Jenaro Villamil
Lo que no sucedió en el 2006 con la abierta inducción del voto a favor de Felipe Calderón en varias emisiones de la telenovela La Fea más Bella, en Canal 2 de Televisa, ocurrió al finalizar el 2011 con la transmisión de la pelea, el sábado 12 de noviembre, entre el pugilista mexicano José Manuel Márquez y el filipino Manny Pacquiao, un día antes de las elecciones estatales en Michoacán.
Como recordarán los casi 20 millones de televidentes que vieron la transmisión en TV Azteca de esa polémica pelea (alcanzó los 37 puntos de rating a nivel nacional, uno de los más altos en 2011), Márquez apareció con un logo del PRI en el calzoncillo. El pugilista, de origen michoacano, promovía así su simpatía por el tricolor o financió con una cantidad de millones de pesos aún no especificada el patrocinio del partido. Las redes sociales y los medios especializados consideraron que fue un “robo” la pelea porque los jueces le dieron el triunfo a Pacquiao, quien no lució en sus mejores momentos como boxeador.
Para dos de los tres magistrados de la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el logotipo del PRI en el calzoncillo de uno de los protagonistas de esta pelea de box, junto con la transmisión en televisión restringida de un mitin de cierre de campaña del PRI (donde apareció durante 4 minutos el aspirante priista a la alcaldía de Morelia, Wilfrido Lázaro Medina), sí fueron determinantes para inducir el voto en una elección muy cerrada que fue impugnada por el Partido Acción Nacional.
El argumento de los magistrados, cuya sesión se prolongó hasta la 1:30 de la madrugada del miércoles 28 de diciembre, es que hubo una “transmisión irregular” del mitin de cierre de campaña del PRI y del Partido Verde, lo cual constituyó “una irregularidad grave por vulnerar dispositivos y principios constitucionales”, según el magistrado ponente Santiago Nieto.
En el caso del logo del PRI en el calzoncillo de Márquez el argumento no tiene desperdicio, por constituirse en un criterio jurisdiccional que probablemente generará mucha polémica en las elecciones del 2012, no sólo en las de Michoacán:
“No es necesario acreditar que existe un contrato para decir que se ha contratado o se ha adquirido tiempos en radio y televisión, basta con que exista una posibilidad, basta con que exista un beneficio, posicionando la imagen de un partido político de candidato frente al electorado, a través de indicios”.
La magistrada Adriana Favela, la única de los tres que votó en contra, desestimó la influencia tanto de la transmisión del mitin de cierre de campaña como el logo del PRI en el calzoncillo de Márquez.
Estos criterios pueden revertírsele al mismo PAN, promovente de la anulación de los comicios en Morelia, porque el PRD (partido que dejará el gobierno de Michoacán) ha argumentado una “serie de irregularidades” en los comicios estatales que van desde el apoyo del presidente Felipe Calderón a la candidatura de su hermana, María Luisa Cocoa Calderón hasta “las intromisiones groseras” de los funcionarios federales de distintas dependencias para apoyar a la hermana presidencial, hasta las amenazas del crimen organizado contra candidatos y simpatizantes perredistas.
Por supuesto, el PRI está furioso con este criterio. Tres calificativos le endilgaron a la resolución de la sala regional del tribunal electoral: “injusta, equivocada y desproporcionada”. Sin embargo, admitieron el fallo e irán para los comicios extraordinarios de la capital michoacana en un plazo no mayor de 150 días.
Este episodio, como la misma pelea entre Márquez y Pacquiao, se puede convertir en la metáfora perfecta de lo que nos espera en 2012: una contienda presidencial cerrada, una observación minuciosa de los infomerciales, del branding (posicionamiento de marca) y de la publicidad encubierta conocida como desplazamiento del producto o advertainment en los programas de televisión que pueden constituir “determinantes” para inducir el voto a favor o en contra de alguien.
Eso sin tomar en cuenta lo que Calderón ha convertido en una bandera del final de su gobierno: narcotizar las sospechas de amenazas del crimen organizado. Y mientras, la PGR, bien gracias.
