Davós da voz

Marco A. Flota / Grillotina

¿Qué tenían que hacer tantos políticos mexicanos, simultáneamente, la semana pasada en Suiza?

En otros tiempos se pensaría que fueron a depositar sus ahorros, porque ésa fue costumbre de nuestra vieja clase política.

Pero la banca suiza perdió su prestigio desde que pretendió quedarse con los millones de dólares que se robó Raúl Salinas de Gortari. Perdón: Con los recursos que varios magnates aportaron a don Raúl para un Fondo con el noble fin de crear empleos. Y, efectivamente, crearon empleos para los abogados suizos, gringos y hasta algún mexicano que libraron de la cárcel al hermano ex incómodo.

Pero la semana pasada, decíamos, coincidieron en Davos, Suiza, personajes como:

Ernesto Zedillo, de quien se rumora fue presidente.

Felipe Calderón, quien todavía no se sabe sí es Presidente.

Marcelo Ebrard, quien no será presidente.

Enrique Peña Nieto, quién.... “no lo sé, puede ser, a la mejor, quién sabe”, como diría el señor Mitofsky, director de Encuesta Capulina.

O sea que estaban en Davos, Suiza, todos los peces gordos. Y hasta don Agustín Carstens, quien se cuece aparte (Si lo capturan balleneros japoneses, claro.)

La constelación de políticos mexicanos fue a Davós, porque Davós da voz.

Y es que lo que ahí se dice tiene más repercusión en México que lo que se declare en Parangaricutirimícuaro- abréviese “Paricutín”-, población de Michoacán-pronúnciese “Míchigan”, porque ahí vive la mayoría de los nativos de aquel Estado.

Este año el Foro de Davos fue para el lucimiento de los mexicanos en Suiza.

Entregaron al Presidente Calderón el título de Estadista Global, por encima de Obama, Sarkozy o la señora Merkel, porque ellos no son presidentes de países globeros.

En su discurso de agradecimiento, don Felipe recomendó a los europeos que solucionen su crisis con el remedio que él ha aplicado en México: “Saquen la bazuca” (Estrategia que le funcionó a Calderón con La Quina Hernández, pero no con el Chapo (de la Gordillo y Deschamps después hablamos)

El señor Marcelo Ebrard no estuvo muy a gusto en Davos. Y es que ahí no tienen una pista artificial de hielo para patinar como en el Zócalo. El doctor Zedillo dictó en Davos 2 o 3
conferencias. Y con lo que cobró se hubieran solucionado los problemas de los tarahumaras o rarámuris. Pero Zedillo fue rara avis de la política mexicana.

Y con el esposo de una avis no tan rara, la Gaviota, platicó don Ernesto allá en Davos:

- Doctor Zedillo, soy Peña Nieto...

- Déjeme recordar... ¿nos conocimos en Harvard?

- No, en el Hard Bar, no... creo alguna vez coincidimos en Ox...

- ¿En Oxford?

- No: en un Oxxo, doctor Zedillo...

-Definitivamente no fue en un Oxxo, porque no suelo visitar esos lugares, posiblemente nos encontramos en una biblioteca...

- Yo no suelo visitar esos lugares, don Ernesto...

- Ya.... ¿y a qué se dedica usted, compañero Peña Nieto...?

- Trabajo para recuperar Los Pinos que usted perdió, doctor Zedillo...

- ¡Hijo...!

- Sí, ya lo reconocí aunque nació fuera del matrimonio...

- Eh... fue una expresión de asombro: ¡Hijo, la va usted a tener difícil!


¡RRIINNGG!

-Bueno, Los Pinos...

-¿Cómo le fue al Presidente en Suiza?

-Muy bien, regresó feliz de ver tantas vacas gordas, porque aquí puras flacas...

EPIGRILLO

También Carstens fue a Davos

y comió, sin muchas prisas:

Se agotó, comprenda vos,

agotó enchiladas suizas.

Comentarios