Algunos detenidos la Nochebuena cenaron mejor que en su casa
Envían al Torito a 892 conductores ebrios
Continúa la corrupción en el centro de sanciones administrativas, afirman
Mirna Servín Vega y Mariana Suárez Esquivel
Óscar es recolector de desperdicio industrial y vive al día. Esta Nochebuena cenó como nunca lo hubiera hecho en su casa. El pollo rostizado fue sustituido por pavo, espagueti a la crema, ensalada de manzana y ponche, aunque sin la compañía de sus seres queridos. A las 9:40 de la mañana, en plena Navidad, cumplió 21 horas de arresto en el Centro de Sanciones Administrativas y de Integración Social, por conducir un vehículo de carga y presentar 0.15 miligramos de alcohol en la sangre –25 menos de lo permitido a los autos particulares– en la prueba del alcoholímetro, y ante la imposibilidad de contar con 4 mil pesos para tramitar un amparo.
Eran como las 11 de la mañana; iba a trabajar, pero tomé un día antes, salí muy temprano y todavía olía a alcohol. Estaba crudo. No pasé la prueba por ir en una camioneta con placas de carga que, me dijeron, tienen cero tolerancia, señaló Óscar Esquivel González en la puerta del centro de detenciones conocido como el Torito.
Esquivel González es uno de los 892 conductores que fueron remitidos tras reprobar la prueba de alcoholemia del programa Conduce sin Alcohol desde el pasado 16 de diciembre y hasta la noche de ayer.
El traslado al Distrito Federal desde Tultitlán, estado de México, es una rutina cotidiana para Óscar y su padre, don Gardino Esquivel Rito, quien lo acompañaba al momento de la detención y lo esperó toda la noche mientras cumplía la sanción.
Don Gardino camina de un lado a otro en la acera, tiene los ojos vidriosos y pide a su esposa que se quede en la camioneta de modelo antiguo, porque hace mucho frío; sin embargo, la señora Bertha González no atiende la petición de su esposo y baja del vehículo sin titubear.
“Íbamos a trabajar, yo le aseguro que había otros de verdad tomados que ni agarraron o ya hasta se fueron, pero como mi hijo no tenía para pagar ese papel de salida –amparo–, pues lo metieron y, como siempre, a los que nos friegan es a los más jodidos. Se siente uno impotente al no poder hacer nada con la autoridad; para ellos, sin dinero, no existes”, lamentó don Gardino.
Aseguró que a pesar de lo amarga que fue esta Navidad, y aunque no salió ni para la cena porque perdieron un día de trabajo, su hijo “sí cenó bien.
La verdad es que vamos al día, yo estoy enfermo; si mi hijo no maneja, pues no podemos ir por los desperdicios y pues no hay cena, nada de una Navidad bonita. Ni pudimos dormir, lamentó.
Contrastantes son las historias de Juan Manuel, David y Felipe, que como Óscar y decenas de personas pasaron la Nochebuena en el Torito, aunque como tenían dinero para un amparo, salieron varias horas antes de cumplir la sanción impuesta por el juez cívico.
Todos coincidieron en afirmar que los trataron bien, y en que la prepotencia que manejan algunos custodios es sólo una pantalla. Aseguraron que no hay abusos y hasta tienen colchoncitos las camas. Se sintieron raros, solos y extrañaron mucho a su familia en esa fecha tan especial, pero fuera de quejarse del frío y lo sucio de los baños, todo lo demás fue tan bueno que resultó una sorpresa.
Sin embargo, tanto familiares como infractores indicaron que, pese a que el programa Conduce sin Alcohol es una buena idea, y les permitió reflexionar e incluso afirmar que como mecanismo para evitar accidentes y tragedias sí funciona, el gran problema es la corrupción, que no se extingue, y afirmaron que como las detenciones son al azar, existen severos problemas con el criterio que tienen las autoridades para ingresar a las personas.
Tan sólo la noche del 24 de diciembre la policía capitalina informó que remitió a 80 conductores al Torito por resultar positivos en la prueba del alcoholímetro, y trasladó 35 vehículos al corralón. Durante la temporada navideña, el operativo funcionó las 24 horas del día y en su fase diurna instaló diariamente cuatro puntos aleatorios en las siete diferentes entradas y salidas a carreteras o autopistas de la ciudad de México, y continuará así hasta el próximo 6 de enero.
Alegría, nostalgia, alivio y vergüenza fueron los sentimientos que prevalecieron entre las personas que abandonaron el centro de sanciones en las primeras horas del día. Algunas aseguraban que serán más conscientes; otras incluso bromearon al considerar la posibilidad de volver el siguiente diciembre: Me trataron bien, a ver si el próximo año regreso.
