Algo más que un simple tuit
Realidad vs triunfalismo
Carlos Fernández-Vega / México SA
Pues nada, que en este segundo año de consolidación económica (ya sabe quién dixit), parece que lo único que realmente se consolida es la desocupación abierta, la cual en noviembre pasado reportó un incremento de 0.38 puntos porcentuales con respecto a la del mes inmediato anterior, para ubicarse en 5.16 por ciento de la población económicamente activa, proporción equivalente a 2.5 millones de mexicanos totalmente fuera del mercado laboral.
La buena noticia de todo esto –según la difunden los voceros oficiales y los oficiosos– es que de noviembre de 2010 a igual mes del presente año la tasa oficial de desocupación abierta se redujo 0.31 puntos porcentuales, al pasar de 5.28 a 4.97 por ciento, algo así como 150 mil desocupados menos a lo largo de los últimos doce meses. Tanta alegría provocó esta noticia en el circuito de Los Pinos, que hasta el propio inquilino de la residencia oficial (el autodenominado Presidente del empleo) se animó a auto felicitarse por medio de twitter: a pesar del fuerte incremento de la población en edad de trabajar, el desempleo (la desocupación, en realidad) en México es alrededor de 5 por ciento. En Estados Unidos de 10 por ciento, en España de 20 por ciento, tecleó el susodicho.
Qué bueno que esté contento, pero, como siempre, la realidad es mucho más drástica que el triunfalismo del gobierno calderonista y un simple tuit. Ello, porque en los hechos la desocupación abierta en el país (versión oficial) se ha incrementado 40 por ciento a lo largo del sexenio de para vivir mejor, lo que representa que alrededor de 1.2 millones de mexicanos perdieron la chamba en ese periodo, o de plano no pudieron incorporarse al mercado laboral, formal e informal. Tan delicado es el problema, que el número de desempleados durante el calderonato resulta prácticamente igual al acumulado histórico (1.2 contra 1.3 millones en cada caso, para redondear los 2.5 millones de mexicanos en tan precaria situación, siempre de acuerdo con las cifras oficiales).
En realidad, la única buena noticia es que Javier Lozano dejó de ser el secretario del Trabajo, aunque aquella se ve opacada por el hecho de que el ex gallo azul se irá al Senado a gozar de inmerecida beca, con todo e inmunidad. El señor de Los Pinos está loco de contento por el resultado de la encuesta nacional de ocupación y empleo que mensualmente levanta el Inegi (en esta ocasión la correspondiente a noviembre de 2011). Sin embargo, el susodicho olvida que –valga la obviedad– el sexenio tiene seis años, no un mes, mucho menos el de noviembre, porque en diciembre tradicionalmente se dispara la tasa de desocupación, de tal suerte que habría que ver si la sonrisa le dura hasta el siguiente informe de la citada institución.
En vía de mientras, vale mencionar que en los cinco (de seis) años de calderonato la tasa oficial de desocupación en el país pasó de 3.5 a 4.97 por ciento (5.16 por ciento si se toma el dato concreto del undécimo mes de 2011), de tal suerte que motivo real para celebrar no existe: tal diferencia implica un incremento de 40 por ciento en este renglón, que se traduce en un millón 200 mil mexicanos a quienes de plano se les niega el derecho de colocarse en el mercado laboral.
En en esos cinco años oficialmente se generaron 1.5 millones de empleos formales, de los que una tercera parte fueron eventuales. En el mismo lapso, la población económicamente activa en el país creció en aproximadamente 5 millones, de tal suerte que el calderonato registra un déficit cercano a 3.5 millones de plazas formales, sin considerar la ínfima calidad de los empleos, tanto en ingreso como en prestaciones. Sólo hay que ver cómo ha crecido, con el apoyo oficial y de manera decidida por el ex secretario del Trabajo, el número de empresas dedicadas al outsourcing, con la finalidad no sólo de evadir la Ley Federal del Trabajo, sino el pago de impuestos.
Del estallido oficial de la crisis (octubre de 2008) al cierre de noviembre pasado, también con información del Inegi, la economía formal sólo alcanzó a registrar 950 mil trabajadores en el IMSS, es decir, poco más de 315 mil anuales, con el agravante que 42 por ciento de ellos fueron plazas de carácter eventual. Sin duda, otro logro durante el sexenio del señor que se auto felicita por medio del twitter es el incremento del empleo informal. Ha sido tal, que a estas alturas el número de trabajadores permanentes registrados en el IMSS resulta menor a los que laboran en la informalidad.
