Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder
Muchos funcionarios públicos han perdido todo pudor. Es una verdad de a kilo que los políticos, en su mayoría, mienten por naturaleza y/o necesidad, pero nunca lo hicieron con tanto cinismo como ahora; si México se convierte en un país de cínicos -que eso han propiciado los gobiernos panistas- que Dios agarre confesados a gobernantes y gobernados, porque sobre la desproporción moral del libre mercado se montará la incredulidad en todo y por todo, la afición por la violencia y la desaparición del rubor y el azoro ante tanta muerte, tanta impunidad, tanta corrupción. Será el pan de cada día vivir con el Jesús en la boca.
El proyecto “madre” del gobierno de Felipe Calderón se montó en el engaño, en la desinformación, en la mentira, de idéntica manera a como Álvaro Obregón estructuró el apoyo de Estados Unidos a su gobierno, lo que ocurrió antes de que el PRI se hiciese con el poder, pero que dejó escuela en el PAN, como hoy constatan y padecen los mexicanos.
Ni el poder de los barones de la droga era tan grande, ni tan disminuidas se encontraban las instituciones republicanas. La percepción del Estado fallido, del vacío de autoridad llegó después, cuando la guerra contra la delincuencia organizada se transformó en un combate contra los fantasmas de quienes instrumentaron las políticas de seguridad y vendieron la idea de crear una secretaría de Seguridad Pública Federal, cuyo costo es enorme, pero con resultados exiguos.
La cereza en el pastel son las declaraciones del titular de esa aberración administrativa y ejecutiva, pues sin detenerse a pensar en las consecuencias inmediatas de su dicho, Genaro García Luna afirma que hay países que están en una situación peor a la mexicana, y otros mejor, lo equivale al proverbio de mal de muchos, consuelo de… A los mexicanos no les interesa que Nicaragua o Haití, El Salvador u Honduras estén en situación precaria, lo que necesitan es la certidumbre de que su nación no padece el síndrome del cangrejo y va pa’tras, como argumenta Denise Dresser que puede ocurrir si el PRI regresa a hacerse cargo e intenta poner orden en el caos dejado por once años de panismo, cuando todavía le quedan 11 meses de mangoneo.
No hay manera de encontrarle datos duros favorables al desempeño de Genaro García Luna, por más que se buscan en un esfuerzo de objetividad. Han convertido a Joaquín El Chapo Guzmán en una leyenda, en “el narcotraficante más poderoso del mundo”, de acuerdo a declaraciones de agencias estadounidenses y el Departamento del Tesoro.
El Chapo es protegido de la DEA y de cuanta otra agencia estadounidense tenga que ver con el dinero negro, el tráfico de armas y el narcotráfico, y acá le hacen el juego para asegurarle fama e impunidad.
Muchos funcionarios públicos han perdido todo pudor. Es una verdad de a kilo que los políticos, en su mayoría, mienten por naturaleza y/o necesidad, pero nunca lo hicieron con tanto cinismo como ahora; si México se convierte en un país de cínicos -que eso han propiciado los gobiernos panistas- que Dios agarre confesados a gobernantes y gobernados, porque sobre la desproporción moral del libre mercado se montará la incredulidad en todo y por todo, la afición por la violencia y la desaparición del rubor y el azoro ante tanta muerte, tanta impunidad, tanta corrupción. Será el pan de cada día vivir con el Jesús en la boca.
El proyecto “madre” del gobierno de Felipe Calderón se montó en el engaño, en la desinformación, en la mentira, de idéntica manera a como Álvaro Obregón estructuró el apoyo de Estados Unidos a su gobierno, lo que ocurrió antes de que el PRI se hiciese con el poder, pero que dejó escuela en el PAN, como hoy constatan y padecen los mexicanos.
Ni el poder de los barones de la droga era tan grande, ni tan disminuidas se encontraban las instituciones republicanas. La percepción del Estado fallido, del vacío de autoridad llegó después, cuando la guerra contra la delincuencia organizada se transformó en un combate contra los fantasmas de quienes instrumentaron las políticas de seguridad y vendieron la idea de crear una secretaría de Seguridad Pública Federal, cuyo costo es enorme, pero con resultados exiguos.
La cereza en el pastel son las declaraciones del titular de esa aberración administrativa y ejecutiva, pues sin detenerse a pensar en las consecuencias inmediatas de su dicho, Genaro García Luna afirma que hay países que están en una situación peor a la mexicana, y otros mejor, lo equivale al proverbio de mal de muchos, consuelo de… A los mexicanos no les interesa que Nicaragua o Haití, El Salvador u Honduras estén en situación precaria, lo que necesitan es la certidumbre de que su nación no padece el síndrome del cangrejo y va pa’tras, como argumenta Denise Dresser que puede ocurrir si el PRI regresa a hacerse cargo e intenta poner orden en el caos dejado por once años de panismo, cuando todavía le quedan 11 meses de mangoneo.
No hay manera de encontrarle datos duros favorables al desempeño de Genaro García Luna, por más que se buscan en un esfuerzo de objetividad. Han convertido a Joaquín El Chapo Guzmán en una leyenda, en “el narcotraficante más poderoso del mundo”, de acuerdo a declaraciones de agencias estadounidenses y el Departamento del Tesoro.
El Chapo es protegido de la DEA y de cuanta otra agencia estadounidense tenga que ver con el dinero negro, el tráfico de armas y el narcotráfico, y acá le hacen el juego para asegurarle fama e impunidad.
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