¿Se prostituye el Buen Fin?

Enrique Campos Suárez

Está bien que las empresas busquen aumentar sus ventas con versiones propias del Buen Fin, pero se corre el riesgo de perderle el respeto a este concepto.

Cuando surgió la iniciativa de llevar a cabo una versión mexicana del Black Friday de Estados Unidos, con ofertas que resultaran muy atractivas para los consumidores, la realidad es que no se le veían muchas posibilidades.

Las grandes ofertas no estuvieron del todo presentes, pero un excelente trabajo de difusión se encargó de cubrir el hueco de los precios muy bajos para generar una auténtica necesidad de comprar algo -lo que fuera -durante el Buen Fin.

Como sea funcionó muy bien para el sector comercial.

El fin de semana más barato del año, como decía el eslogan de la promoción, logró algo básico más allá de los descuentos: poner de acuerdo a los comerciantes con los industriales y el gobierno para hacer algo en conjunto.

No es muy común en estos tiempos que se den acuerdos que funcionen en México y éste lo logró.

Los resultados son tangibles y adornan los estados financieros del comercio organizado.

Casi de inmediato la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio reportó una derrama económica durante el Buen Fin de 106,000 millones de pesos, lo que implicaba un incremento en las ventas de 37.2 por ciento.

Una cifra sin duda arbitraria y muy vaga, porque no reflejaba la suerte del comercio pequeño contra los grandes establecimientos, los giros más beneficiados, las regiones con más ventas, en fin. Simplemente un dato espectacular.

Y ahora, ya con más tiempo y con mucha más precisión, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales dio a conocer los resultados de sus afiliados durante el pasado mes de noviembre.

Lo que se confirma es que los consumidores compraron gustosos el concepto de tener un fin de semana para gastar.

La Asociación reportó ventas durante el mes pasado superiores en 14.6% a los obtenido un año antes, esto en la comparación de tiendas iguales; es decir, excluyendo el resultado de sus nuevas unidades de venta.

Hace un año las ventas prenavideñas de noviembre habían caído 0.1 en comparación con el 2009.

Las grandes ganadoras del Buen Fin fueron, sin duda, las tiendas departamentales que cosecharon un incremento de 28.4%, mientras que las de autoservicio se apuntaron un nada despreciable 11.1% de aumento en las ventas.

Así que con tan buenos resultados lo menos que pueden hacer es repetir el esquema el próximo año. Y así lo han anunciado.

Como se trata de la parte final de la actual administración seguro que se mantendrá el compromiso de adelantar los aguinaldos al menos de la burocracia, más los que se quieran sumar desde la Iniciativa Privada.

Las tiendas se esmerarán en presentar un Buen Fin más atractivo, seguro con más producción televisiva, esperemos que también con más y mejores descuentos.

Sólo que en la fiesta del éxito de la iniciativa comercial esperemos que no se empachen en el camino.

Es muy común que cuando algo tiene éxito surgen imitaciones y distorsiones que afectan y desprestigian al producto original y el Buen Fin es víctima de eso.

Desde la versión igual pero más barata de Farmacias Similares, que presume su Buen Lunes, hasta la propuesta de la cadena comercial más grande del mundo que está en plena promoción de una versión pirata.

Resulta que Walmart se lanza con todo para la conquista de los consumidores, con pleno conocimiento de que el fin de semana más emotivo para las compras no es aquella semana de noviembre.

No, el mejor momento para vender es el fin de semana previo a la Navidad.

Ése es el momento cuando a todo mundo le asalta el espíritu navideño y el remordimiento de no haberse dado tiempo de comprar regalos a los seres queridos. Eso es lo que empuja a la gente a comprar.

¡Y qué mejor forma de lograr un éxito comercial contundente que unir la fuerza de un grupo de tiendas tan importantes como las que agrupa Walmart con la contundencia del nombre del Buen Fin!

Por eso es que de aquí al domingo lanzan el anzuelo de el Último Fin.

Esta campaña lleva como estandarte la promesa de descuentos muy buenos, que seguramente tendrán porque para eso se pintan solos.

Está muy bien que busquen aumentar sus ventas con ofertas atractivas, pero si no hay respeto para un concepto que busca institucionalizar y unir al comercio del país, acabará por prostituirse y perderse el efecto.

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