Lo que no sucedió en el 2006 con la abierta inducción del voto a favor de Felipe Calderón en varias emisiones de la telenovela La Fea más Bella, en Canal 2 de Televisa, ocurrió al finalizar el 2011 con la transmisión de la pelea, el sábado 12 de noviembre, entre el pugilista mexicano José Manuel Márquez y el filipino Manny Pacquiao, un día antes de las elecciones estatales en Michoacán.
Como recordarán los casi 20 millones de televidentes que vieron la transmisión en TV Azteca de esa polémica pelea (alcanzó los 37 puntos de rating a nivel nacional, uno de los más altos en 2011), Márquez apareció con un logo del PRI en el calzoncillo. El pugilista, de origen michoacano, promovía así su simpatía por el tricolor o financió con una cantidad de millones de pesos aún no especificada el patrocinio del partido. Las redes sociales y los medios especializados consideraron que fue un “robo” la pelea porque los jueces le dieron el triunfo a Pacquiao, quien no lució en sus mejores momentos como boxeador.
Para dos de los tres magistrados de la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el logotipo del PRI en el calzoncillo de uno de los protagonistas de esta pelea de box, junto con la transmisión en televisión restringida de un mitin de cierre de campaña del PRI (donde apareció durante 4 minutos el aspirante priista a la alcaldía de Morelia, Wilfrido Lázaro Medina), sí fueron determinantes para inducir el voto en una elección muy cerrada que fue impugnada por el Partido Acción Nacional.
El argumento de los magistrados, cuya sesión se prolongó hasta la 1:30 de la madrugada del miércoles 28 de diciembre, es que hubo una “transmisión irregular” del mitin de cierre de campaña del PRI y del Partido Verde, lo cual constituyó “una irregularidad grave por vulnerar dispositivos y principios constitucionales”, según el magistrado ponente Santiago Nieto.
En el caso del logo del PRI en el calzoncillo de Márquez el argumento no tiene desperdicio, por constituirse en un criterio jurisdiccional que probablemente generará mucha polémica en las elecciones del 2012, no sólo en las de Michoacán:
“No es necesario acreditar que existe un contrato para decir que se ha contratado o se ha adquirido tiempos en radio y televisión, basta con que exista una posibilidad, basta con que exista un beneficio, posicionando la imagen de un partido político de candidato frente al electorado, a través de indicios”.
La magistrada Adriana Favela, la única de los tres que votó en contra, desestimó la influencia tanto de la transmisión del mitin de cierre de campaña como el logo del PRI en el calzoncillo de Márquez.
Estos criterios pueden revertírsele al mismo PAN, promovente de la anulación de los comicios en Morelia, porque el PRD (partido que dejará el gobierno de Michoacán) ha argumentado una “serie de irregularidades” en los comicios estatales que van desde el apoyo del presidente Felipe Calderón a la candidatura de su hermana, María Luisa Cocoa Calderón hasta “las intromisiones groseras” de los funcionarios federales de distintas dependencias para apoyar a la hermana presidencial, hasta las amenazas del crimen organizado contra candidatos y simpatizantes perredistas.
Por supuesto, el PRI está furioso con este criterio. Tres calificativos le endilgaron a la resolución de la sala regional del tribunal electoral: “injusta, equivocada y desproporcionada”. Sin embargo, admitieron el fallo e irán para los comicios extraordinarios de la capital michoacana en un plazo no mayor de 150 días.
Este episodio, como la misma pelea entre Márquez y Pacquiao, se puede convertir en la metáfora perfecta de lo que nos espera en 2012: una contienda presidencial cerrada, una observación minuciosa de los infomerciales, del branding (posicionamiento de marca) y de la publicidad encubierta conocida como desplazamiento del producto o advertainment en los programas de televisión que pueden constituir “determinantes” para inducir el voto a favor o en contra de alguien.
Eso sin tomar en cuenta lo que Calderón ha convertido en una bandera del final de su gobierno: narcotizar las sospechas de amenazas del crimen organizado. Y mientras, la PGR, bien gracias.
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