José Carreño Figueras
Y de pronto algunos demócratas sueñan con la idea de que la actual Secretaria de Estado, Hillary Rodham-Clinton, acompañe al presidente Barack Obama como candidata a la Vicepresidencia.
No es un sueño nuevo. De hecho ha sido una idea largamente acariciada, al menos desde que Rodham-Clinton era la competidora de Obama por la candidatura presidencial demócrata hace cuatrio años y era vista como la favorita.
Pero especialistas políticos, como David Jackson en el diario “USA Today”, advierten simplemente que “mejor no apuesten” en ese sentido.
“Es natural”, dice Robert Reich, un destacado economista político que actualmente es catedrático de política pública en la Universidad de California en Berkeley y fue Secretario del Trabajo en el primer periodo (1993-96) de William ClintonReich subrayó que no tiene información “de adentro” pero recordó que por un lado Obama necesita reencender el entusiasmo de la coalición que lo eligió, muchos de cuyos componentes “están decepcionados por sus repetidas concesiones a retardatarios republicanos”.
Y Hillary, que en los últimos 19 años ha sido 16 veces la mujer mas admirada en Estados Unidos, puede ser ese factor de entusiasmo, un factor que además vincularía a Obama con una era “dorada” para muchos estadounidenses -muy al margen de los escándalos sexuales que mancharon el régimen de Bill Clinton- y sin duda abriría la especulación sobre la posibilidad de que la misma exPrimera Dama fuese candidata presidencial en 2016.
Tal situación ofrecería a los demócratas la posibilidad de gobernar al país por doce años, dieciséis tal vez, recordó Reich, con todas sus implicaciones: de influenciar la composición de la Suprema Corte de Justicia a poner lo que sería una marca indeleble en la política estadounidense por varias décadas.
Para ello sin embargo sería necesario por ejemplo que el actual vicepresidente, Joe Biden, accediera al cambio, tal vez para ocupar el puesto que ha sido su sueño de vida: Secretario de Estado, el mismo que ahora detenta Hillary. Y no es descabellado si se recuerda que Biden presidió el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara alta y se considera un conocedor de temas de política exterior.
Pero oficialmente al menos, el presidente Obama ha dicho varias veces que no tiene planes para cambiar de “pareja”.
Reich alega que la economía estadounidense no estará exactamente en su mejor momento -como el resto de la economía mundial-, un punto que tradicionalmente ha sido un factor negativo para la reelección de un presidente.
Y al margen del percibido extremismo de la actual “cosecha” de aspirantes republicanos, la realidad es que la atención creada por la postulación de Hillary podría ser lo que necesita Obama para superar ese problema, un tema que en buena parte él heredó de sus rivales.
Hillary, en todo caso, no ha dicho “esta boca es mía”, aunque se recuerda que ya ha hecho saber que es probable no regrese a un segundo período de Obama.
Pero en política está prohibido decir “nunca”…
Y de pronto algunos demócratas sueñan con la idea de que la actual Secretaria de Estado, Hillary Rodham-Clinton, acompañe al presidente Barack Obama como candidata a la Vicepresidencia.
No es un sueño nuevo. De hecho ha sido una idea largamente acariciada, al menos desde que Rodham-Clinton era la competidora de Obama por la candidatura presidencial demócrata hace cuatrio años y era vista como la favorita.
Pero especialistas políticos, como David Jackson en el diario “USA Today”, advierten simplemente que “mejor no apuesten” en ese sentido.
“Es natural”, dice Robert Reich, un destacado economista político que actualmente es catedrático de política pública en la Universidad de California en Berkeley y fue Secretario del Trabajo en el primer periodo (1993-96) de William ClintonReich subrayó que no tiene información “de adentro” pero recordó que por un lado Obama necesita reencender el entusiasmo de la coalición que lo eligió, muchos de cuyos componentes “están decepcionados por sus repetidas concesiones a retardatarios republicanos”.
Y Hillary, que en los últimos 19 años ha sido 16 veces la mujer mas admirada en Estados Unidos, puede ser ese factor de entusiasmo, un factor que además vincularía a Obama con una era “dorada” para muchos estadounidenses -muy al margen de los escándalos sexuales que mancharon el régimen de Bill Clinton- y sin duda abriría la especulación sobre la posibilidad de que la misma exPrimera Dama fuese candidata presidencial en 2016.
Tal situación ofrecería a los demócratas la posibilidad de gobernar al país por doce años, dieciséis tal vez, recordó Reich, con todas sus implicaciones: de influenciar la composición de la Suprema Corte de Justicia a poner lo que sería una marca indeleble en la política estadounidense por varias décadas.
Para ello sin embargo sería necesario por ejemplo que el actual vicepresidente, Joe Biden, accediera al cambio, tal vez para ocupar el puesto que ha sido su sueño de vida: Secretario de Estado, el mismo que ahora detenta Hillary. Y no es descabellado si se recuerda que Biden presidió el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara alta y se considera un conocedor de temas de política exterior.
Pero oficialmente al menos, el presidente Obama ha dicho varias veces que no tiene planes para cambiar de “pareja”.
Reich alega que la economía estadounidense no estará exactamente en su mejor momento -como el resto de la economía mundial-, un punto que tradicionalmente ha sido un factor negativo para la reelección de un presidente.
Y al margen del percibido extremismo de la actual “cosecha” de aspirantes republicanos, la realidad es que la atención creada por la postulación de Hillary podría ser lo que necesita Obama para superar ese problema, un tema que en buena parte él heredó de sus rivales.
Hillary, en todo caso, no ha dicho “esta boca es mía”, aunque se recuerda que ya ha hecho saber que es probable no regrese a un segundo período de Obama.
Pero en política está prohibido decir “nunca”…
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