Apro
El presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Juan Silva Meza, aguardó el mejor momento para responder, de frente y públicamente, a los reproches del presidente Felipe Calderón a los jueces.
En sesión solemne del Poder Judicial de la Federación, con la presencia de representantes del Ejecutivo y el Legislativo, el presidente del máximo tribunal del país salió al paso de las constantes críticas de Calderón a los jueces por la liberación de acusados por su gobierno como delincuentes.
“No vamos a aceptar de nadie consignas ni influencias”, escuchó Calderón cuando Silva Meza apenas comenzaba a leer su primer informe anual como presidente de la Suprema Corte.
En el primero de sus cuatro años como presidente de la Corte y del Consejo de la Judicatura Federal, Silva Meza recibió directas e insistentes las críticas que Calderón, como anfitrión en distintos foros, lanzó contra el Poder Judicial de la Federación (PJF).
Esta vez, en el salón de plenos del máximo tribunal de México, Calderón recibió no sólo la respuesta a sus críticas, sino el mensaje de que algunas acciones de su gobierno contra la delincuencia pueden acabar siendo revisadas por los tribunales del país donde se confirme la existencia de violaciones a los derechos humanos.
Representante de los mil 139 jueces y magistrados del país, Silva Meza profundizó lo que inició, en marzo pasado, en un breve comunicado de prensa y, en julio siguiente, durante una visita que le hizo a Calderón en Los Pinos.
Arropado por “la familia judicial”, dijo: “Proteger la independencia de los jueces es una de nuestras mayores preocupaciones. No vamos a aceptar consignas ni influencias que alteren el funcionamiento de los órganos que pretendan vulnerar la autonomía de juicio con el que resuelve un juez”.
La titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Marisela Morales, encargada de consignar ante los jueces a los acusados de delincuencia organizada, también escuchó de Silva Meza: “Respetamos, plenamente, el derecho de audiencia de las partes, pero rechazamos cualquier forma de injerencia o de presión que vaya más allá y que pueda lastimar o alterar su libertad de criterio”.
El argumento de Calderón de que su trabajo de “agarrar y agarrar” a los delincuentes se ve afectado porque jueces corruptos, por tecnicismos, los liberan, recibió respuesta directa de su par en el Poder Judicial:
“Entendemos que a veces, pero cada vez con mayor frecuencia, las resoluciones del Poder Judicial, especialmente aquellas con un alto impacto social, político o mediático causen dificultades para algunos actores políticos.
“Entendemos que, a veces, no se comprendan a cabalidad. Lamentamos que en muchas ocasiones sus fundamentos y consideraciones se ven como meros legalismos o tecnicismos judiciales. No compartimos que se desacrediten sin fundamentos”, dijo Silva Meza, quien antes de llegar a la Corte fue juez penal.
Presidente también del Consejo de la Judicatura Federal, el órgano encargado de la vigilancia y administración de los tribunales y juzgados federales, añadió: “El Poder Judicial de la Federación está dispuesto, desde luego, a revisar y a mejorar sus criterios… Está dispuesto a combatir la corrupción. Está abierto a escuchar las razones de la autoridad que se presenta como parte, pero no con jerarquía frente a los justiciables”.
Advirtió que ante el “momento delicado y difícil” que vive México en materia de seguridad, al Poder Judicial le toca verificar que las acciones de combate a la delincuencia respeten la Constitución. “Nuestra labor es proteger la civilidad que permite la vida en la sociedad”, dijo el ministro presidente un día después de que el presidente de la Primera Sala, el ministro Arturo Zaldívar, asegurara que la violación a los derechos humanos es propio de los estados autoritarios y ni la inseguridad extrema justifica tales violaciones.
Silva Meza aseguró que los jueces y magistrados están “corriendo enormes riesgos” y que “muchos ya han sido víctimas de la delincuencia organizada y han puesto en riesgo sus vidas, todos los días, al cumplir con su responsabilidad. Viven en carne propia la inseguridad y emergencia del país”.
Directo, Silva Meza dijo que la tarea del Poder Judicial es “moderar el poder”. Añadió: “Entendemos que esa es la democracia”. Pero la relación del Poder Judicial con el Ejecutivo y el Legislativo “debe ser en armonía y respeto de la Constitución”; es decir, sin intromisión de un poder en otro.
Al final del discurso, Calderón apenas y aplaudió. Después del Himno Nacional, en lo que fue su última participación como presidente de la República en un informe de la presidencia de la Suprema Corte, se despidió frío, distante, de Silva Meza.
El presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Juan Silva Meza, aguardó el mejor momento para responder, de frente y públicamente, a los reproches del presidente Felipe Calderón a los jueces.
En sesión solemne del Poder Judicial de la Federación, con la presencia de representantes del Ejecutivo y el Legislativo, el presidente del máximo tribunal del país salió al paso de las constantes críticas de Calderón a los jueces por la liberación de acusados por su gobierno como delincuentes.
“No vamos a aceptar de nadie consignas ni influencias”, escuchó Calderón cuando Silva Meza apenas comenzaba a leer su primer informe anual como presidente de la Suprema Corte.
En el primero de sus cuatro años como presidente de la Corte y del Consejo de la Judicatura Federal, Silva Meza recibió directas e insistentes las críticas que Calderón, como anfitrión en distintos foros, lanzó contra el Poder Judicial de la Federación (PJF).
Esta vez, en el salón de plenos del máximo tribunal de México, Calderón recibió no sólo la respuesta a sus críticas, sino el mensaje de que algunas acciones de su gobierno contra la delincuencia pueden acabar siendo revisadas por los tribunales del país donde se confirme la existencia de violaciones a los derechos humanos.
Representante de los mil 139 jueces y magistrados del país, Silva Meza profundizó lo que inició, en marzo pasado, en un breve comunicado de prensa y, en julio siguiente, durante una visita que le hizo a Calderón en Los Pinos.
Arropado por “la familia judicial”, dijo: “Proteger la independencia de los jueces es una de nuestras mayores preocupaciones. No vamos a aceptar consignas ni influencias que alteren el funcionamiento de los órganos que pretendan vulnerar la autonomía de juicio con el que resuelve un juez”.
La titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Marisela Morales, encargada de consignar ante los jueces a los acusados de delincuencia organizada, también escuchó de Silva Meza: “Respetamos, plenamente, el derecho de audiencia de las partes, pero rechazamos cualquier forma de injerencia o de presión que vaya más allá y que pueda lastimar o alterar su libertad de criterio”.
El argumento de Calderón de que su trabajo de “agarrar y agarrar” a los delincuentes se ve afectado porque jueces corruptos, por tecnicismos, los liberan, recibió respuesta directa de su par en el Poder Judicial:
“Entendemos que a veces, pero cada vez con mayor frecuencia, las resoluciones del Poder Judicial, especialmente aquellas con un alto impacto social, político o mediático causen dificultades para algunos actores políticos.
“Entendemos que, a veces, no se comprendan a cabalidad. Lamentamos que en muchas ocasiones sus fundamentos y consideraciones se ven como meros legalismos o tecnicismos judiciales. No compartimos que se desacrediten sin fundamentos”, dijo Silva Meza, quien antes de llegar a la Corte fue juez penal.
Presidente también del Consejo de la Judicatura Federal, el órgano encargado de la vigilancia y administración de los tribunales y juzgados federales, añadió: “El Poder Judicial de la Federación está dispuesto, desde luego, a revisar y a mejorar sus criterios… Está dispuesto a combatir la corrupción. Está abierto a escuchar las razones de la autoridad que se presenta como parte, pero no con jerarquía frente a los justiciables”.
Advirtió que ante el “momento delicado y difícil” que vive México en materia de seguridad, al Poder Judicial le toca verificar que las acciones de combate a la delincuencia respeten la Constitución. “Nuestra labor es proteger la civilidad que permite la vida en la sociedad”, dijo el ministro presidente un día después de que el presidente de la Primera Sala, el ministro Arturo Zaldívar, asegurara que la violación a los derechos humanos es propio de los estados autoritarios y ni la inseguridad extrema justifica tales violaciones.
Silva Meza aseguró que los jueces y magistrados están “corriendo enormes riesgos” y que “muchos ya han sido víctimas de la delincuencia organizada y han puesto en riesgo sus vidas, todos los días, al cumplir con su responsabilidad. Viven en carne propia la inseguridad y emergencia del país”.
Directo, Silva Meza dijo que la tarea del Poder Judicial es “moderar el poder”. Añadió: “Entendemos que esa es la democracia”. Pero la relación del Poder Judicial con el Ejecutivo y el Legislativo “debe ser en armonía y respeto de la Constitución”; es decir, sin intromisión de un poder en otro.
Al final del discurso, Calderón apenas y aplaudió. Después del Himno Nacional, en lo que fue su última participación como presidente de la República en un informe de la presidencia de la Suprema Corte, se despidió frío, distante, de Silva Meza.
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