Humberto Moreira sabe que aún fuera del PRI y de alguna manera retirado temporalmente de la política, sus problemas no han terminado por eso del endeudamiento en Coahuila cuando era gobernador, donde encontraron que para elevar el techo de la deuda, su administración firmó documentos falsos por cuando menos dos mil 300 millones de pesos. Moreira está temeroso de que se proceda judicialmente en su contra, por lo que decidió irse de México por un tiempo que no se sabe de cuánto. Dentro del PRI tienen conocimiento de que el ex dirigente se fue a La Habana, donde piensa que los brazos de la justicia no tienen mucho alcance con el régimen de Raúl Castro, aunque habría que recordarle que los cubanos son pragmáticos y ven por sus intereses. Bastaría recordar cómo tuvieron a Carlos Ahumada y cuando pensaron que era conveniente entregarlo al gobierno perredista en el Distrito Federal y quedar bien con Andrés Manuel López Obrador, lo entregaron a la justicia mexicana. Ese episodio le debe servir a Moreira para evaluar bien sus cartas, pese a que varios priístas -como el actual líder del partido, Pedro Joaquín Coldwell- tienen añejas relaciones con el régimen cubano.
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