Campos Elíseos / Katia D'Artigues
Estos pasados días no fueron buenos para Enrique Peña Nieto. Sufre el primer traspié de su carrera ya como virtual candidato del PRI por sus propias palabras… o la falta de. Y también por un comentario de su hija nada menos que en Twitter.
A estas alturas sabrá de qué hablo, pero si no, un resumen ejecutivo: Peña Nieto fue a la Feria del Libro de Guadalajara a presentar su nuevo libro “México, la gran esperanza”. Ahí le hicieron una pregunta obvia: Los tres libros que han marcado su vida personal y política. El pobre cantinfleó. Salvo la Biblia, que dijo que no había leído completa, no pudo citar el título de un solo libro y su autor. Mucho menos tres. Para acabarla confundió autores. Le atribuyó a Enrique Krauze la autoría de “La silla del águila”, cuando es de Carlos Fuentes…
Dicen que en la primera fila su futuro coordinador de campaña, Luis Videgaray, le hacía señas con los dedos sobre la boca: Un llamado al silencio, digamos.
Fue objeto de sorna inmediata. Una buena manera de medirlo fue a través de las redes sociales, particularmente Twitter, en el que el hashtag #LibreriaPeñaNieto se volvió de los más citados, es decir, un trending topic o TT. Había comentarios de todo: Del insulto al ingenio criticando lo evidente: La lectura no es lo suyo. Críticas que ayer lunes ya permearon a los medios escritos, como un excelente artículo de Jesús Silva Herzog Márquez.
Deje usted el traspié, lo que llama mucho la atención es la incapacidad de reacción de Peña para enfrentar escenarios en el que no tiene todo el control. Y la pregunta es evidente: ¿Qué pasará cuando debata con López Obrador y si las cosas siguen como van en el PAN con Vázquez Mota?
Luego la cosa se puso peor. En las primeras horas de ayer, en defensa de su papá salió Paulina Peña Pretelini. Hizo un RT —retweet, es decir citar un mensaje— de @Jojotorre que decía: “Un saludo a toda la bola de pendejos, que forman parte de la prole y solo critican a quien envidian”.
Prole. Es decir proletario, que significa, según la Real Academia Española: “Perteneciente o relativo a la clase obrera”. Fue instantáneo TT con varios hashtags: #ForeverProle, #Prole y #soyprole. Lo seguía siendo cuando redacté esto. No puedo evitar relacionarlo con otro sustantivo vuelto adjetivo denotativo que hace poco también comentaron en las redes sociales cuando un par de jóvenes en Polanco insultaron a un policía, llamándolo “pinche asalariado de mierda”. ¿De cuándo acá ser integrante de la clase trabajadora es un insulto?
Por lo leído en su cuenta de Twitter —antes de que la borrara— @Jojotorre es novio de Paulina Peña. El 25 de noviembre le envió el mensaje: “gracias a ti goldita hermosa por estos 5 meses sabes que te amo con todo mi ser”.
¿Pero quién es Paulina? La joven es la mayor de los hermanos Peña Pretelini, tiene 16 años y mide 1.61. Su comida favorita es el sushi, y no come dulces. Su cantante favorito es Enrique Iglesias. Sus colores favoritos son el morado, el azul y blanco. Dice que la película que más le ha gustado es “The Last Song”. Y su juguete es un oso llamado Beto: se lo regaló su papá a su mamá cuando eran novios. Fue electa recientemente como “Una de las 11 niñas más guapas de Quién” (la revista).
En una entrevista con la revista “Caras”, describía a su papá así: “Un hombre muy trabajador y que da todo por nosotros: Lo quiero mucho, lo amo. Admiro cómo trata a las personas y todo lo que ha hecho. Hace poco lloré porque mi papá venía en el coche y había dos personas en sillas de ruedas que lo saludaron. Él paró las camionetas para bajarse a tomarse una foto con ellos, es muy agradecido y eso me conmueve mucho”.
Su propio padre ayer puso en su cuenta de Twitter, @EPN, dos comentarios al respecto: “El RT de Paulina fue una reacción emotiva por mi error en la FIL. Definitivamente fue un exceso y me disculpo públicamente por ello”. El segundo: “Hablé con mis hijos sobre el valor del respeto y la tolerancia, les reiteré que debemos escuchar y no ofender a los demás”.
Ella, después de cancelar su cuenta, la volvió a abrir y puso: “Quiero ofrecer una disculpa de todo corazón. Mi intención con ese RT jamás fue ofenderlos. Reconozco que hice mal y lo lamento”. Y luego: “Fue un impulso de mi parte al leer algunos tweets que ofendían a mi papá y a la memoria de mi mamá. Hoy aprendí una gran lección”.
¿Tendrá una repercusión más allá este episodio? ¿En un país donde, tristemente leemos 0.6 libros al año?
Pero Peña Nieto no es ni el primero ni el último político que ha cometido este tipo de equivocaciones. ¿Quiénes son los otros? Se lo cuento en la edición on line de esta columna, además de los privilegios que tiene el procurador del DF cuando va a una boda.
