martes, diciembre 13, 2011

Peña Nieto y Calderón: boxeo de sombras

Antonio Navalón

Muchas veces la mejor arma contra un enemigo político son sus propios errores. El equipo de Peña Nieto no debería menospreciar la importancia del Twitter. El pájaro azul se está convirtiendo en un cuervo negro.

Después de lo sucedido en Guadalajara vino la declaración al periódico español “El País” lo que puede terminar condicionando definitivamente el resultado de la elección. Todo esto en un momento en el que se ha producido una situación de cambio fundamental.

El último discurso de Felipe Calderón, las interpretaciones que buscó provocar y las que hay que hacer por cuenta propia, más las declaraciones posteriores, la del Campo Marte, la de Monterrey y la amplia explicación de su postura que realizó en Televisa, marcan el punto y seguido del final del sexenio del presidente mexicano.

La entrevista que dio a Televisa fue la que abrió la caja de los truenos. El primer ciudadano mexicano, quién conduce al pueblo de México –o al menos, debería- dijo: “a mí me toca decir y sostener que el narcotráfico intervino en la elección de Michoacán. Dos partidos, el PAN y el PRD, recibieron amenazas.

Debemos estar muy vigilantes para que en la siguiente elección el narcotráfico no imponga su voluntad”.

No hace falta ser un genio, ni saber sumar más allá de dos más dos, para entender que no hubiera sido posible afirmar lo anterior en caso de que la ganadora de las elecciones michoacanas hubiera sido Cocoa Calderón. Pero al no ser así, quedan preguntas en el aire: ¿El narcotráfico sólo tiene éxito cuando gana el PRI? ¿El PRD, con toda la historia del medio hermano de Leonel Godoy y con su larga tradición en el Gobierno de Michoacán, no ha tenido nada que ver con La Familia?

¿Por qué el Presidente lanza un mensaje que no puede tener más que una interpretación? Y cuál es dicha interpretación, pues que debemos tener mucho cuidado, pero de momento el que gana por exclusión es aquél a quien no le amenazaron, o sea, el PRI.

Peña Nieto salió a atajar al Mandatario, y esta vez no tuvo dificultad en encontrar los argumentos para defender lo indefendible. Asimismo, el nuevo presidente del PRI, Joaquín Coldwell, hizo una declaración que me parece fue la más interesante de la cascada de reacciones: sabremos cómo responder.

En definitiva, sepan que estamos en guerra y que ésta no parará hasta el último día, hasta la última hora y hasta el último voto. Ojalá para entonces no haya que repetir “voto por voto, casilla por casilla”.

¿Qué significan unas elecciones, por una parte, en medio de una violencia que claramente por primera vez –y hay que reconocerlo- nos lleva a admitir que presenta una disminución sustancial del número de víctimas y delitos?

¿¿Qué significa gobernar un país contra la mayoría política que lo gobierna? Pues significa la guerra, y como decía el militar prusiano Klausevich: la guerra es la diplomacia por otros medios, a lo mejor, en México le damos la vuelta y la guerra es la política por otros medios. Quién sabe…

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