José Carreño Figueras
En una muy reciente columna, el distinguido economista y periodista Paul Krugman comparó la cancelada campaña del empresario afroestadounidense Herman Cain con el perro que perseguía a un automóvil y lo “capturó”: ¿que hacer con él?
Y la idea es en cierta forma una alegoría de la actual campaña republicana, una en la que los participantes parecen mas bien aquellos míticos “Keystone Kops” de las películas mudas de Mack Sennett, en la que pelotones de gendarmes corrían sin ton ni son en persecución de un habitualmente simpático truhán que invariablemente los despistaba de las formas m as absurdas.
Al menos por ahora, el grupo de aspirantes a la candidatura presidencial republicana parece tan despistado como los “Keystone Kops”. O según el diputado demócrata Barney Frank, podrían ser comparados con “El Mago de Oz”, con el exdiputado y ahora líder Newt Gingrich como “el mago”, ese vulgar hombrecillo detrás del enorme ídolo y el gran mito.
El punto es importante, porque pocos -si alguno- presidentes han estado en la actual situación en que se encuentra ahora Barack Obama y han sido reelectos. De hecho, según todos los antecedentes históricos, la elección presidencial de 2012 debería ser ganada por los republicanos, si no por otra cosa porque Obama tiene una mano imposible en el tema que mas interesa a los estadounidenses: la economía.
Pero según Krugman, y muchos otros, “los republicanos son capaces de rescatar la derrota de las fauces de la victoria”.
Cierto que es terriblemente temprano para abordar los resultados de una elección programada para el dos de noviembre de 2012, o sea dentro de once meses. Correcto también precisar que el candidato presidencial republicano no ha sido seleccionado y aún pasarán meses para que lo sea.
Pero también es cierto que esa elección presidencial de 2012 se realizará en el marco y como parte del actual ciclo de crisis social, económica y de confianza estadounidense, un clima del que los aspirantes republicanos y su retórica, tanto como sus escuchas, son representativos.
Por un lado, como dice Krugman, para que un aspirante republicano sea escuchado tiene que ser una contradicción ambulante, sea sobre sus propuestas económicas o sobre su política de seguridad nacional; tiene que ofrecer recortes presupuestales y atacar la tendencia burocrática de hacer crecer al gobierno pero asegurar al importantísimo bloque de votantes de tercera edad que eso no implica limitar su acceso a la seguridad social o a la ayuda médica, o sea beneficios gubernamentales.
Pero al margen de esas contradicciones, el ingenioso Barney hizo recordar que los aspirantes republicanos aparecen ante los no-republicanos como el hombre de lata, sin corazón, como Mitt Romney, o el espantapájaros, sin cerebro, como el gobernador Rick Perry… Pero no llegó a definir cual pudiera pasar como el León Cobarde.
Si la tradición política estadounidense se preserva, los estadounidenses votarán con los bolsillos, lo que implicaría cualquiera menos Obama, que es a quien tocaría pagar los platos rotos por una situación económica que sólo podría ser calificada como enfermo-. Tanto que los republicanos se verían como el perro del cuento: ganan ¿Para qué?as
Pero si los republicanos continúan como hasta hoy, envueltos en una lucha tan ideologizada que los lleva a un extremo tan absurdo que les impediría ganar el centro, el mas probable ganador será Obama. Por default.
En una muy reciente columna, el distinguido economista y periodista Paul Krugman comparó la cancelada campaña del empresario afroestadounidense Herman Cain con el perro que perseguía a un automóvil y lo “capturó”: ¿que hacer con él?
Y la idea es en cierta forma una alegoría de la actual campaña republicana, una en la que los participantes parecen mas bien aquellos míticos “Keystone Kops” de las películas mudas de Mack Sennett, en la que pelotones de gendarmes corrían sin ton ni son en persecución de un habitualmente simpático truhán que invariablemente los despistaba de las formas m as absurdas.
Al menos por ahora, el grupo de aspirantes a la candidatura presidencial republicana parece tan despistado como los “Keystone Kops”. O según el diputado demócrata Barney Frank, podrían ser comparados con “El Mago de Oz”, con el exdiputado y ahora líder Newt Gingrich como “el mago”, ese vulgar hombrecillo detrás del enorme ídolo y el gran mito.
El punto es importante, porque pocos -si alguno- presidentes han estado en la actual situación en que se encuentra ahora Barack Obama y han sido reelectos. De hecho, según todos los antecedentes históricos, la elección presidencial de 2012 debería ser ganada por los republicanos, si no por otra cosa porque Obama tiene una mano imposible en el tema que mas interesa a los estadounidenses: la economía.
Pero según Krugman, y muchos otros, “los republicanos son capaces de rescatar la derrota de las fauces de la victoria”.
Cierto que es terriblemente temprano para abordar los resultados de una elección programada para el dos de noviembre de 2012, o sea dentro de once meses. Correcto también precisar que el candidato presidencial republicano no ha sido seleccionado y aún pasarán meses para que lo sea.
Pero también es cierto que esa elección presidencial de 2012 se realizará en el marco y como parte del actual ciclo de crisis social, económica y de confianza estadounidense, un clima del que los aspirantes republicanos y su retórica, tanto como sus escuchas, son representativos.
Por un lado, como dice Krugman, para que un aspirante republicano sea escuchado tiene que ser una contradicción ambulante, sea sobre sus propuestas económicas o sobre su política de seguridad nacional; tiene que ofrecer recortes presupuestales y atacar la tendencia burocrática de hacer crecer al gobierno pero asegurar al importantísimo bloque de votantes de tercera edad que eso no implica limitar su acceso a la seguridad social o a la ayuda médica, o sea beneficios gubernamentales.
Pero al margen de esas contradicciones, el ingenioso Barney hizo recordar que los aspirantes republicanos aparecen ante los no-republicanos como el hombre de lata, sin corazón, como Mitt Romney, o el espantapájaros, sin cerebro, como el gobernador Rick Perry… Pero no llegó a definir cual pudiera pasar como el León Cobarde.
Si la tradición política estadounidense se preserva, los estadounidenses votarán con los bolsillos, lo que implicaría cualquiera menos Obama, que es a quien tocaría pagar los platos rotos por una situación económica que sólo podría ser calificada como enfermo-. Tanto que los republicanos se verían como el perro del cuento: ganan ¿Para qué?as
Pero si los republicanos continúan como hasta hoy, envueltos en una lucha tan ideologizada que los lleva a un extremo tan absurdo que les impediría ganar el centro, el mas probable ganador será Obama. Por default.
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