En el PAN siguen nerviosos porque sienten que tener aún sin definir su candidatura presidencial los coloca en desventaja -por cuanto a foco y consolidación de equipos- frente al PRI y el PRD, por lo que llevan casi un mes debatiendo sobre la necesidad de realizar una encuesta para decidir quién de los tres aspirantes debería bajarse para que los militantes y la población abierta pudiera enfocarse únicamente en dos. Lo que realmente quieren es que sea Santiago Creel quien decline en su lucha, no porque sus números vayan bien sino por razones menos democráticas y justas: ni es el delfín presidencial como Ernesto Cordero, ni representa una candidatura mediáticamente muy atractiva como Josefina Vázquez Mota. Creel, sin embargo, ha dicho que no se bajará, y no saben las dirigencias panistas cómo hacerle. Tienen a su favor que quien está presionando por este camino no se encuentra en Los Pinos, sino, dicen los que saben, en el cuartel de campaña de Vázquez Mota. En efecto, explican, a ella es a quien más le conviene que salga Creel de la contienda para que el voto anti Felipe Calderón se concentre en ella sola y no en dos aspirantes, lo que convendría a Cordero. Por lo mismo, la permanencia de Creel ayuda a Cordero, pues ese voto de castigo al Presidente, que le impacta a él, se repartirá en dos.
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