La plantilla laboral de honorarios
Urgente, reivindicarlos
Miguel Ángel Velázquez / Ciudad Perdida
Perdón, pero la situación de miles y miles de trabajadores del gobierno de la ciudad de México no es, por ningún motivo, la que corresponde a una administración de izquierda.
Son miles, varios miles, los que sostienen el trabajo burocrático del gobierno central y no reciben por su labor ninguna de las prestaciones que por ley debería otorgarles el patrón, que en este caso los tiene sometidos a contratos leoninos, indignos de un mandato que tiene, o debería tener, como prioridad a sus trabajadores.
El tema no es nuevo, por el contrario, es una de las herencias de las administraciones priístas con las que ha cargado el gobierno de la ciudad, pero ya es hora de que eso termine y se busquen las formas de hacer menos injusto el trabajo de la gente que atiende en todas la áreas públicas las exigencias de los ciudadanos.
Se trata de quienes laboran por honorarios, es decir, los que no cuentan con un contrato que defina su labor, su salario y las obligaciones del empleador, en este caso el gobierno de la ciudad. Es verdad que resulta casi un suicidio para quienes controlan la vida burocrática del Distrito Federal alimentar un sindicato que, como muchos otros, es un saco de vicios que también perjudica el quehacer del empleado y sirve, a fin de cuentas, nada más como instrumento político de los líderes incurustados en los puestos de mando sindicales.
Sí, es verdad, pero eso no debería ser pretexto para que desde el poder se esquilme la labor de los empleados gubernamentales; por el contrario, se deberían buscar formas de protección del trabajador que dignifiquen su esfuerzo.
Esta vez, para terminar el año, desde las oficinas de gobierno en el Zócalo se ha mandado terminar, el 15 de diciembre, los contratos laborales de quienes cobran por honorarios, lo cual impide a los trabajadores recibir el salvador aguinaldo; además, dejará sin operadores reales las oficinas de gobierno, porque los sindicalizados se irán de vacaciones, tomarán días de asueto o simplemente harán lo que acostumbran: no atender a quienes demandan su servicio.
Lo mismo son jefes de área que simples asalariados, todos caben en las nóminas de honorarios, y no crea usted que nada más son los que por necesidad firman contratos leoninos, los hay también que ni a eso llegan.
Un ejemplo que lastima es el de los empleados de limpia del Distrito Federal. Hay que recalcarlo, son miles los que trabajan sólo por la propina. Son trabajadores de honorarios, son los que recogen la basura de las calles, los que la separan, y que cualquiera piensa que es un rasgo más de corrupción, sin saber que cada uno de esos personajes no recibe ningún salario ni tiene las prestaciones que la ley otorga.
En condiciones parecidas están los bomberos, y por sobre todos ellos, en número, se cuenta a quienes se ocupan, en las ventanillas de cada una de las delegaciones, en cada uno de las secretarías de gobierno, de atender al público. Para ellos hay contratos temporales que les impiden generar derechos y conseguir una plaza como empleado del gobierno.
Esos son a los que se les está escamoteando su aguinaldo. De todo esto ya está enterado el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, quien, según nos dicen, se reunirá el día de hoy con un grupo importante de secretarios de su gabinete para tratar de solventar los problemas que ya empiezan a darse entre los trabajadores por la injusta retribución a sus labores. Ojalá y de esa reunión salga alguna idea que reivindique el nombre de la izquierda en el gobierno.
De pasadita
Se los contamos como va. Desde las alturas perredistas nos comentan que Andrés Manuel López Obrador no ha vetado personalmente a la presidenta de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa, Alejandra Barrales. Se advierte, eso sí, que en su gira de trabajo por esta ciudad, que comenzará el próximo domingo, sólo uno de los candidatos del PRD a la jefatura de Gobierno está invitado, y ése es Mario Delgado, quien ya estuvo sentado en primera fila en el acto en que el tabasqueño se inscribió como precandidato del Partido de la Revolución Democrática a la Presidencia de la República. ¿Será?
