El tener mal carácter aumenta riesgo de sufrir un infarto cardiaco

Tener mal carácter tiene varias consecuencias indeseadas. Entre ellas un mayor riesgo cardiaco.

Agencias


Esa es la conclusion que muestra un estudio médico publicado en la revista especializada Hypertension: Journal of the American Heart Association. “Las personas que tienden a ser competitivas y están más dispuestas a pelear por sus propios intereses tienen paredes arteriales más gruesas, algo que representa un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares”, resumió la doctora Angelina Sutin, del equipo del Instituto Nacional del Envejecimiento (Estados Unidos).

Dos grandes peligros

Tanto el ataque cardíaco como los accidentes cerebrovasculares constituyen emergencias médicas que -de no atenderse rápidamente- – pueden generar daños permanentes y la muerte.

El ataque cardíaco sucede cuando la sangre no llega a una parte del corazón porque un coágulo bloquea una de las arterias que lo irrigan. Las células dejan de recibir oxígeno y nutrientes y, por ese motivo, sufren daños y pueden morir. Por otro lado, el accidente cerebrovascular ocurre cuando un vaso sanguíneo del cerebro está bloqueado por un coágulo o se derrama sangre a través de él. Como consecuencia, las neuronas no reciben el flujo sanguíneo y comienzan a sufrir perjuicios.

La ventaja de ser amigable

Para averiguar el posible efecto de la personalidad sobre la salud cardiovascular, los autores del estudio trabajaron analizando la salud de 5.614 personas de entre 14 y 94 años. Cada voluntario contestó un cuestionario destinado a evaluar su personalidad. A su vez, a través de un sistema de ultrasonido Sutin midió el grueso de sus arterias carótidas en cinco puntos del cuello. Estas pruebas se realizaron al comenzar el estudio y se repitieron tres años después.

Sutin aclaró que las personas amigables tienden a “ser confiadas, directas y a mostrar preocupación por los otros. Por otro lado, la gente antagónica es más desconfiada, escéptica, cínica, manipuladora, egocéntrica, arrogante y rápida para expresar su enojo”.

La investigadora dijo que “tanto al comenzar la investigación como tres años después, los voluntarios con personalidad antagonista mostraron paredes arteriales más gruesas”. De hecho, las personas más antagonistas de todas tenían un riesgo 40% mayor de desarrollar un grosor arterial elevado.

Sutin concluyó que los médicos deberían tener en cuenta ciertos aspectos de la personalidad al analizar factores de riesgo cardiovasculares como el tabaquismo, peso, colesterol y diabetes.

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