Jorge Fernández Menéndez
Las encuestas han confirmado lo que ya sabíamos desde diciembre. El PRI, con Enrique Peña Nieto, sigue teniendo una amplia ventaja y los errores de campaña, algunos de ellos graves, del mes pasado, aparentemente no han tenido un costo en expectativas de votos aunque sí en las percepciones negativas de su candidato. López Obrador tiene al PRD, el PT y Convergencia, según la encuesta de Ulises Beltrán y Asociados, en su histórico 24%, y por lo tanto lo mantiene en la batalla. Y en el PAN, que se conserva también en 26%, que suele ser su piso electoral en el terreno nacional, la distancia interna entre Josefina Vázquez Mota y los otros dos precandidatos, Santiago Creel y Ernesto Cordero, se sigue ampliando en forma notable: poco más de 60% contra 11 puntos del ex secretario de Hacienda. Pero con una novedad que no es menor: en el ámbito nacional, en la evaluación de imagen y conocimiento que hace Ulises Beltrán, Vázquez Mota queda como la mejor evaluada, por encima de Peña Nieto y López Obrador.
Dos a uno estaría venciendo Peña a sus contrincantes de ser hoy la elección. Sin embargo, como decíamos, el priista tiene que cuidar, sobre todo, la percepción de imagen: si suben sus negativos, a la larga disminuirán sus votos o tendrán un techo que no podrá superar. Y las semanas previas también han demostrado que en su equipo de campaña hay fisuras y comete yerros que no puede tener un candidato presidencial de ese calibre. No es casualidad que estas semanas Peña Nieto haya reducido sus apariciones públicas: están trabajando en lo interno, que no ha funcionado como debería. Y habrá cambios en los próximos días.
López Obrador sigue en lo suyo. En realidad, su nuevo discurso no ha cambiado muchas conciencias: quienes votan por el tabasqueño lo hacen por el personaje que conocen. El discurso de paz y amor termina yendo de la mano con propuestas que pueden sonar muy bien, pero que en el fondo no tienen demasiado sentido, como hacer un tren bala de Cancún a Palenque al módico costo de 50 mil millones de pesos (¿para qué un tren bala y no uno turístico?, ¿por qué a Palenque?) o prometer primero cuatro millones de empleos en 90 días y ahora “sólo” un millón 200 mil en un año, aclarando que serían “pre empleos con salarios menores”, lo que requeriría una reforma laboral que López Obrador se ha negado siempre a apoyar. Pero ese es otro tema: lo cierto es que López Obrador ahí está, no se apartará de lo suyo y parece ser claro que quienes lo votarán no lo harán por nuevos discursos o causas sino por las que históricamente ha representado. Por eso mismo, el nombre que acompañe a López Obrador es tan importante, porque determinará si se abre o se cierra el espectro electoral del tabasqueño.
Pero tanto en el PRD como en el PRI las cosas ya están definidas. El caso más interesante es el de Acción Nacional. Con un poco de sentido común, leyendo estas y otras encuestas, y no desde ahora sino desde dos meses atrás, el panismo debería tener claro que ya cuenta con una candidata. La diferencia interna, entre simpatizantes panistas, es enorme, cinco a uno respecto a Cordero, pero más aún en la percepción del electorado abierto. El dato que incorpora la encuesta de Beltrán, insistimos, es clave: Josefina es la candidata, incluidos Peña y López Obrador, con mayor conocimiento, mejor valorada y con menos negativos. Es la que mejor evaluada sale. Resulta incomprensible que los panistas decidan continuar durante al menos un mes más un proceso de desgaste interno en vez de aprovechar un espacio (Peña mantiene su amplia ventaja, pero crecen sus negativos; López Obrador no se cae, mas tampoco crece significativamente) que no se les abre con ninguno de sus otros aspirantes.
Pero todo indica que no cambiarán el rumbo: resulta increíble que, ante la incorporación de Roberto Gil como coordinador general de campaña de Vázquez Mota, el comentario de Ernesto Cordero sea que eso demuestra que esa campaña “tiene problemas”, sin querer ver que la de Roberto y otras incorporaciones (Elizondo, Ramírez Acuña, Juan Marcos Gutiérrez, Julio Di-Bella), junto con quienes ya estaban trabajando desde hace tiempo con Josefina, como Diódoro Carrasco, Ernesto Ruffo o Carlos Medina Plascencia, le dan a esa candidatura una dimensión mucho más sólida que hace unos meses. Pensar que la campaña del rival está en problemas cuando incorpora elementos tan valiosos con Gil Zuarth y las encuestas muestran que ese rival tiene cinco veces más votos, es hacer un muy mal diagnóstico.
Pero, insistimos, la única buena noticia que ha recibido el panismo en los últimos meses es que su hipotética candidata, Vázquez Mota, tiene mejor conocimiento e imagen, y menos negativos, que Peña y que López Obrador. En el panismo estará decidir si utilizan o si desechan esa oportunidad.