Todo lo anterior, y más, forman parte del balance real del calderonato en materia laboral y rebasan, por mucho, al autocomplaciente tuit, algo que ni el inquilino de Los Pinos ni su ex secretario del Trabajo (hoy firme aspirante a una beca senatorial) pueden deslindarse al achacar su rotundo fracaso a factores externos, a crisis consideradas catarritos, a sacudidas más allá de nuestra fronteras o a eclipses solares. La política económico-laboral del régimen se concentró en atender servilmente las necesidades y caprichos de la gran empresa, del gran capital, y olvidó incluir al factor más importante del circuito: el trabajador.
Ya tendrá tema el futuro becario, pero el hecho es que cuando Javier Lozano arribó a la Secretaría del Trabajo la tasa oficial de desocupación abierta en el país era de 3.5 por ciento de la población económicamente activa; cinco años después, cuando felizmente dejó esa posición, tal indicador rondaba 5 por ciento de la PEA, lo que equivale a un millón 200 mil mexicanos adicionales fuera del mercado laboral. Desastroso, desde luego, pero lo peor del caso es que tras el espeluznante tiradero que dejó todavía tienen la cara dura de premiarlo. Y así quieren repetir en la residencia oficial. Sí, cómo no.
Las rebanadas del pastel
Prepárense para, de nueva cuenta, escuchar la desgastadísima tesis oficial del catarrito: el Banco Mundial advierte que la mayoría de los países del mundo registrará desaceleración económica en 2012 y 2013 como resultado de la crisis económica europea. Casi sin excepción las tasas de crecimiento serán menores, significativamente en el siguiente par de años. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional advierte que podría recortar sus proyecciones de crecimiento económico mundial, dada la persistencia y profundidad de la sacudida en el viejo continente. Por lo anterior, en Los Pinos ya preparan un sesudo desmentido: a México nada le pasará, nada, porque la crisis es externa, así que favor de tomar las providencias del caso.
Realidad vs triunfalismo
Carlos Fernández-Vega / México SA
Pues nada, que en este segundo año de consolidación económica (ya sabe quién dixit), parece que lo único que realmente se consolida es la desocupación abierta, la cual en noviembre pasado reportó un incremento de 0.38 puntos porcentuales con respecto a la del mes inmediato anterior, para ubicarse en 5.16 por ciento de la población económicamente activa, proporción equivalente a 2.5 millones de mexicanos totalmente fuera del mercado laboral.
La buena noticia de todo esto –según la difunden los voceros oficiales y los oficiosos– es que de noviembre de 2010 a igual mes del presente año la tasa oficial de desocupación abierta se redujo 0.31 puntos porcentuales, al pasar de 5.28 a 4.97 por ciento, algo así como 150 mil desocupados menos a lo largo de los últimos doce meses. Tanta alegría provocó esta noticia en el circuito de Los Pinos, que hasta el propio inquilino de la residencia oficial (el autodenominado Presidente del empleo) se animó a auto felicitarse por medio de twitter: a pesar del fuerte incremento de la población en edad de trabajar, el desempleo (la desocupación, en realidad) en México es alrededor de 5 por ciento. En Estados Unidos de 10 por ciento, en España de 20 por ciento, tecleó el susodicho.
Qué bueno que esté contento, pero, como siempre, la realidad es mucho más drástica que el triunfalismo del gobierno calderonista y un simple tuit. Ello, porque en los hechos la desocupación abierta en el país (versión oficial) se ha incrementado 40 por ciento a lo largo del sexenio de para vivir mejor, lo que representa que alrededor de 1.2 millones de mexicanos perdieron la chamba en ese periodo, o de plano no pudieron incorporarse al mercado laboral, formal e informal. Tan delicado es el problema, que el número de desempleados durante el calderonato resulta prácticamente igual al acumulado histórico (1.2 contra 1.3 millones en cada caso, para redondear los 2.5 millones de mexicanos en tan precaria situación, siempre de acuerdo con las cifras oficiales).
