José Carreño Figueras
El tema de migración podría convertirse en uno de los puntos políticos críticos durante la elección estadounidense del próximo año, tras el anuncio de que la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos aceptó tomar el caso en que el gobierno de Barack Obama cuestiona la legalidad de la ley migratoria adoptada por el estado de Arizona.
El tema es mucho mayor de lo que se piensa en México, donde la atención de centrará sobre la cuestión migratoria. Para los Estados Unidos, sin embargo, hay otros aspectos tan importantes y relativamente mas, porque van al eje mismo de su existencia.
Por un lado, el argumento asumido por gobiernos estatales y los críticos republicanos de Obama: que el gobierno federal no hace lo suficiente para enfrentar la inseguridad fronteriza y evitar la llegada de indocumentados. Ese punto enfrenta dos concepciones históricas e ideológicas de los Estados Unidos, que engloban los derechos de los estados y el papel del gobierno federal en la vida estadounidense.
Ambas son parte de un debate que en su momento llevó ya a la Guerra Civil de 1861-65, cuando los estados del sur formaron la Confederación para enfrentar lo que consideraban un ilegal intento de interferir con sus derechos, como el de tener esclavos…
Una segunda implicación es un debate tan brutal como importante y uno que está, ha estado y probablemente seguirá en la nación del norte: ¿quien es un estadounidense? La pregunta se vincula tanto con la definición de ¿quien es una persona? en un país donde muchos llegaron con la idea de que los negros y no blancos no eran personas y por tanto no podían ser estadounidenses.
La discusión tiene una incidencia enorme en el tema migratorio, pero difícilmente lo resolverán. La discusión sobre ambos temas lleva dos siglos, o mas, no hay razón para que sea resuelta de forma definitiva por la decisión que tome la Suprema Corte, aunque al menos por un tiempo será la interpretación imperante de la ley.
Lo que sí es claro es que el debate en la Corte pondrá de relieve de nuevo el tema migratorio bajo una luz importante: la defensa del derecho de los estados a tomar medidas contra los migrantes indocumentados será asumida necesariamente por figuras republicanas y la defensa de la idea de que sólo el gobierno federal tiene las facultades necesarias será por contraste visto como una postura mas amistosa hacia los migrantes, mayoritariamente latinos y mexicanos, en específico.
En otras palabras, reforzará la noción de que los demócratas están mas abiertos que los republicanos a una resolución del problema de migración, un tema de la mayor importancia para los hispanos en Estados Unidos, un grupo que aún debe recibir el respeto que merece por su potencialidad política y económica.
Y si bien se consideraba seguro que Obama logrará la mayoría de los votos hispanos, también es cierto que la discusión judicial del tema llamará la atención sobre el problema y contribuirá a la decisión de los latinos, que verán confirmadas sus im´presiones negativas sobre los republicanos.
Pero el debate contribuirá a la polarización de una sociedad donde históricamente la xenofobia acompaña la mayor visibilidad demográfica de las corrientes migratorias, o sea cuando alcanzan niveles de 15 por ciento de la población -como es el caso actual- y en la que ya un analista indicaba que puede ser decidida por la votación de quienes tienen, o no, problemas con una sociedad étnica y culturalmente plural.
El tema de migración podría convertirse en uno de los puntos políticos críticos durante la elección estadounidense del próximo año, tras el anuncio de que la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos aceptó tomar el caso en que el gobierno de Barack Obama cuestiona la legalidad de la ley migratoria adoptada por el estado de Arizona.
El tema es mucho mayor de lo que se piensa en México, donde la atención de centrará sobre la cuestión migratoria. Para los Estados Unidos, sin embargo, hay otros aspectos tan importantes y relativamente mas, porque van al eje mismo de su existencia.
Por un lado, el argumento asumido por gobiernos estatales y los críticos republicanos de Obama: que el gobierno federal no hace lo suficiente para enfrentar la inseguridad fronteriza y evitar la llegada de indocumentados. Ese punto enfrenta dos concepciones históricas e ideológicas de los Estados Unidos, que engloban los derechos de los estados y el papel del gobierno federal en la vida estadounidense.
Ambas son parte de un debate que en su momento llevó ya a la Guerra Civil de 1861-65, cuando los estados del sur formaron la Confederación para enfrentar lo que consideraban un ilegal intento de interferir con sus derechos, como el de tener esclavos…
Una segunda implicación es un debate tan brutal como importante y uno que está, ha estado y probablemente seguirá en la nación del norte: ¿quien es un estadounidense? La pregunta se vincula tanto con la definición de ¿quien es una persona? en un país donde muchos llegaron con la idea de que los negros y no blancos no eran personas y por tanto no podían ser estadounidenses.
La discusión tiene una incidencia enorme en el tema migratorio, pero difícilmente lo resolverán. La discusión sobre ambos temas lleva dos siglos, o mas, no hay razón para que sea resuelta de forma definitiva por la decisión que tome la Suprema Corte, aunque al menos por un tiempo será la interpretación imperante de la ley.
Lo que sí es claro es que el debate en la Corte pondrá de relieve de nuevo el tema migratorio bajo una luz importante: la defensa del derecho de los estados a tomar medidas contra los migrantes indocumentados será asumida necesariamente por figuras republicanas y la defensa de la idea de que sólo el gobierno federal tiene las facultades necesarias será por contraste visto como una postura mas amistosa hacia los migrantes, mayoritariamente latinos y mexicanos, en específico.
En otras palabras, reforzará la noción de que los demócratas están mas abiertos que los republicanos a una resolución del problema de migración, un tema de la mayor importancia para los hispanos en Estados Unidos, un grupo que aún debe recibir el respeto que merece por su potencialidad política y económica.
Y si bien se consideraba seguro que Obama logrará la mayoría de los votos hispanos, también es cierto que la discusión judicial del tema llamará la atención sobre el problema y contribuirá a la decisión de los latinos, que verán confirmadas sus im´presiones negativas sobre los republicanos.
Pero el debate contribuirá a la polarización de una sociedad donde históricamente la xenofobia acompaña la mayor visibilidad demográfica de las corrientes migratorias, o sea cuando alcanzan niveles de 15 por ciento de la población -como es el caso actual- y en la que ya un analista indicaba que puede ser decidida por la votación de quienes tienen, o no, problemas con una sociedad étnica y culturalmente plural.
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