Esterilidad política I

Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder

El dilema para el elector el próximo 1° de julio es serio, diría que de vida o muerte. Los cinco precandidatos anteponen, en sus intereses políticos y en su discurso, la necesidad de satisfacer las exigencias de quienes pueden vetarlos -porque tienen la facultad de hacerlo-, a las propuestas que pudieran resolver de fondo problemas fundamentales de la nación.

La obsesión padecida por los gobernantes mexicanos de obtener, a como dé lugar, el beneplácito y la complacencia de los autoridades de Estados Unidos, ha equivocado el rumbo de este país, al menos desde 1924. Ninguno de los que hoy buscan la silla del águila parece comprenderlo, por consiguiente nada proponen para solucionar los problemas fundamentales, porque las reformas y la transición están pasmadas debido a que se ha enfocado equivocadamente la manera de desatorarlas. No son los partidos ni el Congreso los responsables, sino el equivocar el diagnóstico: destrabar la transición requiere, por donde quiera que se le vea, establecer nuevas reglas del juego en la relación bilateral con la Casa Blanca.

¿Por qué? Porque en su soberbia y en su estúpida intromisión, los estrategas de seguridad regional y nacional de Estados Unidos consideran que pueden determinar mejor lo que conviene a los mexicanos y a la relación bilateral vista desde México, y porque los gobernantes de aquí no han tenido la habilidad para hacerse escuchar y obtener el respaldo popular.

¡Claro que se entrometen! Trascribo parte de un correo que aclara el nivel de intervención en asuntos exclusivos de este país.

“A través de la Freedom of Information Act se obtuvo el reporte oficial de la comida que sostuvieron el 29 de abril de 1996, en la residencia oficial del Gobernador de Texas, George W. Bush, el secretario de Energía de México, Jesús Reyes Heroles González Garza, el secretario de Gobierno de Texas, Tony Garza, y los representantes de la compañías petroleras ENRON, Shell Oil, Hunt Oil, Upham Oil and Gas, Venus Oil, Texaco, Union Pacific, EOTT Energy Corporation, todos ellos pidiendo la privatización del petróleo y la electricidad en México.

“Coordinó esa comida Hesiquio Aguilar de la Parra, asistente para relaciones internacionales de Jesús Reyes Heroles González Garza en la Secretaría de Energía de México. La decisión tomada en esa reunión fue la necesidad de una reforma de PEMEX y la CFE”.

¿Es así como se negocia el destino de México? ¿Es una exigencia de la globalización? ¡Vamos!, los intereses de ambas naciones pueden ser perfectamente compatibles, y tal como Omar Torrijos logró negociar que se regresara a Panamá la hegemonía sobre la administración y los bienes del Canal, o como el gobierno británico debió hacer lo propio con el Canal de Suez, es momento de que el próximo presidente de México recupere la soberanía de la nación y establezca, ya, una nueva relación bilateral con Estados Unidos, de lo contrario la impostura política continuará.

Por eso en Pemex apresuran la entrega de contratos para exploración y explotación de campos maduros, a un costo cuatro veces mayor, y se pospone para la eternidad la nueva refinería.

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