Josefina, la inevitable

Jorge Fernández Menéndez

En política se pueden tener las más distintas opiniones, se pueden construir diferentes escenarios, optar por cursos de acción alternativos. Lo que no se puede hacer es negar los datos, hacer como si éstos no tuvieran relación con las opiniones, los escenarios, los cursos de acción. Cuando eso ocurre, cuando se crean, sin asidero en los hechos, realidades alternas, el fracaso del político está asegurado. Le ocurrió, para no ir más lejos, a López Obrador en el 2006, cuando insistía en que tenía una ventaja de más de 10 puntos en las encuestas, una ventaja que en realidad no existía (tampoco las encuestas que lo mostraban). Siempre trabajó como si esa ventaja existiera y perdurara, incluso cuando estaba superado por Felipe Calderón y probablemente en esa realidad ficción se basó su derrota.

Ayer se comenzaron a dar a conocer las encuestas electorales de noviembre. No hay demasiadas novedades: Peña Nieto sigue al frente de las encuestas con más del 40 por ciento (44 en la de GEA ISA), López Obador desde que es candidato subió cinco puntos (sigue muy lejos con apenas 16) y Josefina Vázquez Mota se ubica, en las preferencias generales y aunque todavía no es candidata del PAN, con cerca de 20 puntos. Los demás precandidatos del blanquiazul están muy atrás. Pero cuando entre los simpatizantes panistas se pregunta por sus preferencias internas, es cuando se da el mayor salto en las encuestas: en la de GEA ISA (que fue la empresa encuestadora que utilizó el PAN en el 2006 y de donde salió el ex director del Cisen, Guillermo Valdez) Josefina Vázquez Mota tiene el 61 por ciento de las preferencias en el panismo, aumentó en un mes 14 puntos. Ernesto Cordero está segundo, con apenas 15 puntos y tercero Santiago Creel con 14 puntos. No hay forma, en términos estadísticos, de en apenas dos meses, uno de los cuales será prácticamente de fiestas navideñas, de que se pueda modificar una ventaja de ese tamaño. Estamos hablando de tres veces más expectativas de voto por Josefina que por cualquiera de sus adversarios; estamos hablando del doble de votos de sus dos adversarios sumados.

Se debería comenzar a reconocer, por lo menos internamente en el panismo, que en su proceso interno ya hay una ganadora, que es la que mayor simpatías concita en el partido, entre sus simpatizantes y también, aunque todavía esté lejos de Peña Nieto, entre el electorado en general. Es verdad que con su proceso interno el PAN podrá tener acceso a más publicidad en radio y televisión. Es verdad que para algunos ese proceso es muestra de mayor democracia interna. Pero los datos duros lo que muestran es que esa publicidad no modificará las cosas, que la lucha interna como está planteada puede resultar muy desabrida para el elector independiente, porque está dirigida básicamente a los panistas. Y lo cierto es que mientras las coaliciones que impulsan a Peña Nieto y a López Obrador están trabajando ya en sus equipos de campaña, en la distribución de posiciones en la cámara de diputados y senadores, en los candidatos a gobernadores basados en los nuevos equilibrios que han dejado las candidaturas, en el PAN están desperdiciando sus esfuerzos en una lucha interna que las encuestas muestran que ya está definida.

No sé qué tendrán que decidir Ernesto Cordero y Santiago Creel. Pero sí sé que si el panismo realmente se moviera con ambición de poder, si se pudiera atener a los números, a la realidad, si establece una estrategia de fondo para intentar conservar el poder, tiene aún un enorme potencial: una candidata mujer con posibilidades de competir es una ventaja de campaña indudable; que junto a ella estén políticos con un gran reconocimiento en el manejo financiero como Ernesto Cordero sería muy importante; que un político tan conocido como Santiago Creel estuviera en sus listas haría diferencia. Que allí estuvieran los calderonistas pero también los foxistas, y los sectores independientes que están dispuestos a trabajar con Josefina, haría una candidatura diferente, competitiva ante un Peña Nieto que hoy no tiene a nadie enfrente y a un López Obrador que no es el del 2006, pero que nadie duda que dará la pelea porque tiene todo para hacerlo.

El PAN debe dejar de pensar ya en el 15 de febrero próximo. Debe pensar, ver y trabajar para el primero de julio. Los datos duros ya están en sus manos: es infantil ignorarlos. Josefina, como lo dijo ella hace ya varias semanas, será la candidata inevitable.

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