Mancera y Barrales: Las diferencias

Rubén Cortés

Los quórums en los registros de Alejandra Barrales y Miguel Mancera como precandidatos al GDF demostraron que la pugna interna del PRD enfrentará dos visiones de nuestra política: la tradicional, representada por ella, y la moderna, simbolizada por él.

La política tradicional: de raíz priista, perfeccionada en más de siete décadas y asentada en el control del aparato partidista, el corporativismo y la cooptación, atada a dogmatismos políticos y liderazgos tradicionales.

La política moderna: desideologizada, menos anclada en el pasado, mediática, personificada por políticos hechos a sí mismos en la eficacia de su labor como funcionarios y, por tanto, muy conocidos por los electores.

Al registro de Barrales acudieron Alejandro López Villanueva, alias El Grandote, jefe de Los Panchos Villa; las lideresas de vendedores ambulantes Alejandra Rosete (Tepito) y Esther Chavarría (Izazaga) y el delegado del PT en el DF, Adolfo Orive.

Nadie mejor que Orive representa el pasado: El PT elogió en diciembre al fallecido sátrapa norcoreano Kim Jong como “líder sabio y ejemplar”. En Norcorea, una dictadura desde 1948, al menos un familiar del 23 por ciento de los hombres, y del 37 por ciento de las mujeres, ha muerto de hambre.

Barrales, aunque desde que en 2009 asumió la presidencia de la ALDF se reinventó con éxito un perfil político más diverso, proviene de la política clientelar, basada en el clientelismo, las alianzas de coyuntura, los cabildeos de las tribus y el manejo de la base social y los recursos públicos.

Al registro de Mancera llegaron representantes de la izquierda moderna, capaz de construir instituciones y ampliar el régimen de derechos y libertades, además de portavoces de la izquierda vieja y del sindicalismo.

En lo político, sobresalió el líder de los diputados federales del PRD Armado Ríos Píter, y cercano a Marcelo Ebrard; en lo académico, René Drucker, coordinador de investigación científica en la UNAM y hombre de confianza del rector José Narro.

También estuvieron el ex Procurador capitalino Bernardo Bátiz, miembro del “gobierno legítimo” de AMLO, y Enrique Hanff, dirigente del Sindicato de Trabajadores del GDF. Incluso, el panista Javier Lozano, no contuvo la tentación de elogiarlo ayer:

“Mancera fue un Procurador serio y eficaz”.

Mancera, quien no es militante del PRD, cuenta con el abanico más plural que ha tenido algún candidato en nuestra democracia, porque es un candidato ciudadano auténtico.

Pero el “fenómeno Mancera” es mucho más amplio: demuestra que ahora los ciudadanos votan cada vez más por personajes que por los partidos, y reconocen y premian la gestión de los candidatos.

Y tiene, además, un mérito histórico: antes de que él llegara a la Procuraduría, la gente abandonaba el DF por inseguro; ahora la gente viene a vivir al DF… porque es seguro.

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