En 11 años El Chapo Guzmán pasó de ser un preso al capo más poderoso y uno de los más ricos del mundo
Según Washington, el líder del cártel de Sinaloa es el capo más poderoso del mundo
Joaquín El Chapo Guzmán: 11 años prófugo, rico y fortalecido
Su evasión vulneró un sistema carcelario considerado incorruptible y a prueba de escapes
Gustavo Castillo García / La Jornada
Joaquín El Chapo Guzmán Loera se transformó en 11 años de narcotraficante caído en desgracia (preso en un penal de máxima seguridad, su organización disminuida y su principal socio, Luis Héctor El Güero Palma Salazar, detenido), en el capo más poderoso del mundo, según autoridades de Estados Unidos, y en uno de los hombres más influyentes del planeta, a decir de la revista Forbes.
Con paciencia, a lo largo de ocho años de encarcelamiento, tejió complicidades y preparó la fantástica fuga que le permitiría salir del penal de máxima seguridad de Puente Grande, en Jalisco, el 19 de enero de 2001. En libertad, se asoció con Ismael El Mayo Zambada y Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, dos de los principales jefes del tráfico de drogas en México, con contactos en Colombia, Estados Unidos y Europa.
Esa sociedad le ha permitido enfrentar y en algunos casos destruir –en paralelo a las embestidas gubernamentales de los gobiernos panistas–, grupos que históricamente habían sido sus rivales, como los Arellano Félix o, con los cuales rompió relaciones, como aconteció con los cárteles de Juárez y de los Beltrán Leyva.
Con su evasión, Guzmán Loera puso en evidencia la vulnerabilidad de un sistema carcelario que se consideraba incorruptible y a prueba de fugas. También, en 11 años, la voracidad de su organización, al mismo tiempo que las cruzadas o guerras contra el trasiego de enervantes de los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, modificaron el mapa de las operaciones del narcotráfico en México.
Confrontaciones internas, asesinatos o detenciones de capos facilitaron la invasión de territorios por el cártel de Sinaloa, como se conoce a la organización que dirigen El Chapo, El Mayo y El Azul. Ello también propició el surgimiento de grupos como Los Zetas, los Beltrán Leyva (también llamado del Pacífico Sur), Los Caballeros Templarios, el cártel Jalisco Nueva Generación, el Independiente de Acapulco, además de organizaciones regionales que, dependiendo de sus intereses, se unen o rompen con bandas más grandes.
Cambió el mapa del narco
Este 19 de enero se cumplen 11 años de la fuga de Guzmán Loera, tiempo en que el mapa del narcotráfico cambió sustancialmente. En 2001, los hermanos Arellano Félix tenían presencia en 15 entidades; el cártel de Juárez o Carrillo Fuentes en 17 estados; el del Golfo operaba en Nuevo León, y de Tamaulipas a Tabasco y Chiapas. Sinaloa actuaba en cinco estados con la anuencia del cártel de Juárez, señalan documentos elaborados en los primeros tres años de la gestión de Vicente Fox, cuando el encargado de combatir al crimen organizado era el fallecido José Luis Santiago Vasconcelos.
Para 2002 El Chapo Guzmán operaba en 12 estados. Fue un año importante para los grupos dirigidos por sinaloenses: se creó La Federación, con lo que Sinaloa y Juárez suman fuerzas y supuestamente se reparten los territorios.
La sociedad duró dos años, según versiones de fuentes gubernamentales, El Chapo mandó asesinar a Rodolfo Carrillo Fuentes, El Niño de Oro, y la alianza terminó e inició la disputa entre ambos grupos. El Mayo Zambada y El Azul abandonaron el cártel de Juárez, que en los años 90 se convirtió en el grupo más poderoso del país, bajo la batuta de Amado Carrillo Fuentes.
Guzmán Loera nació el 4 de abril 1957 en La Tuna, Sinaloa, y en los albores de la década de 1980 se unió al cártel de Jalisco, dirigido por Miguel Ángel Félix Gallardo, considerado el principal capo de la época. Allí conoció al Güero Palma y a los hermanos Arellano Félix, a decir de funcionarios federales.