Envían al Torito a 892 conductores ebrios
Continúa la corrupción en el centro de sanciones administrativas, afirman
Mirna Servín Vega y Mariana Suárez Esquivel
Óscar es recolector de desperdicio industrial y vive al día. Esta Nochebuena cenó como nunca lo hubiera hecho en su casa. El pollo rostizado fue sustituido por pavo, espagueti a la crema, ensalada de manzana y ponche, aunque sin la compañía de sus seres queridos. A las 9:40 de la mañana, en plena Navidad, cumplió 21 horas de arresto en el Centro de Sanciones Administrativas y de Integración Social, por conducir un vehículo de carga y presentar 0.15 miligramos de alcohol en la sangre –25 menos de lo permitido a los autos particulares– en la prueba del alcoholímetro, y ante la imposibilidad de contar con 4 mil pesos para tramitar un amparo.
Eran como las 11 de la mañana; iba a trabajar, pero tomé un día antes, salí muy temprano y todavía olía a alcohol. Estaba crudo. No pasé la prueba por ir en una camioneta con placas de carga que, me dijeron, tienen cero tolerancia, señaló Óscar Esquivel González en la puerta del centro de detenciones conocido como el Torito.
Esquivel González es uno de los 892 conductores que fueron remitidos tras reprobar la prueba de alcoholemia del programa Conduce sin Alcohol desde el pasado 16 de diciembre y hasta la noche de ayer.
El traslado al Distrito Federal desde Tultitlán, estado de México, es una rutina cotidiana para Óscar y su padre, don Gardino Esquivel Rito, quien lo acompañaba al momento de la detención y lo esperó toda la noche mientras cumplía la sanción.
Don Gardino camina de un lado a otro en la acera, tiene los ojos vidriosos y pide a su esposa que se quede en la camioneta de modelo antiguo, porque hace mucho frío; sin embargo, la señora Bertha González no atiende la petición de su esposo y baja del vehículo sin titubear.
“Íbamos a trabajar, yo le aseguro que había otros de verdad tomados que ni agarraron o ya hasta se fueron, pero como mi hijo no tenía para pagar ese papel de salida –amparo–, pues lo metieron y, como siempre, a los que nos friegan es a los más jodidos. Se siente uno impotente al no poder hacer nada con la autoridad; para ellos, sin dinero, no existes”, lamentó don Gardino.
Aseguró que a pesar de lo amarga que fue esta Navidad, y aunque no salió ni para la cena porque perdieron un día de trabajo, su hijo “sí cenó bien.
La verdad es que vamos al día, yo estoy enfermo; si mi hijo no maneja, pues no podemos ir por los desperdicios y pues no hay cena, nada de una Navidad bonita. Ni pudimos dormir, lamentó.
Contrastantes son las historias de Juan Manuel, David y Felipe, que como Óscar y decenas de personas pasaron la Nochebuena en el Torito, aunque como tenían dinero para un amparo, salieron varias horas antes de cumplir la sanción impuesta por el juez cívico.
Todos coincidieron en afirmar que los trataron bien, y en que la prepotencia que manejan algunos custodios es sólo una pantalla. Aseguraron que no hay abusos y hasta tienen colchoncitos las camas. Se sintieron raros, solos y extrañaron mucho a su familia en esa fecha tan especial, pero fuera de quejarse del frío y lo sucio de los baños, todo lo demás fue tan bueno que resultó una sorpresa.
Sin embargo, tanto familiares como infractores indicaron que, pese a que el programa Conduce sin Alcohol es una buena idea, y les permitió reflexionar e incluso afirmar que como mecanismo para evitar accidentes y tragedias sí funciona, el gran problema es la corrupción, que no se extingue, y afirmaron que como las detenciones son al azar, existen severos problemas con el criterio que tienen las autoridades para ingresar a las personas.
Tan sólo la noche del 24 de diciembre la policía capitalina informó que remitió a 80 conductores al Torito por resultar positivos en la prueba del alcoholímetro, y trasladó 35 vehículos al corralón. Durante la temporada navideña, el operativo funcionó las 24 horas del día y en su fase diurna instaló diariamente cuatro puntos aleatorios en las siete diferentes entradas y salidas a carreteras o autopistas de la ciudad de México, y continuará así hasta el próximo 6 de enero.
Alegría, nostalgia, alivio y vergüenza fueron los sentimientos que prevalecieron entre las personas que abandonaron el centro de sanciones en las primeras horas del día. Algunas aseguraban que serán más conscientes; otras incluso bromearon al considerar la posibilidad de volver el siguiente diciembre: Me trataron bien, a ver si el próximo año regreso.
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