Estrategia y oración familiar

Eduardo Ibarra Aguirre

Más de cinco años de gigantescos recursos económicos, técnicos y humanos invertidos en la guerra (lucha) contra el narcotráfico y el crimen organizado, como nuca antes en la milenaria historia del país, fueron hechos a un lado para rendirse ante la trágica realidad e implorar a Dios en voz de Margarita Zavala, pero en nombre de su familia, incluido el general de cinco estrellas, lo siguiente.

“En nuestra familia hemos preparado esta petición: te pedimos, Señor, por nuestro querido México. Dale a tu pueblo mexicano la paz, la esperanza, la justicia y la caridad que tanto necesita. Toca con tu amor el corazón de los violentos, y danos fortaleza, sabiduría y humildad a todos para poder cumplir con nuestro deber, ayuda en especial a los más pobres y enséñanos a ser sus verdaderos hermanos. Protege a tu pueblo, tómalo de la mano y llévalo a la tierra que le tienes prometida. Oremos”, dijo la esposa de Felipe Calderón.

Respetabilísimas son las creencias y prácticas religiosas de la familia Calderón Zavala. Lo debatible es el manejo político, en alianza con la jerarquía católica y por la vía del duopolio de la televisión y el oligopolio de la radio, de las convicciones privadas que para expresarse no requieren del indebido uso del Poder Ejecutivo, presuntamente laico, que obligó a los feligreses a someterse al Estado Mayor Presidencial para ser revisados con arcos detectores de metales y con las manos en los exteriores de la Basílica de Guadalupe.

Durante la misa inaugural por el Triduo de la Oración por la Paz y la Reconciliación en México, que organiza la Iglesia católica contra la violencia, oficiada por Norberto Rivera Carrera acompañado del nuncio apostólico, Christophe Pierre, con lo cual se iniciaron tres días de rezo para “frenar las actividades del crimen organizado en el país”, Zavala reprodujo la estrecha visión de su marido sobre un complejo problema con orígenes multifactoriales, para reducirlo a un “Toca con tu amor el corazón de los violentos”.

Es la maniquea concepción de “Somos muchos más los buenos que los malos en México” que repiten al aire y sin inmutarse Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego, líderes de las empresas promotoras de la violencia y la enajenación televisiva hasta destruir lo que la escuela construye.

Para el cardenal Rivera “La ausencia de paz no es porque Dios se haya alejado de nosotros, sino porque nosotros lo hemos abandonado y nos hemos burlado de su ley, debido a una libertad mal entendida, hemos dado rienda suelta a nuestro libertinaje”. Y ofreció como solución “La conversión de “los corazones de los delincuentes no con la amenaza del castigo eterno, sino por la ternura del Padre a su Hijo, Jesucristo”, pues “Dios ama a los pecadores, a sus enemigos, a los ateos y agnósticos pero no ama nuestros pecados”.

Burla de la ley divina que a juicio de Hugo Valdemar, vocero de Rivera y rijoso activista político con sotana: “Nosotros queremos construir una sociedad con valores y el PRD sólo destruye, por eso he dicho que ese partido ha hecho más daño que el narco, con 40 mil abortos; el narco lleva apenas 28 mil”. Sería pertinente la conversión del corazón de este hombre instalado en el Santo Oficio.

Todo el amor al prójimo profesado en la misa no fue suficiente para ahorrarle a Rivera Carrera la defensa de la violencia quinquenal del Estado, el festejo de la reforma al 24 constitucional que estimó como “un gran avance luego de los importantes pasos que se dieron desde la reforma realizada en 1992” y la sumisión del abogado, economista y administrador público no sólo a la geopolítica de Washington frente al narcotráfico, sino ahora a los mandatos divinos.

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