En 1989 Félix Gallardo fue detenido y su organización se dividió. Los hermanos Benjamín, Ramón y Eduardo Arellano Félix fundaron el cártel del Pacífico y su principal centro de operaciones fue el estado Baja California. Luis Héctor El Güero Palma Salazar, quien ocupaba una posición de segundo nivel, se asoció entonces con El Chapo Guzmán, uno de los operadores del cártel, tercero en la escala de mando. Así surgió el cártel de Sinaloa, con centros de operación en poblaciones del llamado Triángulo Dorado.
Considerado por autoridades de México y Estados Unidos, como uno de los narcotraficantes más violentos, Guzmán Loera entabló una disputa con los Arellano Félix que tuvo varios episodios sangrientos, como un ataque a la discoteca Christine, en Puerto Vallarta, Jalisco, en noviembre de 1992. Los de Sinaloa intentaron asesinar a Benjamín Arellano.
Luego sucedió el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el 24 de mayo 1993. El prelado se dirigía recoger al nuncio apostólico Girolamo Prigione en el aeropuerto internacional de Guadalajara. Viajaba en un Grand Marquis blanco. En el lugar, se enfrentaron sicarios de los Arellano Félix y de Sinaloa. Los primeros supuestamente confundieron el vehículo del cardenal con el que supuestamente usaba El Chapo Guzmán, y lo abatieron. En el lugar hubo otras seis víctimas.
Guzmán fue detenido el 9 de junio de 1993 en Ciudad Cuauhtémoc, Guatemala, trasladado a México e internado en el penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez. Allí permaneció hasta el 22 de noviembre de 1995, cuando fue trasladado a Puente Grande, donde comenzó a tejer su red de complicidades y a dar cuerpo a una leyenda penitenciaria.
En Puente Grande gozaba de todos los privilegios, al haber convertido a los empleados del Estado en sus empleados, informó la Procuraduría General de la República (PGR) en enero de 2001. Su red incluyó todos los niveles de mando de la prisión. Pagaba hasta 300 mil pesos mensuales a los empleados.
Un kilo de oro
El 13 de enero de 2001, El Chapo ordenó a su gente que estuviera en puntos estratégicos seis días más tarde. Dijo a los encargados de seguridad interna una leyenda que corre en las prisiones mexicanas: el maestro del taller de joyería ha acumulado un kilo de oro y gente de confianza sacará el metal –proveniente de los residuos de los trabajos realizados– en un carrito de lavandería. De hecho, escondido entre colchones, según la versión oficial, Guzmán Loera escapó insólitamente de la cárcel, y a partir de entonces reconstruyó su organización.
En 2005, la PGR registró que el cártel de Sinaloa tenía presencia en 17 estados y se daba una asociación entre otros grupos: el Golfo ya sin Osiel Cárdenas pero con su brazo armado, Los Zetas, emergió en 21 entidades y sumó fuerzas con los Arellano Félix, quienes habían reducido su presencia a cuatro estados.
Ese año la organización Carrillo Fuentes tenía presencia en 21 entidades y Los Valencia perdieron un territorio. Los Amezcua ya no existían. El grupo de los Díaz Parada comenzaba a extinguirse.
Para 2011, el cártel de Juárez existía en Sinaloa, Coahuila, Durango y Chihuahua, informó la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo).
Según el gobierno, Los Zetas abarcan hoy desde Nuevo León y Tamaulipas, en el noreste, hasta Quintana Roo; tienen células en Oaxaca, Guerrero, Zacatecas, Hidalgo, Querétaro, San Luis Potosí, Aguascalientes, Michoacán, Jalisco, Nayarit, Colima y Baja California, así como en Coahuila. Funcionarios federales han señalado que se han expandido a Europa y África mediante su sociedad con la organización italiana calabresa conocida como N’drangheta; en América Central tienen presencia en Honduras, El Salvador, Guatemala y Belice.
En tanto, Sinaloa tiene presencia en Baja California, Baja California Sur, Durango, Coahuila, Sonora, Chihuahua, Jalisco, Colima, Nayarit, Morelos, Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Quintana Roo y Chiapas, según la Siedo. Autoridades estadunidenses han compartido a funcionarios mexicanos que este grupo introduce 65 por ciento de la cocaína y drogas sintéticas que ingresan ilegalmente en ese país, y consideran que tiene ramificaciones en Honduras, Argentina, Venezuela, Costa Rica, así como en España, China e India: en estas dos últimas obtiene precursores químicos para producir drogas sintéticas.
