadas telefónicas que sostuvo con el empresario Kamel Nacif, quien le pidió reprender a la periodista Lydia Cacho por investigar una red de pederastas- llegó a la reunión que el precandidato priista sostuvo con sus correligionarios esta mañana en el hotel Intercontinental de Puebla y se sentó en la mesa de los exgobernadores, al lado de Guillermo Jiménez Morales y Melquiades Morales Flores.
Mario Marín llegó acompañado por el cuerpo de seguridad de siete hombres que le cuesta al estado 2.2 millones de pesos, pues al finalizar su sexenio acordó con el actual mandatario Rafael Moreno Valle que recibiría ese beneficio por no menos de cuatro años.
La presencia del hombre que en 2006 acusó a la prensa de sentirse “Dios en el poder” se repitió horas más tarde cuando el precandidato priista llegó al Centro de Convenciones de Puebla, ubicado a unas calles del zócalo de la ciudad, para presidir un acto masivo de su partido.
Y ahí estaba, en el estrado, vestido con una chamarra de piel negra y sin ningún distintivo rojo, el color que Peña Nieto eligió para la batalla electoral que se avecina; sentado junto al coordinador de la bancada tricolor en el Congreso de Puebla, José Luis Márquez, y la presidenta del comité estatal de ese partido, Claudia Hernández.
Y desde ahí sonrió y agradeció con la cabeza la mención velada del precandidato, quien agradeció la presencia de los exgobernadores para después lanzar su arenga política y rechazar las encuestas que aseguran que el resbalón de la FIL le costó ya tres puntos.
Afuera, la banda, las matracas y las playeras rojas y blancas mandadas a hacer para recibir a Peña Nieto por doquier.
A su llegada al hotel, Marín fue cuestionado por reporteros sobre sus aspiraciones para contender por un escaño en el Senado de la República, a lo que respondió “Yo vengo a la reunión a la que me invitaron, voy a todas parte que me invitan”.
Dicen que el nuevo PRI es incluyente, y en el proyecto de Enrique Peña Nieto tienen cabida todos, incluso personajes tan cuestionados como el exgobernador de Puebla, Mario Marín Torres, el hombre que dejó el gobierno del estado con la sombra de la corrupción pisándole los pies, con una deuda estatal que triplicó para dejarla en 9 mil millones y sumido en los niveles más bajos en competitividad y transparencia.
Marín Torres -apodado “El góber precioso” tras la difusión de algunas grabaciones de llamadas telefónicas que sostuvo con el empresario Kamel Nacif, quien le pidió reprender a la periodista Lydia Cacho por investigar una red de pederastas- llegó a la reunión que el precandidato priista sostuvo con sus correligionarios esta mañana en el hotel Intercontinental de Puebla y se sentó en la mesa de los exgobernadores, al lado de Guillermo Jiménez Morales y Melquiades Morales Flores.
Mario Marín llegó acompañado por el cuerpo de seguridad de siete hombres que le cuesta al estado 2.2 millones de pesos, pues al finalizar su sexenio acordó con el actual mandatario Rafael Moreno Valle que recibiría ese beneficio por no menos de cuatro años.
La presencia del hombre que en 2006 acusó a la prensa de sentirse “Dios en el poder” se repitió horas más tarde cuando el precandidato priista llegó al Centro de Convenciones de Puebla, ubicado a unas calles del zócalo de la ciudad, para presidir un acto masivo de su partido.
Y ahí estaba, en el estrado, vestido con una chamarra de piel negra y sin ningún distintivo rojo, el color que Peña Nieto eligió para la batalla electoral que se avecina; sentado junto al coordinador de la bancada tricolor en el Congreso de Puebla, José Luis Márquez, y la presidenta del comité estatal de ese partido, Claudia Hernández.
Y desde ahí sonrió y agradeció con la cabeza la mención velada del precandidato, quien agradeció la presencia de los exgobernadores para después lanzar su arenga política y rechazar las encuestas que aseguran que el resbalón de la FIL le costó ya tres puntos.
Afuera, la banda, las matracas y las playeras rojas y blancas mandadas a hacer para recibir a Peña Nieto por doquier.
A su llegada al hotel, Marín fue cuestionado por reporteros sobre sus aspiraciones para contender por un escaño en el Senado de la República, a lo que respondió “Yo vengo a la reunión a la que me invitaron, voy a todas parte que me invitan”.
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