Pedro Joaquín Verywell

Marco A. Flota / Grillotina

El Consejo Político Nacional del PRI elegirá hoy a un líder nacional, sustituto de Humberto Moreira. Y a menos que ocurra algo extraordinario, Pedro Joaquín Coldwell será el ungido.

Algo extraordinario sería que por un sismo como el de 1985 se cancelara el cónclave priísta. O que se aplace el evento hasta que Enrique Peña Nieto acabe de leer las obras completas de Maquiavelo, empezando por “El Principito”.

(En realidad el ensayo político de Maquiavelo es “El Príncipe”, pero los asesores del Gelboy le recomendaron leer “El Principito”, pues suponen que es la versión abreviada).
Como ninguno de los dos eventos insólitos arriba señalados ocurrirá -en todo caso tendría más posibilidades el sismo-, hoy debe culminar Pedro Joaquín Coldwell una brillante carrera política.

¿Sabía usted que a los 25 años fue diputado del Congreso Constituyente de Quintana Roo? (Nombre del Estado antes de que Echeverría inventara Cancún: desde entonces pasó a ser Quintana Room, gracias a la industria hotelera).

Para 1981, apenas cumplidos los 31 años, se convirtió en el gobernador más joven del país. Aunque ya habían dejado de decirle “Pedrito” para decirle “Peter” -pues ya existía Cancún-, sus adversarios murmuraban que había rendido su primer Informe de Gobierno en Disneylandia. Falso: la verdad es que lo rindió en Seaworld.

¿Qué puede hacer un político mexicano que a los 37 años ya cubrió un sexenio de gobernador?

Otro que no fuera Pedro Joaquín hubiera dedicado a incrementar la inmensa fortuna acumulada. Inmensa fortuna acumulada, aclaremos, por su papá, el señor Nassim Joaquín, de origen libanés, pionero del comercio de importación cuando Quintana Roo era perímetro libre de impuestos.

Este Pedro no: decidió seguir en la política. En 1988 Carlos Salinas de Gortari lo nombró director de Fonatur y en 1989 secretario de Turismo, cuando el profe Hank se fue a Agricultura. Pero en 1993 fue sustituido en Turismo por Jesús Silva Herzog, designado por Salinas para aplacarlo, porque el Diamante Negro estaba coqueteando con el PRD.

Secretario general del PRI, Comisionado para la Paz en Chiapas, embajador en Cuba (dicen que todas las mañanas volaba en su propio avión a La Habana y regresaba a dormir a Cozumel). A la muerte de Luis Donaldo sonó como candidato sustituto a la Presidencia, pero se lo sonó Córdoba Montoya, el creador de Zedillo.

Tal es el Pedro Joaquín Coldwell que hoy llega al PRI. Pero ¿cómo será su desempeño al frente del tricolor?

Desde luego no será tan discursivo como don Jesús Reyes Heroles, pero ni tan parco como Javier García Paniagua. No dará señales como Corona del Rosal, no hará señas como Roque Villanueva.

Muy alejado, esperamos, del estilo de dos bailarines: Moreira, que estuvo en el Ballet Folclórico, y Porfirio Muñoz Ledo, quien en su juventud ganó un concurso de tango (no aclara si al Ché Sareli o Carlos Gardel).

Si acepta una sugerencia: ojalá sea un presidente del PRI tan digno como Madrazo (el padre, no el hijo).

Dato adicional: como su familia es dueña de Cozumel, puede hacerle marcaje personal a Calderón, quien cada fin de semana acude ahí a bucear.


¡RRIINNGG!

-Bueno, oficina del licenciado Peña Nieto...

-¿Leyó el licenciado Peña en un foro una cita de Cardoso?

-Sí, de Cardozo, el entrenador del Querétaro... ¡digo: De Cardoso, el economista brasileño!


EPIGRILLO

Dice Laura, “señorita”,
-y nadie se lo discuta-
Que a Gadafito se chuta,
¡porque es hijo de ...utita”

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