Urgente, reivindicarlos
Miguel Ángel Velázquez / Ciudad Perdida
Perdón, pero la situación de miles y miles de trabajadores del gobierno de la ciudad de México no es, por ningún motivo, la que corresponde a una administración de izquierda.
Son miles, varios miles, los que sostienen el trabajo burocrático del gobierno central y no reciben por su labor ninguna de las prestaciones que por ley debería otorgarles el patrón, que en este caso los tiene sometidos a contratos leoninos, indignos de un mandato que tiene, o debería tener, como prioridad a sus trabajadores.
El tema no es nuevo, por el contrario, es una de las herencias de las administraciones priístas con las que ha cargado el gobierno de la ciudad, pero ya es hora de que eso termine y se busquen las formas de hacer menos injusto el trabajo de la gente que atiende en todas la áreas públicas las exigencias de los ciudadanos.
Se trata de quienes laboran por honorarios, es decir, los que no cuentan con un contrato que defina su labor, su salario y las obligaciones del empleador, en este caso el gobierno de la ciudad. Es verdad que resulta casi un suicidio para quienes controlan la vida burocrática del Distrito Federal alimentar un sindicato que, como muchos otros, es un saco de vicios que también perjudica el quehacer del empleado y sirve, a fin de cuentas, nada más como instrumento político de los líderes incurustados en los puestos de mando sindicales.
Sí, es verdad, pero eso no debería ser pretexto para que desde el poder se esquilme la labor de los empleados gubernamentales; por el contrario, se deberían buscar formas de protección del trabajador que dignifiquen su esfuerzo.
Esta vez, para terminar el año, desde las oficinas de gobierno en el Zócalo se ha mandado terminar, el 15 de diciembre, los contratos laborales de quienes cobran por honorarios, lo cual impide a los trabajadores recibir el salvador aguinaldo; además, dejará sin operadores reales las oficinas de gobierno, porque los sindicalizados se irán de vacaciones, tomarán días de asueto o simplemente harán lo que acostumbran: no atender a quienes demandan su servicio.
Lo mismo son jefes de área que simples asalariados, todos caben en las nóminas de honorarios, y no crea usted que nada más son los que por necesidad firman contratos leoninos, los hay también que ni a eso llegan.
Un ejemplo que lastima es el de los empleados de limpia del Distrito Federal. Hay que recalcarlo, son miles los que trabajan sólo por la propina. Son trabajadores de honorarios, son los que recogen la basura de las calles, los que la separan, y que cualquiera piensa que es un rasgo más de corrupción, sin saber que cada uno de esos personajes no recibe ningún salario ni tiene las prestaciones que la ley otorga.
En condiciones parecidas están los bomberos, y por sobre todos ellos, en número, se cuenta a quienes se ocupan, en las ventanillas de cada una de las delegaciones, en cada uno de las secretarías de gobierno, de atender al público. Para ellos hay contratos temporales que les impiden generar derechos y conseguir una plaza como empleado del gobierno.
Esos son a los que se les está escamoteando su aguinaldo. De todo esto ya está enterado el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, quien, según nos dicen, se reunirá el día de hoy con un grupo importante de secretarios de su gabinete para tratar de solventar los problemas que ya empiezan a darse entre los trabajadores por la injusta retribución a sus labores. Ojalá y de esa reunión salga alguna idea que reivindique el nombre de la izquierda en el gobierno.
De pasadita
Se los contamos como va. Desde las alturas perredistas nos comentan que Andrés Manuel López Obrador no ha vetado personalmente a la presidenta de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa, Alejandra Barrales. Se advierte, eso sí, que en su gira de trabajo por esta ciudad, que comenzará el próximo domingo, sólo uno de los candidatos del PRD a la jefatura de Gobierno está invitado, y ése es Mario Delgado, quien ya estuvo sentado en primera fila en el acto en que el tabasqueño se inscribió como precandidato del Partido de la Revolución Democrática a la Presidencia de la República. ¿Será?
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