Carlos Ramírez / Indicador Político
Si a estas alturas no adelantan al ganador de las elecciones presidenciales de julio próximo, las encuestas sí aportan elementos para el análisis sereno de las tendencias electorales. Y el primer dato ha comenzado a preocupar en el PRI: La baja de puntos de Enrique Peña Nieto reveló la vulnerabilidad política del tricolor.
Entre otros, la encuesta de Consulta Mitofsky revela otros datos deben apuntarse:
1.- La disminución de votos a favor de Peña Nieto tiene, además de los incidentes negativos, el efecto de la existencia de precandidato único designado en el PRD y de la posición adelantada de Josefina Vázquez Mota en el PAN.
2.- Las encuestas revelan, en información desagregada a interpretada, que la única capaz de disputarle posiciones a Peña es precisamente Vázquez Mota: Peña baja de 44 puntos frente a López Obrador y Santiago Creel/Ernesto Cordero a 39 con la posibilidad de que Vázquez Mota sea la candidata. Y en encuestas cinco puntos no son desdeñables.
3.- La posición de Vázquez Mota se está convirtiendo en un factor de presión sobre Peña Nieto. El dato revelador es que se ha posicionado como la adversaria decisiva, frente al estancamiento de López Obrador y el PRD por la carga negativa de seis años de conflictos y agresiones políticas. El dato estratégico es que Vázquez Mota ha encontrado espacio de contrapunto de Peña Nieto, cuando aún no se decide la candidatura del PAN.
4.- A lo largo de 2011, la imagen de Peña Nieto disminuyó la nada desdeñable cantidad de 9 puntos, al pasar en 2011 de 46 en enero a 37 en diciembre.
5.- Por efecto de los incidentes de noviembre-diciembre, Peña Nieto perdió 4 puntos, bajando 3 en imagen positiva y subiendo uno en imagen negativa.
6.- En las próximas semanas, el PRI y obviamente su candidato Peña Nieto van e enfrentar cuando menos tres tipos de problemas que disminuirán sus espacios en las tendencias electorales: la crítica por la alianza con Elba Esther Gordillo, las fracturas internas en los PRI estatales en las zonas tradicionales de reserva de votos y la carga negativa del pasado de represión, corrupción y empobrecimiento de la sociedad.
Las encuestas electorales se han convertido en un aviso político para el PAN, no tanto por el porcentaje de tendencia de votos sino porque han perfilado ya la única personalidad que pudiera competirle a Peña Nieto: Josefina Vázquez Mota.
Lo malo, sin embargo, es que el proceso interno del PAN ya se convirtió en un
factor de demérito de Vázquez Mota que beneficia al PRI porque la diputada panista con licencia llegaría --de ganar la interna-- a la elección constitucional bastante desgastada por sus propios compañeros de partido.
Si el proceso interno del PAN se lleva a las fechas últimas, el ganador o la ganadora habrá perdido no sólo tiempo sino fuerza política por la fase de desgaste personal en la que ha entrado la competencia. Los ataques de Cordero contra Vázquez Mota benefician al PRI porque le hacen el trabajo de trinchera para debilitar a la figura mejor posesionada en las tendencias de voto.
La figura política de Peña Nieto ha comenzado a registrar la pérdida de dinamismo por razones varias: El desgaste propio de una precandidatura perfilada con bastante anticipación, los temores de los grupos de poder priístas de ver regresar con Peña Nieto el viejo autoritarismo presidencialista piramidal y por tanto el dedo de oro a la hora de las candidaturas, la exclusión de grupos priístas no mexiquenses y, sobre todo, los errores atribuibles al propio precandidato priísta que ha basado su campaña no en una estrategia política integral sino sólo en las encuestas y en la televisión.
El plan priísta para posicionar a Peña Nieto ya como precandidato único se frustró por los incidentes en la feria del libro de Guadalajara y lo dejó sin un instrumento político programado con anticipación: Su libro México, la gran esperanza. La estrategia planeada fue la usar el libro como proyecto de programa de gobierno y se había organizado presentarlo en toda la república como eventos no políticos y evitar así problemas con el IFE.
Sin embargo, el libro quedó hecho cenizas en Guadalajara y ahora las presentaciones de Peña Nieto han quedado sólo en reuniones con priístas, aunque en cada plaza ha tenido que darle espacio a figuras priístas quemadas por conflictos locales; de hecho, en las giras del precandidato oficial priísta han reaparecido priístas que confirman el hecho de que el nuevo PRI es el mismo PRI de siempre, el de los pasivos políticos.
Asimismo, el PRI ya no tiene tiempo para resolver los conflictos internos en estructuras partidistas locales. Hasta ahora se perciben fracturas priístas en estados importantes por su reserva de votos: Oaxaca, Puebla, Jalisco, Chiapas, Morelos, Distrito Federal, Tabasco, Quintana Roo.
Y tampoco hay que descartar fricciones paradójicamente en el PRI del Estado de México, donde el gobernador Eruviel Avila ha comenzado a despintar las posiciones peñistas locales; algunos colaboradores del nuevo mandatario mexiquense han deslizado la versión de que el Gobierno estatal sería el primero en padecer el brazo autoritario del presidencialismo peñista de la destitución porque se trató de una posición no de grupo sino de elusión del conflicto; en el equipo mexiquense de Peña hay la certeza de que le van a pasar la cuenta a Eruviel Ávila de haber amenazado con irse como candidato de la oposición perredista si el PRI le negaba la nominación.
Las encuestas, los reacomodos conflictivos de poder en el PRI, la reaparición de figuras negativas priístas y la posibilidad de que la candidata del PAN sea Vázquez Mota son los primeros avisos de que el PRI aún no gana las elecciones. Y falta aún la capacidad operativa de Calderón como panista.
