Frente a la tormenta

José Agustín Ortiz Pinchetti / El Despertar

Nada más desagradable entre los ritos desagradables del fin del año que presentar una imagen edulcorada del futuro por más tormentoso que parezca. Calderón se puede dar ese lujo, así como gastar 5 mil millones de pesos al año en promoverse, pero nosotros en la única oposición verdadera necesitamos ser realistas con una dosis moderada de optimismo.

Las elecciones presidenciales de 2012 constituyen por sí mismas una crisis mayor en el aparato del poder y tendrá repercusiones profundas y múltiples en la organización de la sociedad mexicana y en su destino. La Presidencia de la República es aún la pieza central del sistema político, todos los protagonistas y grupos que luchan por el poder cuyos intereses están afectados por la estructura del poder intentan influir en el resultado. Por primera vez en la historia política del país frente a los partidos convencionales y las elites se ha levantado una organización netamente popular que abarca decenas de miles de células en todo el país y que podría si está madura movilizar a millones de votantes.

Quienes conformamos parte de Morena, estamos conscientes del significado de la prueba suprema que tienen las elecciones presidenciales. Nos hemos preparado 5 años para afrontar la crisis, y debemos prepararnos en los meses siguientes para librar y ganar la campaña presidencial. En contra de nosotros no sólo están partidos conservadores y gran parte de los poderes fácticos, sino la tendencia del pueblo de México al sometimiento. Por siglos los mexicanos han aceptado aquello de que no están para opinar de los grandes asuntos del Estado sino para callar y obedecer, y nosotros pretendemos que la gente deje de ser súbdita y actúe como ciudadanía capaz de tomar el poder y ejercerlo para mejorar sus condiciones de vida.

Debe de quedarnos claro que nosotros no sólo deseamos el poder sino lo queremos para poner en práctica un proyecto de nación distinto al que ha venido operando en 30 años. Nosotros nos proponemos volver a crecer dentro de un sistema de economía de mercado con una firme rectoría del Estado y también comenzar la tarea de redistribución que nunca ha sido eficaz en México. Queremos también completar la transición a la democracia y garantizar la vigencia tanto de la democracia representativa como en la democracia participativa. Morena no es sólo un instrumento para ganar las elecciones destinado a disolverse después de que éstas terminen. Terminado el proceso, suceda lo que suceda en noviembre de 2012, constituiremos una gran asamblea para darnos la forma jurídica y política definitiva.

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