Raymundo Riva Palacio
La lucha por la candidatura presidencial en el PAN arrancó su última semana de manera agresiva. En las redes sociales retomó vuelo un video de Josefina Vázquez Mota donde se ve desconcentrada y desdibujada, al tiempo que los operadores de Ernesto Cordero hicieron un blitz con periodistas para afirmar que la señora no tiene nada que hacer en la contienda. Los operadores de Vázquez Mota respondieron con denuestos a Cordero, y repitieron insistentemente con aires de suficiencia: “Ya ganamos. Nos estamos preparando para lo que sigue”.
Lo que sigue es la campaña presidencial, y en los equipos de ambos aseguran que serán ellos quienes la hagan. El requisito es que ganen la elección del PAN el próximo domingo con 37% del voto más 5% de diferencia, con lo que no habría necesidad de una segunda vuelta.
Las encuestas le dan a Vázquez Mota una diferencia muy superior a esos márgenes sobre Cordero y Santiago Creel, quien aparece en segundo lugar, y la posibilidad de que la ex diputada se quede con la candidatura que, a decir de altos dirigentes panistas, está cada vez más cierta.
La gran pregunta es si efectivamente, la profecía autorrealizable de Vázquez Mota se concretará. Expertos en opinión pública señalan que aún cuando las mediciones no hubieran reflejado con precisión el sentir de los panistas, la diferencia porcentual es tan grande que no dudan de que será ella quien obtenga la candidatura en la primera vuelta.
Los corderistas lo refutan con el argumento de que pese a que el padrón de panistas acaricia los dos millones de personas, se espera que el próximo domingo, que hay puente, sólo salgan a votar 300 mil. En las cifras más optimistas, el voto panista no se anticipa superior a los 450 mil.
En las anteriores elecciones para candidato presidencial, el voto se había repartido aproximadamente en partes iguales entre militantes y adherentes, repartidos en porcentajes de 30 y 70% respectivamente. Actualmente, de acuerdo con estrategas panistas, la composición da un 80% de adherentes, por las adhesiones hechas en este gobierno a través de los delegados federales. Si se aplica la lógica de lealtades hacia el presidente Felipe Calderón, el voto de los adherentes será por Cordero.
Sin embargo, las categorías de análisis del viejo sistema político mexicano no funcionan dentro del PAN. Es por lo mismo que el aparato burocrático del PAN, volcado hacia Cordero a través de los gobernadores, no necesariamente votaría por el delfín, aunque Calderón tiene un nivel de aprobación de casi 90% entre panistas. Pero además, existe información que panistas de la estructura, que tienen recursos de los gobernadores para apoyar a Cordero, se sumaron a Vázquez Mota.
Si esto se traduce en votos, Vázquez Mota puede esperar una victoria aplastante sobre sus adversarios, que es lo que piensan algunos de sus operadores, que ni siquiera creen que habrá segunda vuelta. Vázquez Mota reclutó a los operadores de Calderón en la campaña presidencial de 2006, que le han entregado respaldos en el norte y el centro del país. Inclusive en Puebla, donde la extrema derecha se había sumado originalmente con Cordero, está dividida.
En el equipo de Cordero calculan que nadie ganará en la primera vuelta, y que en la segunda el delfín capturará la candidatura. La posibilidad de no ganar en la primera vuelta es un mal escenario para Vázquez Mota, entre cuyos cercanos admiten que si eso sucediera, la idea de que no era una aspirante tan fuerte y que no es a quien promovió el Presidente, provocaría una cascada de respaldo a Cordero en la segunda.
La forma como se están golpeando los equipos de Vázquez Mota y Cordero sugiere que ninguno de los dos está seguro de la victoria aunque digan lo contrario y que la victoria dependerá de varios factores: la participación, las lealtades del aparato y si la popularidad del Presidente entre los panistas puede ser transferido a su delfín.
De esta manera, si la respuesta es sí a estos considerandos, Cordero se elevará con el triunfo. Si las respuestas son negativas, Vázquez Mota será la candidata.