Si a estas alturas no adelantan al ganador de las elecciones presidenciales de julio próximo, las encuestas sí aportan elementos para el análisis sereno de las tendencias electorales. Y el primer dato ha comenzado a preocupar en el PRI: La baja de puntos de Enrique Peña Nieto reveló la vulnerabilidad política del tricolor.
Entre otros, la encuesta de Consulta Mitofsky revela otros datos deben apuntarse:
1.- La disminución de votos a favor de Peña Nieto tiene, además de los incidentes negativos, el efecto de la existencia de precandidato único designado en el PRD y de la posición adelantada de Josefina Vázquez Mota en el PAN.
2.- Las encuestas revelan, en información desagregada a interpretada, que la única capaz de disputarle posiciones a Peña es precisamente Vázquez Mota: Peña baja de 44 puntos frente a López Obrador y Santiago Creel/Ernesto Cordero a 39 con la posibilidad de que Vázquez Mota sea la candidata. Y en encuestas cinco puntos no son desdeñables.
3.- La posición de Vázquez Mota se está convirtiendo en un factor de presión sobre Peña Nieto. El dato revelador es que se ha posicionado como la adversaria decisiva, frente al estancamiento de López Obrador y el PRD por la carga negativa de seis años de conflictos y agresiones políticas. El dato estratégico es que Vázquez Mota ha encontrado espacio de contrapunto de Peña Nieto, cuando aún no se decide la candidatura del PAN.
4.- A lo largo de 2011, la imagen de Peña Nieto disminuyó la nada desdeñable cantidad de 9 puntos, al pasar en 2011 de 46 en enero a 37 en diciembre.
5.- Por efecto de los incidentes de noviembre-diciembre, Peña Nieto perdió 4 puntos, bajando 3 en imagen positiva y subiendo uno en imagen negativa.
6.- En las próximas semanas, el PRI y obviamente su candidato Peña Nieto van e enfrentar cuando menos tres tipos de problemas que disminuirán sus espacios en las tendencias electorales: la crítica por la alianza con Elba Esther Gordillo, las fracturas internas en los PRI estatales en las zonas tradicionales de reserva de votos y la carga negativa del pasado de represión, corrupción y empobrecimiento de la sociedad.
Las encuestas electorales se han convertido en un aviso político para el PAN, no tanto por el porcentaje de tendencia de votos sino porque han perfilado ya la única personalidad que pudiera competirle a Peña Nieto: Josefina Vázquez Mota.
Lo malo, sin embargo, es que el proceso interno del PAN ya se convirtió en un
factor de demérito de Vázquez Mota que beneficia al PRI porque la diputada panista con licencia llegaría --de ganar la interna-- a la elección constitucional bastante desgastada por sus propios compañeros de partido.
Si el proceso interno del PAN se lleva a las fechas últimas, el ganador o la ganadora habrá perdido no sólo tiempo sino fuerza política por la fase de desgaste personal en la que ha entrado la competencia. Los ataques de Cordero contra Vázquez Mota benefician al PRI porque le hacen el trabajo de trinchera para debilitar a la figura mejor posesionada en las tendencias de voto.
La figura política de Peña Nieto ha comenzado a registrar la pérdida de dinamismo por razones varias: El desgaste propio de una precandidatura perfilada con bastante anticipación, los temores de los grupos de poder priístas de ver regresar con Peña Nieto el viejo autoritarismo presidencialista piramidal y por tanto el dedo de oro a la hora de las candidaturas, la exclusión de grupos priístas no mexiquenses y, sobre todo, los errores atribuibles al propio precandidato priísta que ha basado su campaña no en una estrategia política integral sino sólo en las encuestas y en la televisión.
El plan priísta para posicionar a Peña Nieto ya como precandidato único se frustró por los incidentes en la feria del libro de Guadalajara y lo dejó sin un instrumento político programado con anticipación: Su libro México, la gran esperanza. La estrategia planeada fue la usar el libro como proyecto de programa de gobierno y se había organizado presentarlo en toda la república como eventos no políticos y evitar así problemas con el IFE.
Sin embargo, el libro quedó hecho cenizas en Guadalajara y ahora las presentaciones de Peña Nieto han quedado sólo en reuniones con priístas, aunque en cada plaza ha tenido que darle espacio a figuras priístas quemadas por conflictos locales; de hecho, en las giras del precandidato oficial priísta han reaparecido priístas que confirman el hecho de que el nuevo PRI es el mismo PRI de siempre, el de los pasivos políticos.
Asimismo, el PRI ya no tiene tiempo para resolver los conflictos internos en estructuras partidistas locales. Hasta ahora se perciben fracturas priístas en estados importantes por su reserva de votos: Oaxaca, Puebla, Jalisco, Chiapas, Morelos, Distrito Federal, Tabasco, Quintana Roo.
Y tampoco hay que descartar fricciones paradójicamente en el PRI del Estado de México, donde el gobernador Eruviel Avila ha comenzado a despintar las posiciones peñistas locales; algunos colaboradores del nuevo mandatario mexiquense han deslizado la versión de que el Gobierno estatal sería el primero en padecer el brazo autoritario del presidencialismo peñista de la destitución porque se trató de una posición no de grupo sino de elusión del conflicto; en el equipo mexiquense de Peña hay la certeza de que le van a pasar la cuenta a Eruviel Ávila de haber amenazado con irse como candidato de la oposición perredista si el PRI le negaba la nominación.
Las encuestas, los reacomodos conflictivos de poder en el PRI, la reaparición de figuras negativas priístas y la posibilidad de que la candidata del PAN sea Vázquez Mota son los primeros avisos de que el PRI aún no gana las elecciones. Y falta aún la capacidad operativa de Calderón como panista.
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