Joaquín El Chapo Guzmán: 11 años prófugo, rico y fortalecido
Su evasión vulneró un sistema carcelario considerado incorruptible y a prueba de escapes
Gustavo Castillo García / La Jornada
Joaquín El Chapo Guzmán Loera se transformó en 11 años de narcotraficante caído en desgracia (preso en un penal de máxima seguridad, su organización disminuida y su principal socio, Luis Héctor El Güero Palma Salazar, detenido), en el capo más poderoso del mundo, según autoridades de Estados Unidos, y en uno de los hombres más influyentes del planeta, a decir de la revista Forbes.
Con paciencia, a lo largo de ocho años de encarcelamiento, tejió complicidades y preparó la fantástica fuga que le permitiría salir del penal de máxima seguridad de Puente Grande, en Jalisco, el 19 de enero de 2001. En libertad, se asoció con Ismael El Mayo Zambada y Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, dos de los principales jefes del tráfico de drogas en México, con contactos en Colombia, Estados Unidos y Europa.
Esa sociedad le ha permitido enfrentar y en algunos casos destruir –en paralelo a las embestidas gubernamentales de los gobiernos panistas–, grupos que históricamente habían sido sus rivales, como los Arellano Félix o, con los cuales rompió relaciones, como aconteció con los cárteles de Juárez y de los Beltrán Leyva.
Con su evasión, Guzmán Loera puso en evidencia la vulnerabilidad de un sistema carcelario que se consideraba incorruptible y a prueba de fugas. También, en 11 años, la voracidad de su organización, al mismo tiempo que las cruzadas o guerras contra el trasiego de enervantes de los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, modificaron el mapa de las operaciones del narcotráfico en México.
Confrontaciones internas, asesinatos o detenciones de capos facilitaron la invasión de territorios por el cártel de Sinaloa, como se conoce a la organización que dirigen El Chapo, El Mayo y El Azul. Ello también propició el surgimiento de grupos como Los Zetas, los Beltrán Leyva (también llamado del Pacífico Sur), Los Caballeros Templarios, el cártel Jalisco Nueva Generación, el Independiente de Acapulco, además de organizaciones regionales que, dependiendo de sus intereses, se unen o rompen con bandas más grandes.
Cambió el mapa del narco
Este 19 de enero se cumplen 11 años de la fuga de Guzmán Loera, tiempo en que el mapa del narcotráfico cambió sustancialmente. En 2001, los hermanos Arellano Félix tenían presencia en 15 entidades; el cártel de Juárez o Carrillo Fuentes en 17 estados; el del Golfo operaba en Nuevo León, y de Tamaulipas a Tabasco y Chiapas. Sinaloa actuaba en cinco estados con la anuencia del cártel de Juárez, señalan documentos elaborados en los primeros tres años de la gestión de Vicente Fox, cuando el encargado de combatir al crimen organizado era el fallecido José Luis Santiago Vasconcelos.
Para 2002 El Chapo Guzmán operaba en 12 estados. Fue un año importante para los grupos dirigidos por sinaloenses: se creó La Federación, con lo que Sinaloa y Juárez suman fuerzas y supuestamente se reparten los territorios.
La sociedad duró dos años, según versiones de fuentes gubernamentales, El Chapo mandó asesinar a Rodolfo Carrillo Fuentes, El Niño de Oro, y la alianza terminó e inició la disputa entre ambos grupos. El Mayo Zambada y El Azul abandonaron el cártel de Juárez, que en los años 90 se convirtió en el grupo más poderoso del país, bajo la batuta de Amado Carrillo Fuentes.
Guzmán Loera nació el 4 de abril 1957 en La Tuna, Sinaloa, y en los albores de la década de 1980 se unió al cártel de Jalisco, dirigido por Miguel Ángel Félix Gallardo, considerado el principal capo de la época. Allí conoció al Güero Palma y a los hermanos Arellano Félix, a decir de funcionarios federales.
