El mito de las redes sociales y las elecciones de 2012

Jorge Diaz

Leyendo al analista Roger Hardy, autor de “La rebelión musulmana: un viaje por el Islam político”, en su calidad de investigador visitante en el Centro de Estudios Internacionales de la London School of Economics; quien explica los mitos sobre la “primavera árabe”, me detuve sobre uno de los cinco mitos que menciona, por la cercanía de las elecciones presidenciales en México y el supuesto protagonismo anunciado de las redes sociales: “Es el momento de la generación Facebook”. Cabe mencionar que se incluye a Twitter en la reflexión del analista. Para desarrollar las dudas que tengo sobre el protagonismo que probablemente tendrán las redes sociales en las elecciones en México este año, me permito mencionar las conclusiones de Roger Hardy:

- Las protestas se vertebraron a través de las principales redes sociales, Facebook y Twitter.

- Por las características de estos canales de comunicación fueron los más jóvenes los que más tiempo dedicaron a difundir las protestas y a convocar a más y más gente a participar.

- Los jóvenes activistas que desataron la primavera árabe tuvieron que admitir que no han sido sus principales beneficiarios.

- Carecen de una base de seguimiento sólida, que al final es más importante.



Por lo anterior, lo que podría verse en México desde esta novedosa herramienta de comunicación en 2012 sería un esfuerzo prácticamente inútil, fácilmente manipulable o enteramente secuestrable y al servicio de intereses de cualquier índole; excepto, para el beneficio de las masas.

¿Qué pasaría si los políticos ignoraran está poderosa arma de influencia? Estarían en grave riesgo de perder sus posiciones, por tanto no la ignorarán. Entonces qué pasará, si a sabiendas de que lo que se genere en las redes, no tendrá una verdadera repercusión en sus funciones a la hora de lograr sus objetivos, pues estarán libres de la rendición de cuentas para con esos ayudantes de su triunfo, debido a la ausencia estructural. Quienes contribuyan a la victoria de un candidato u otro, no tienen posibilidad de un reclamo formal y una presión tal, que permitiera asegurar que efectivamente ningún político o gobierno se puede escapar de sus garras (por lo visto inexistentes), por tanto éstos (los actores políticos), lo utilizarán a sus anchas para llevarse la corona, seguros de no tener que cumplir con nada ni nadie.

El activismo genuino, sin compromisos y preocupado en que nuestro país mejore, indudablemente existe en Twitter y Facebook, pero el activismo político de origen partidista y de gobierno, disfrazado de personajes que van desde caricaturas hasta fotos falsas y leyendas (algunas cursis y otras incendiarias) también es real, y lo peor de todo es que son válidas por la naturaleza de las herramientas de comunicación mencionadas, de ahí el riesgo a la desinformación y manipulación.

Mucha ha sido la publicidad que en los medios de comunicación se ha dado a la relevancia que cobraron las redes en la “primavera árabe”; por tanto, cada vez son más los mexicanos que recurren a ella en busca de una luz, normar criterio o simplemente hacer bola, ir con la corriente, lo que convierte al usuario en una presa potencial de los intereses no tan genuinos o por lo menos de intereses ajenos al espíritu de la red.

Además de los esfuerzos que lleven a cabo; desde sus estructuras partidistas y “Call Centers” dedicados a las redes sociales, los políticos de colmillo largo quizá intenten “seducir” a líderes de opinión en las redes, para que sean éstos quienes induzcan o inviten a votar por tal o cual; infundiendo rumores, inyectando odio y/o vistiendo “propósitos oscuros” con pinta de “voces libres”. Estos líderes de opinión, seguramente serán convencidos de estar haciendo lo correcto por la seguridad que les brinda la idea de infalibilidad del vehículo (las redes) y estar haciendo historia, pero después ¿qué?

Es innegable que con voluntad “tuitera” se podría hacer de la candidatura de Peña Nieto el globo más desinflado jamás visto, de Andrés Manuel un candidato a la canonización y de Josefina una lavadora de dos patas, hasta podrían hacer emerger una figura como la de Cantinflas a la hora de la elección, pero ¿sabrán por qué lo están haciendo? ¿A qué impulsos respondieron? ¿Debido a qué factores de influencia y/o manipulación se fueron hacia un lado y no al otro? ¿A quién hundieron y a quién ungieron? ¿Para qué?

Una vez logrado el objetivo (cualquiera que sea, siempre y cuando sean las redes sociales las que determinen una parte importante en el resultado de la contienda), el punto es: quién le dará seguimiento. La siguiente fase para terminar de empoderar a la ciudadanía, proceso que vienen acelerando Twitter y Facebook en el mundo, es la organización real, física y no virtual, porque basados en la experiencia árabe, de poco está sirviendo.

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