Estos pasados días no fueron buenos para Enrique Peña Nieto. Sufre el primer traspié de su carrera ya como virtual candidato del PRI por sus propias palabras… o la falta de. Y también por un comentario de su hija nada menos que en Twitter.
A estas alturas sabrá de qué hablo, pero si no, un resumen ejecutivo: Peña Nieto fue a la Feria del Libro de Guadalajara a presentar su nuevo libro “México, la gran esperanza”. Ahí le hicieron una pregunta obvia: Los tres libros que han marcado su vida personal y política. El pobre cantinfleó. Salvo la Biblia, que dijo que no había leído completa, no pudo citar el título de un solo libro y su autor. Mucho menos tres. Para acabarla confundió autores. Le atribuyó a Enrique Krauze la autoría de “La silla del águila”, cuando es de Carlos Fuentes…
Dicen que en la primera fila su futuro coordinador de campaña, Luis Videgaray, le hacía señas con los dedos sobre la boca: Un llamado al silencio, digamos.
Fue objeto de sorna inmediata. Una buena manera de medirlo fue a través de las redes sociales, particularmente Twitter, en el que el hashtag #LibreriaPeñaNieto se volvió de los más citados, es decir, un trending topic o TT. Había comentarios de todo: Del insulto al ingenio criticando lo evidente: La lectura no es lo suyo. Críticas que ayer lunes ya permearon a los medios escritos, como un excelente artículo de Jesús Silva Herzog Márquez.
Deje usted el traspié, lo que llama mucho la atención es la incapacidad de reacción de Peña para enfrentar escenarios en el que no tiene todo el control. Y la pregunta es evidente: ¿Qué pasará cuando debata con López Obrador y si las cosas siguen como van en el PAN con Vázquez Mota?
Luego la cosa se puso peor. En las primeras horas de ayer, en defensa de su papá salió Paulina Peña Pretelini. Hizo un RT —retweet, es decir citar un mensaje— de @Jojotorre que decía: “Un saludo a toda la bola de pendejos, que forman parte de la prole y solo critican a quien envidian”.
Prole. Es decir proletario, que significa, según la Real Academia Española: “Perteneciente o relativo a la clase obrera”. Fue instantáneo TT con varios hashtags: #ForeverProle, #Prole y #soyprole. Lo seguía siendo cuando redacté esto. No puedo evitar relacionarlo con otro sustantivo vuelto adjetivo denotativo que hace poco también comentaron en las redes sociales cuando un par de jóvenes en Polanco insultaron a un policía, llamándolo “pinche asalariado de mierda”. ¿De cuándo acá ser integrante de la clase trabajadora es un insulto?
Por lo leído en su cuenta de Twitter —antes de que la borrara— @Jojotorre es novio de Paulina Peña. El 25 de noviembre le envió el mensaje: “gracias a ti goldita hermosa por estos 5 meses sabes que te amo con todo mi ser”.
¿Pero quién es Paulina? La joven es la mayor de los hermanos Peña Pretelini, tiene 16 años y mide 1.61. Su comida favorita es el sushi, y no come dulces. Su cantante favorito es Enrique Iglesias. Sus colores favoritos son el morado, el azul y blanco. Dice que la película que más le ha gustado es “The Last Song”. Y su juguete es un oso llamado Beto: se lo regaló su papá a su mamá cuando eran novios. Fue electa recientemente como “Una de las 11 niñas más guapas de Quién” (la revista).
En una entrevista con la revista “Caras”, describía a su papá así: “Un hombre muy trabajador y que da todo por nosotros: Lo quiero mucho, lo amo. Admiro cómo trata a las personas y todo lo que ha hecho. Hace poco lloré porque mi papá venía en el coche y había dos personas en sillas de ruedas que lo saludaron. Él paró las camionetas para bajarse a tomarse una foto con ellos, es muy agradecido y eso me conmueve mucho”.
Su propio padre ayer puso en su cuenta de Twitter, @EPN, dos comentarios al respecto: “El RT de Paulina fue una reacción emotiva por mi error en la FIL. Definitivamente fue un exceso y me disculpo públicamente por ello”. El segundo: “Hablé con mis hijos sobre el valor del respeto y la tolerancia, les reiteré que debemos escuchar y no ofender a los demás”.
Ella, después de cancelar su cuenta, la volvió a abrir y puso: “Quiero ofrecer una disculpa de todo corazón. Mi intención con ese RT jamás fue ofenderlos. Reconozco que hice mal y lo lamento”. Y luego: “Fue un impulso de mi parte al leer algunos tweets que ofendían a mi papá y a la memoria de mi mamá. Hoy aprendí una gran lección”.
¿Tendrá una repercusión más allá este episodio? ¿En un país donde, tristemente leemos 0.6 libros al año?
Pero Peña Nieto no es ni el primero ni el último político que ha cometido este tipo de equivocaciones. ¿Quiénes son los otros? Se lo cuento en la edición on line de esta columna, además de los privilegios que tiene el procurador del DF cuando va a una boda.
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