Los vetados por el dedo decisorio
Calentando rumores
Miguel Ángel Velázquez / Ciudad Perdida
Son varias las situaciones que podrán sorprender a las tribus perredistas, que las obligarán a ciertas recomposiciones que no tenían previstas.
Por lo pronto, ya se habla de que no hace muchos días quedó resuelto alguno de los puntos que mantenían la confusión entre las hordas amarillas. Según nos dicen, el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, decidió vetar tres nombres de la lista de sus posibles sucesores. En la reunión se explicaron los motivos que llevaron a Ebrard a poner un alto a las aspiraciones de ésos que pretendían llevar la bandera del PRD a la elección por la jefatura de Gobierno.
Quienes platican de la velada señalan que no hubo protestas cuando se mencionaron esos nombres, y que el veto fue apoyado por Andrés Manuel López Obrador, quien ya había establecido que sería la orientación de Ebrard la que contaría en la elección del candidato al DF.
Por eso, cuando se dijo que Carlos Navarrete no debería competir, los reunidos sintieron como un alivio (y los defeños también), porque ese personaje, tan ayudado por ciertos medios de comunicación, significaría un error mayúsculo para la izquierda. Ahí no hubo sorprendidos. Tampoco se expresó, nos comentan, ningún reclamo cuando saltó el nombre de Martí Batres, cuyo pleito con Ebrard no podría terminar de otro modo.
Tal vez cuando se mencionó el nombre de Alejandra Barrales hubo caras de what?, porque no se podía creer. Navarrete, Batres y Barrales, según las fuentes, quedaron fuera de la competencia, vetados por Marcelo Ebrard.
Pero todo esto, que nos dará tiempo de analizar con cierto cuidado, parece no significar nada frente a la amenaza que surgió desde las oficinas del Día, y que plantea nuevos escenarios. Resulta que Manuel Camacho soltó la especie de que él mismo podría suceder a su alumno, Marcelo, con un alegato renovado con el que piensa combatir la sentencia que impide a quien ya ocupó la jefatura de Gobierno volver a ese cargo.
Camacho, que se peleó a muerte con los personeros más prominentes del neoliberalismo, nunca ha dejado de pensar como miembro de esa corriente. Su oposición a José Córdoba Montoya, el Maquiavelo de Carlos Salinas, fue personal y nunca en contra de la esencia de lo que proponía el propio Salinas, así que, encubierto por el centralismo, Camacho sigue fiel a esa doctrina del pensamiento capitalista.
Según las fuentes que filtran la especie, Camacho decidió calentar una posible candidatura en su favor después de saber que el ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, declinó las invitaciones que se le hicieron desde varios flancos de gente importante en el DF.
Hasta donde se sabe, entre Camacho y López Obrador las cosas no van bien, o mejor dicho, no van. Si la decisión de Marcelo Ebrard fuera en favor de Camacho, todos los escenarios volverían a dar un vuelco, y tal vez obligarían a López Obrador a explicar que la tolerancia y el amor también tienen límites. ¿Verdad?
De pasadita
Entonces ya le salió el peine a Vicente Peña Nieto, y no se trata de que lea o no; se trata de que un político con grados de ignorancia tan copeteados llevaría al país a desPeñaderos tan peligrosos y terribles como lo hizo en su momento Enrique Fox. Por cierto, hay quien asegura que hasta Nueva York llegó una persona a comunicarle entre gritos al escritor Carlos Fuentes que el primer priísta del país lo había confundido con una cucaracha. ¡Sopas!
Calentando rumores
Miguel Ángel Velázquez / Ciudad Perdida
Son varias las situaciones que podrán sorprender a las tribus perredistas, que las obligarán a ciertas recomposiciones que no tenían previstas.
Por lo pronto, ya se habla de que no hace muchos días quedó resuelto alguno de los puntos que mantenían la confusión entre las hordas amarillas. Según nos dicen, el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, decidió vetar tres nombres de la lista de sus posibles sucesores. En la reunión se explicaron los motivos que llevaron a Ebrard a poner un alto a las aspiraciones de ésos que pretendían llevar la bandera del PRD a la elección por la jefatura de Gobierno.
Quienes platican de la velada señalan que no hubo protestas cuando se mencionaron esos nombres, y que el veto fue apoyado por Andrés Manuel López Obrador, quien ya había establecido que sería la orientación de Ebrard la que contaría en la elección del candidato al DF.
Por eso, cuando se dijo que Carlos Navarrete no debería competir, los reunidos sintieron como un alivio (y los defeños también), porque ese personaje, tan ayudado por ciertos medios de comunicación, significaría un error mayúsculo para la izquierda. Ahí no hubo sorprendidos. Tampoco se expresó, nos comentan, ningún reclamo cuando saltó el nombre de Martí Batres, cuyo pleito con Ebrard no podría terminar de otro modo.
Tal vez cuando se mencionó el nombre de Alejandra Barrales hubo caras de what?, porque no se podía creer. Navarrete, Batres y Barrales, según las fuentes, quedaron fuera de la competencia, vetados por Marcelo Ebrard.
Pero todo esto, que nos dará tiempo de analizar con cierto cuidado, parece no significar nada frente a la amenaza que surgió desde las oficinas del Día, y que plantea nuevos escenarios. Resulta que Manuel Camacho soltó la especie de que él mismo podría suceder a su alumno, Marcelo, con un alegato renovado con el que piensa combatir la sentencia que impide a quien ya ocupó la jefatura de Gobierno volver a ese cargo.
Camacho, que se peleó a muerte con los personeros más prominentes del neoliberalismo, nunca ha dejado de pensar como miembro de esa corriente. Su oposición a José Córdoba Montoya, el Maquiavelo de Carlos Salinas, fue personal y nunca en contra de la esencia de lo que proponía el propio Salinas, así que, encubierto por el centralismo, Camacho sigue fiel a esa doctrina del pensamiento capitalista.
Según las fuentes que filtran la especie, Camacho decidió calentar una posible candidatura en su favor después de saber que el ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, declinó las invitaciones que se le hicieron desde varios flancos de gente importante en el DF.
Hasta donde se sabe, entre Camacho y López Obrador las cosas no van bien, o mejor dicho, no van. Si la decisión de Marcelo Ebrard fuera en favor de Camacho, todos los escenarios volverían a dar un vuelco, y tal vez obligarían a López Obrador a explicar que la tolerancia y el amor también tienen límites. ¿Verdad?
De pasadita
Entonces ya le salió el peine a Vicente Peña Nieto, y no se trata de que lea o no; se trata de que un político con grados de ignorancia tan copeteados llevaría al país a desPeñaderos tan peligrosos y terribles como lo hizo en su momento Enrique Fox. Por cierto, hay quien asegura que hasta Nueva York llegó una persona a comunicarle entre gritos al escritor Carlos Fuentes que el primer priísta del país lo había confundido con una cucaracha. ¡Sopas!
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