La lucha por la candidatura presidencial en el PAN arrancó su última semana de manera agresiva. En las redes sociales retomó vuelo un video de Josefina Vázquez Mota donde se ve desconcentrada y desdibujada, al tiempo que los operadores de Ernesto Cordero hicieron un blitz con periodistas para afirmar que la señora no tiene nada que hacer en la contienda. Los operadores de Vázquez Mota respondieron con denuestos a Cordero, y repitieron insistentemente con aires de suficiencia: “Ya ganamos. Nos estamos preparando para lo que sigue”.
Lo que sigue es la campaña presidencial, y en los equipos de ambos aseguran que serán ellos quienes la hagan. El requisito es que ganen la elección del PAN el próximo domingo con 37% del voto más 5% de diferencia, con lo que no habría necesidad de una segunda vuelta.
Las encuestas le dan a Vázquez Mota una diferencia muy superior a esos márgenes sobre Cordero y Santiago Creel, quien aparece en segundo lugar, y la posibilidad de que la ex diputada se quede con la candidatura que, a decir de altos dirigentes panistas, está cada vez más cierta.
La gran pregunta es si efectivamente, la profecía autorrealizable de Vázquez Mota se concretará. Expertos en opinión pública señalan que aún cuando las mediciones no hubieran reflejado con precisión el sentir de los panistas, la diferencia porcentual es tan grande que no dudan de que será ella quien obtenga la candidatura en la primera vuelta.
Los corderistas lo refutan con el argumento de que pese a que el padrón de panistas acaricia los dos millones de personas, se espera que el próximo domingo, que hay puente, sólo salgan a votar 300 mil. En las cifras más optimistas, el voto panista no se anticipa superior a los 450 mil.
En las anteriores elecciones para candidato presidencial, el voto se había repartido aproximadamente en partes iguales entre militantes y adherentes, repartidos en porcentajes de 30 y 70% respectivamente. Actualmente, de acuerdo con estrategas panistas, la composición da un 80% de adherentes, por las adhesiones hechas en este gobierno a través de los delegados federales. Si se aplica la lógica de lealtades hacia el presidente Felipe Calderón, el voto de los adherentes será por Cordero.
Sin embargo, las categorías de análisis del viejo sistema político mexicano no funcionan dentro del PAN. Es por lo mismo que el aparato burocrático del PAN, volcado hacia Cordero a través de los gobernadores, no necesariamente votaría por el delfín, aunque Calderón tiene un nivel de aprobación de casi 90% entre panistas. Pero además, existe información que panistas de la estructura, que tienen recursos de los gobernadores para apoyar a Cordero, se sumaron a Vázquez Mota.
Si esto se traduce en votos, Vázquez Mota puede esperar una victoria aplastante sobre sus adversarios, que es lo que piensan algunos de sus operadores, que ni siquiera creen que habrá segunda vuelta. Vázquez Mota reclutó a los operadores de Calderón en la campaña presidencial de 2006, que le han entregado respaldos en el norte y el centro del país. Inclusive en Puebla, donde la extrema derecha se había sumado originalmente con Cordero, está dividida.
En el equipo de Cordero calculan que nadie ganará en la primera vuelta, y que en la segunda el delfín capturará la candidatura. La posibilidad de no ganar en la primera vuelta es un mal escenario para Vázquez Mota, entre cuyos cercanos admiten que si eso sucediera, la idea de que no era una aspirante tan fuerte y que no es a quien promovió el Presidente, provocaría una cascada de respaldo a Cordero en la segunda.
La forma como se están golpeando los equipos de Vázquez Mota y Cordero sugiere que ninguno de los dos está seguro de la victoria aunque digan lo contrario y que la victoria dependerá de varios factores: la participación, las lealtades del aparato y si la popularidad del Presidente entre los panistas puede ser transferido a su delfín.
De esta manera, si la respuesta es sí a estos considerandos, Cordero se elevará con el triunfo. Si las respuestas son negativas, Vázquez Mota será la candidata.
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