Las encuestas han confirmado lo que ya sabíamos desde diciembre. El PRI, con Enrique Peña Nieto, sigue teniendo una amplia ventaja y los errores de campaña, algunos de ellos graves, del mes pasado, aparentemente no han tenido un costo en expectativas de votos aunque sí en las percepciones negativas de su candidato. López Obrador tiene al PRD, el PT y Convergencia, según la encuesta de Ulises Beltrán y Asociados, en su histórico 24%, y por lo tanto lo mantiene en la batalla. Y en el PAN, que se conserva también en 26%, que suele ser su piso electoral en el terreno nacional, la distancia interna entre Josefina Vázquez Mota y los otros dos precandidatos, Santiago Creel y Ernesto Cordero, se sigue ampliando en forma notable: poco más de 60% contra 11 puntos del ex secretario de Hacienda. Pero con una novedad que no es menor: en el ámbito nacional, en la evaluación de imagen y conocimiento que hace Ulises Beltrán, Vázquez Mota queda como la mejor evaluada, por encima de Peña Nieto y López Obrador.
Dos a uno estaría venciendo Peña a sus contrincantes de ser hoy la elección. Sin embargo, como decíamos, el priista tiene que cuidar, sobre todo, la percepción de imagen: si suben sus negativos, a la larga disminuirán sus votos o tendrán un techo que no podrá superar. Y las semanas previas también han demostrado que en su equipo de campaña hay fisuras y comete yerros que no puede tener un candidato presidencial de ese calibre. No es casualidad que estas semanas Peña Nieto haya reducido sus apariciones públicas: están trabajando en lo interno, que no ha funcionado como debería. Y habrá cambios en los próximos días.
López Obrador sigue en lo suyo. En realidad, su nuevo discurso no ha cambiado muchas conciencias: quienes votan por el tabasqueño lo hacen por el personaje que conocen. El discurso de paz y amor termina yendo de la mano con propuestas que pueden sonar muy bien, pero que en el fondo no tienen demasiado sentido, como hacer un tren bala de Cancún a Palenque al módico costo de 50 mil millones de pesos (¿para qué un tren bala y no uno turístico?, ¿por qué a Palenque?) o prometer primero cuatro millones de empleos en 90 días y ahora “sólo” un millón 200 mil en un año, aclarando que serían “pre empleos con salarios menores”, lo que requeriría una reforma laboral que López Obrador se ha negado siempre a apoyar. Pero ese es otro tema: lo cierto es que López Obrador ahí está, no se apartará de lo suyo y parece ser claro que quienes lo votarán no lo harán por nuevos discursos o causas sino por las que históricamente ha representado. Por eso mismo, el nombre que acompañe a López Obrador es tan importante, porque determinará si se abre o se cierra el espectro electoral del tabasqueño.
Pero tanto en el PRD como en el PRI las cosas ya están definidas. El caso más interesante es el de Acción Nacional. Con un poco de sentido común, leyendo estas y otras encuestas, y no desde ahora sino desde dos meses atrás, el panismo debería tener claro que ya cuenta con una candidata. La diferencia interna, entre simpatizantes panistas, es enorme, cinco a uno respecto a Cordero, pero más aún en la percepción del electorado abierto. El dato que incorpora la encuesta de Beltrán, insistimos, es clave: Josefina es la candidata, incluidos Peña y López Obrador, con mayor conocimiento, mejor valorada y con menos negativos. Es la que mejor evaluada sale. Resulta incomprensible que los panistas decidan continuar durante al menos un mes más un proceso de desgaste interno en vez de aprovechar un espacio (Peña mantiene su amplia ventaja, pero crecen sus negativos; López Obrador no se cae, mas tampoco crece significativamente) que no se les abre con ninguno de sus otros aspirantes.
Pero todo indica que no cambiarán el rumbo: resulta increíble que, ante la incorporación de Roberto Gil como coordinador general de campaña de Vázquez Mota, el comentario de Ernesto Cordero sea que eso demuestra que esa campaña “tiene problemas”, sin querer ver que la de Roberto y otras incorporaciones (Elizondo, Ramírez Acuña, Juan Marcos Gutiérrez, Julio Di-Bella), junto con quienes ya estaban trabajando desde hace tiempo con Josefina, como Diódoro Carrasco, Ernesto Ruffo o Carlos Medina Plascencia, le dan a esa candidatura una dimensión mucho más sólida que hace unos meses. Pensar que la campaña del rival está en problemas cuando incorpora elementos tan valiosos con Gil Zuarth y las encuestas muestran que ese rival tiene cinco veces más votos, es hacer un muy mal diagnóstico.
Pero, insistimos, la única buena noticia que ha recibido el panismo en los últimos meses es que su hipotética candidata, Vázquez Mota, tiene mejor conocimiento e imagen, y menos negativos, que Peña y que López Obrador. En el panismo estará decidir si utilizan o si desechan esa oportunidad.
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