En 1989 Félix Gallardo fue detenido y su organización se dividió. Los hermanos Benjamín, Ramón y Eduardo Arellano Félix fundaron el cártel del Pacífico y su principal centro de operaciones fue el estado Baja California. Luis Héctor El Güero Palma Salazar, quien ocupaba una posición de segundo nivel, se asoció entonces con El Chapo Guzmán, uno de los operadores del cártel, tercero en la escala de mando. Así surgió el cártel de Sinaloa, con centros de operación en poblaciones del llamado Triángulo Dorado.
Considerado por autoridades de México y Estados Unidos, como uno de los narcotraficantes más violentos, Guzmán Loera entabló una disputa con los Arellano Félix que tuvo varios episodios sangrientos, como un ataque a la discoteca Christine, en Puerto Vallarta, Jalisco, en noviembre de 1992. Los de Sinaloa intentaron asesinar a Benjamín Arellano.
Luego sucedió el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el 24 de mayo 1993. El prelado se dirigía recoger al nuncio apostólico Girolamo Prigione en el aeropuerto internacional de Guadalajara. Viajaba en un Grand Marquis blanco. En el lugar, se enfrentaron sicarios de los Arellano Félix y de Sinaloa. Los primeros supuestamente confundieron el vehículo del cardenal con el que supuestamente usaba El Chapo Guzmán, y lo abatieron. En el lugar hubo otras seis víctimas.
Guzmán fue detenido el 9 de junio de 1993 en Ciudad Cuauhtémoc, Guatemala, trasladado a México e internado en el penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez. Allí permaneció hasta el 22 de noviembre de 1995, cuando fue trasladado a Puente Grande, donde comenzó a tejer su red de complicidades y a dar cuerpo a una leyenda penitenciaria.
En Puente Grande gozaba de todos los privilegios, al haber convertido a los empleados del Estado en sus empleados, informó la Procuraduría General de la República (PGR) en enero de 2001. Su red incluyó todos los niveles de mando de la prisión. Pagaba hasta 300 mil pesos mensuales a los empleados.
Un kilo de oro
El 13 de enero de 2001, El Chapo ordenó a su gente que estuviera en puntos estratégicos seis días más tarde. Dijo a los encargados de seguridad interna una leyenda que corre en las prisiones mexicanas: el maestro del taller de joyería ha acumulado un kilo de oro y gente de confianza sacará el metal –proveniente de los residuos de los trabajos realizados– en un carrito de lavandería. De hecho, escondido entre colchones, según la versión oficial, Guzmán Loera escapó insólitamente de la cárcel, y a partir de entonces reconstruyó su organización.
En 2005, la PGR registró que el cártel de Sinaloa tenía presencia en 17 estados y se daba una asociación entre otros grupos: el Golfo ya sin Osiel Cárdenas pero con su brazo armado, Los Zetas, emergió en 21 entidades y sumó fuerzas con los Arellano Félix, quienes habían reducido su presencia a cuatro estados.
Ese año la organización Carrillo Fuentes tenía presencia en 21 entidades y Los Valencia perdieron un territorio. Los Amezcua ya no existían. El grupo de los Díaz Parada comenzaba a extinguirse.
Para 2011, el cártel de Juárez existía en Sinaloa, Coahuila, Durango y Chihuahua, informó la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo).
Según el gobierno, Los Zetas abarcan hoy desde Nuevo León y Tamaulipas, en el noreste, hasta Quintana Roo; tienen células en Oaxaca, Guerrero, Zacatecas, Hidalgo, Querétaro, San Luis Potosí, Aguascalientes, Michoacán, Jalisco, Nayarit, Colima y Baja California, así como en Coahuila. Funcionarios federales han señalado que se han expandido a Europa y África mediante su sociedad con la organización italiana calabresa conocida como N’drangheta; en América Central tienen presencia en Honduras, El Salvador, Guatemala y Belice.
En tanto, Sinaloa tiene presencia en Baja California, Baja California Sur, Durango, Coahuila, Sonora, Chihuahua, Jalisco, Colima, Nayarit, Morelos, Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Quintana Roo y Chiapas, según la Siedo. Autoridades estadunidenses han compartido a funcionarios mexicanos que este grupo introduce 65 por ciento de la cocaína y drogas sintéticas que ingresan ilegalmente en ese país, y consideran que tiene ramificaciones en Honduras, Argentina, Venezuela, Costa Rica, así como en España, China e India: en estas dos últimas obtiene precursores químicos para producir drogas sintéticas.
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