En realidad, la única buena noticia es que Javier Lozano dejó de ser el secretario del Trabajo, aunque aquella se ve opacada por el hecho de que el ex gallo azul se irá al Senado a gozar de inmerecida beca, con todo e inmunidad. El señor de Los Pinos está loco de contento por el resultado de la encuesta nacional de ocupación y empleo que mensualmente levanta el Inegi (en esta ocasión la correspondiente a noviembre de 2011). Sin embargo, el susodicho olvida que –valga la obviedad– el sexenio tiene seis años, no un mes, mucho menos el de noviembre, porque en diciembre tradicionalmente se dispara la tasa de desocupación, de tal suerte que habría que ver si la sonrisa le dura hasta el siguiente informe de la citada institución.
En vía de mientras, vale mencionar que en los cinco (de seis) años de calderonato la tasa oficial de desocupación en el país pasó de 3.5 a 4.97 por ciento (5.16 por ciento si se toma el dato concreto del undécimo mes de 2011), de tal suerte que motivo real para celebrar no existe: tal diferencia implica un incremento de 40 por ciento en este renglón, que se traduce en un millón 200 mil mexicanos a quienes de plano se les niega el derecho de colocarse en el mercado laboral.
En en esos cinco años oficialmente se generaron 1.5 millones de empleos formales, de los que una tercera parte fueron eventuales. En el mismo lapso, la población económicamente activa en el país creció en aproximadamente 5 millones, de tal suerte que el calderonato registra un déficit cercano a 3.5 millones de plazas formales, sin considerar la ínfima calidad de los empleos, tanto en ingreso como en prestaciones. Sólo hay que ver cómo ha crecido, con el apoyo oficial y de manera decidida por el ex secretario del Trabajo, el número de empresas dedicadas al outsourcing, con la finalidad no sólo de evadir la Ley Federal del Trabajo, sino el pago de impuestos.
Del estallido oficial de la crisis (octubre de 2008) al cierre de noviembre pasado, también con información del Inegi, la economía formal sólo alcanzó a registrar 950 mil trabajadores en el IMSS, es decir, poco más de 315 mil anuales, con el agravante que 42 por ciento de ellos fueron plazas de carácter eventual. Sin duda, otro logro durante el sexenio del señor que se auto felicita por medio del twitter es el incremento del empleo informal. Ha sido tal, que a estas alturas el número de trabajadores permanentes registrados en el IMSS resulta menor a los que laboran en la informalidad.
Todo lo anterior, y más, forman parte del balance real del calderonato en materia laboral y rebasan, por mucho, al autocomplaciente tuit, algo que ni el inquilino de Los Pinos ni su ex secretario del Trabajo (hoy firme aspirante a una beca senatorial) pueden deslindarse al achacar su rotundo fracaso a factores externos, a crisis consideradas catarritos, a sacudidas más allá de nuestra fronteras o a eclipses solares. La política económico-laboral del régimen se concentró en atender servilmente las necesidades y caprichos de la gran empresa, del gran capital, y olvidó incluir al factor más importante del circuito: el trabajador.
Ya tendrá tema el futuro becario, pero el hecho es que cuando Javier Lozano arribó a la Secretaría del Trabajo la tasa oficial de desocupación abierta en el país era de 3.5 por ciento de la población económicamente activa; cinco años después, cuando felizmente dejó esa posición, tal indicador rondaba 5 por ciento de la PEA, lo que equivale a un millón 200 mil mexicanos adicionales fuera del mercado laboral. Desastroso, desde luego, pero lo peor del caso es que tras el espeluznante tiradero que dejó todavía tienen la cara dura de premiarlo. Y así quieren repetir en la residencia oficial. Sí, cómo no.
Las rebanadas del pastel
Prepárense para, de nueva cuenta, escuchar la desgastadísima tesis oficial del catarrito: el Banco Mundial advierte que la mayoría de los países del mundo registrará desaceleración económica en 2012 y 2013 como resultado de la crisis económica europea. Casi sin excepción las tasas de crecimiento serán menores, significativamente en el siguiente par de años. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional advierte que podría recortar sus proyecciones de crecimiento económico mundial, dada la persistencia y profundidad de la sacudida en el viejo continente. Por lo anterior, en Los Pinos ya preparan un sesudo desmentido: a México nada le pasará, nada, porque la crisis es externa, así que favor de tomar las providencias del caso.
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