El extraño comportamiento del virus A/H1N1

Javier Flores

Durante la temporada invernal es común que las enfermedades respiratorias aumenten. En todas las familias que conozco, entre noviembre de 2011 y enero de este año ha habido por lo menos un enfermo de influenza o de algún padecimiento bronquial; algunas lectoras y lectores quizá coincidan conmigo. La extensión del número de casos no se refleja con exactitud en el número de consultas en los hospitales y clínicas del sector salud, por lo que puede afirmarse que hay un subregistro. Esto es natural, porque algunos enfermos sanan espontáneamente con los cuidados brindados en el medio familiar, o acudiendo a consulta con algún médico particular, y por esta razón no forman parte de los números de los que disponen las autoridades sanitarias a nivel nacional. Pero el hecho es que en las últimas semanas hemos estado rodeados de personas enfermas de gripa. Lo vemos en el transporte público, en algún seminario académico, en el chico que pone en las bolsas las compras del supermercado… O en nosotros mismos.

Pero, a pesar de que podemos aceptar que existe este subregistro, las cifras oficiales, si bien no brindan exactitud, pueden ser de gran utilidad para conocer las características y la evolución de algunas enfermedades. Uno de los datos más llamativos dados a conocer recientemente por la Secretaría de Salud es que durante este invierno la mayoría de los casos diagnosticados como influenza en México corresponden a la producida por el virus A/H1N1. El mismo que causó una crisis sanitaria en México en 2009. Lo interesante aquí es que, si bien en la temporada invernal en todo el mundo se incrementan los casos de influenza, a diferencia de lo que ocurre en otros países, en México la mayoría están producidos por este agente.

En su reporte más reciente sobre este tema, fechado el 20 de enero, la Organización Mundial de Salud (OMS) es sumamente optimista acerca del comportamiento de la influenza en el mundo, pues muestra que el número de casos en todo el planeta es en general muy bajo, y el tipo de virus comúnmente detectado es el A/H3N2. El reporte indica que la principal excepción es México, donde el agente causante corresponde mayormente al A/H1N1, mientras en el resto del mundo muy pocos casos corresponden a este tipo.

En el hemisferio norte de nuestro continente es donde supuestamente se originó la pandemia de 2009, por lo que conviene examinar lo que ocurre en esta región. En Estados Unidos, de acuerdo con el informe de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), hasta el 14 de enero de 2012 se habían detectado mil 882 enfermos de influenza, aunque la mayoría corresponde al tipo B. Si bien muchos casos se relacionan también con el tipo A, sólo 11.4 por ciento corresponde en ese país al A/H1N1 y no se han reportado muertes.

En Canadá, tomando datos de la OMS, los casos de influenza se han incrementado en algunas regiones, aunque son esporádicos. De los 109 casos confirmados por laboratorio en enero de este año, 77 por ciento corresponden a la influenza tipo A, de los cuales 88 por ciento son de la variedad A/H3N2 y el resto corresponde a otros agentes, incluidos el tipo B y el A/H1N1, lo que muestra que éste no es la variedad mayoritaria. Ha habido 14 hospitalizaciones sin especificar a qué variedad viral corresponden y hasta el momento no hay fallecimientos.

En México, el comunicado de prensa de la Secretaría de Salud del 22 de enero reporta 3 mil 266 casos de enfermedades con características de influenza, de los cuales se han confirmado 637 mediante pruebas de laboratorio. Como se ha dicho, hay una diferencia enorme respecto de lo que pasa en otros países, pues aquí 90 por ciento corresponde al virus A/H1N1, agente que además ya ha producido nueve muertes.

El 23 de abril de 2009 se suspendieron las clases y luego las actividades económicas ante una situación similar a la que vivimos ahora (631 casos confirmados y siete muertes reconocidas oficialmente en esos días). Pero hoy el panorama es muy diferente. Conocemos el agente, se dispone de vacunas y los tratamientos antivirales son efectivos.

En modo alguno quiero decir que nos encontramos hoy ante una emergencia sanitaria como la de 2009, pues las condiciones son muy diferentes. Simplemente es inevitable hacer notar que el virus A/H1N1 tiene un comportamiento sumamente extraño en México. Aquí está vivito y coleando. Lo anterior impone preguntas que son un desafío para las autoridades sanitarias y para la investigación médica y científica. Me gustaría mucho preguntar al secretario de Salud, el maestro en economía Salvador Chertorivski, ¿a qué cree que se deba el comportamiento tan particular que presenta este agente en nuestro país?

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