La encuesta de las izquierdas

Incertidumbre por los resultados
Impugnar, en el ambiente

Miguel Ángel Velázquez / Ciudad Perdida


En la noche del último día de la encuesta con la que se decidirá quién es el candidato de las izquierdas para suceder a Marcelo Ebrard en la jefatura de Gobierno del DF, el atole ya se les había hecho bolas en el organismo que organizó la medición y que encabeza Manuel Camacho.

Los rumores de que será imposible, a partir de las encuestas, decidir quién ganó, se esparció tanto en el PRD, como en el PT y el Movimiento Ciudadano. Esto porque, frente a las denuncias de juego sucio que se dieron por todas partes, parece muy difícil dar claridad al ejercicio que sustituyó a la tarea que en el PRD se efectuó para designar a los últimos candidatos a la jefatura de Gobierno capitalina.

Y es muy probable que nadie quede satisfecho con cualquier resultado que se anuncie al final de la semana y se impugne por todos los medios posibles; tal vez por ello cobra fuerza la posibilidad de una segunda vuelta –con una segunda encuesta, ahora entre dos y de la que ya le había hablado a usted– y se convierta en la fórmula que dé alguna certeza a la medición.

Se dice que tanto Alejandra Barrales como Miguel Ángel Mancera mantienen buena ventaja sobre los demás contendientes, y que la diferencia sería tan estrecha que el argumento de una nueva medición, ahora entre dos, no está descartado. Sin embargo, nadie se quiere quedar fuera y los resultados serán rechazados lo mismo por Martí Batres que por Joel Ortega, quien ha denunciado no sólo la desigualdad en la forma, sino también un ejercicio sucio en la contienda.

Así que, si en las izquierdas se temía ir a una elección abierta para evitar los escándalos que la han rodeado, el espectáculo que se promete con las encuestas parece que no desmerecerá. Hay de todo: denuncias por la desaparición de mantas de propaganda, uso de llamadas telefónicas a los hogares de los citadinos para hacer campaña, fuera de los tiempos de silencio propagandístico que se acordaron, y declaraciones de adhesión para alguno de los candidatos por las tribus, también al margen de los acuerdos.

Total, que nadie hizo caso de las reglas y todos habrán de impugnar los acuerdos en los que todos estuvieron de acuerdo. La decisión, entonces, ya se le salió de control a Camacho y nadie sabe qué sucederá, aunque todos han usado lo que pueden para salir avantes. A Barrales, una alianza que le pesa como desprestigio y que fue como un beso del diablo puede ser un lastre que no supere; Mancera no se quedó atrás después del anuncio que Bejarano hizo en su apoyo, y hasta Martí Batres decidió borrar de su memoria los desencuentros con Marcelo Ebrard y recurrir a la jefatura de Gobierno por la bendición de quien fue su jefe.

Para Manuel Camacho es muy importante volver a tomar el timón de este proceso y demostrar qué tanto puede controlar a las tribus perredistas que están en plena guerra, porque después de esto vendrá la gran pelea en la que los que quieren diputaciones, senadurías y delegaciones harán lo suyo para quedarse con un pedazo del pastel, y si no hay control pleno, el tamaño de la rebatinga rebasará, con mucho, la tareas de Camacho.

De pasadita

En la colonia Condesa se estrenó hace algunos meses un restaurante de nombre Bonito, en la avenida Nuevo León, donde la cocina es muy buena, el ambiente de primera, pero el servicio de valet parking deja a quien asiste con el peor sabor de boca, y todas las maravillas del lugar se olvidan frente a la ineficiencia de estos empleados. ¡Lástima!

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