Deudas mortales

Antonio Navalón

Empezó la carnicería. El último discurso del presidente Calderón marca el final del sexenio. Aunque naturalmente pobre de aquel que se crea que se va.

El control del Estado siempre estuvo, está y estará en manos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Por eso se ha convertido hoy en el arma letal, en la antigua brigada política o en el CISEN.

La mitad de la tragedia y del cáncer de la economía moderna, tanto en Estados Unidos como en los países europeos, se debe al déficit acumulado por los estados nacionales en su conjunto y por los entes autonómicos sectorialmente en cada país.

La deuda ligada al fin del momento político, por ahora, de Humberto Moreira marca un punto y aparte no sólo porque habrá que seguir con todas las investigaciones y exigir se señalen las responsabilidades a ambos lados del campo, es decir, tanto en la administración estatal como federal.

Al final del día y ya iniciado el camino de haberse ofrecido y hecho el sapuca delante del altar de Peña Nieto, el primer interesado en deslindar completamente las responsabilidades, entiendo debe ser el ahora antiguo presidente del PRI.

Que todos sepan que esto no es el final, es sólo el comienzo. Godoy en uno de sus últimos actos de campaña antes de que el PRI –ese mismo de Moreira– ganara la elección en Michoacán, denunció el uso y abuso del agujero negro del control en directo del verdadero patrón que es la SHCP.

Creo que los rumores son sólo rumores y que no hay que hacer de ellos materia informativa. Sacando las cuentas y tratando de construir los escenarios de cuál es el manejo real del antiguo gobernador del Estado de México, sabido es que cuando uno llega al poder para saber cuántos muertos tiene en el armario es necesario controlar Finanzas y la Procuraduría. En eso es en lo que se está como otra parte más de la campaña electoral.

Dependiendo de cómo convenga, las deudas mortales podrían cobrar la vida no solamente de la primera víctima de este nuevo sistema de eliminación política –Humberto Moreira– sino de alguien más.

Mientras tanto la vida sigue y ya empezamos a ver entre los hermanos panistas no el primer gesto caníbal pero si uno que nos muestra de qué va esto. De golpe Cordero cogió su fusil y abrió fuego sobre Josefina Vázquez Mota. Una buena manera de descrestar los liderazgos es atacar al corazón y tratar de comérselo aunque se trate del compañero o compañera de partido.

En esta situación piensen ¿quién podría absolver de lo bueno y lo malo –incluso de los errores de la guerra no guerra contra el narco– al presidente Calderón?

P.D. Lo malo de ser el líder es que sólo puedes caer. No me parece necesario abundar en lo que no se puede hacer.

Cualquiera puede tener medio segundo malo, lo peligroso es no entender que todos estamos expuestos a que se nos critique, máxime si queremos ser presidentes.

Si la silla del águila es el destino, el vuelo del pájaro azul del Twitter se ha convertido en el mayor peligro. Por eso, las campañas, especialmente la de Peña Nieto, deben tener más cuidado con el corazón del pueblo.

No es tan grave lo de los libros como el caldo de cultivo de las imprudencias tuiteras posteriores.

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