Turbulencia y fuga de capital
Realidad mata propaganda oficial
Carlos Fernández-Vega / México SA
El tipo de cambio del peso frente al dólar reporta niveles observados tres años atrás, es decir, cuando en Los Pinos se reconocía oficialmente que la crisis económica externa ya era interna, y que el catarrito en realidad era pulmonía. Decía José López Portillo, y de eso sabía un rato, que presidente que devalúa, se devalúa, aunque en el caso de Felipe Calderón lo segundo fue previo a lo primero.
Ahora la manifiesta debilidad de la moneda mexicana es atribuida a presiones provocadas por la turbulencia financiera europea y a la incertidumbre sobre la viabilidad económica del viejo continente. En 2008, los mismos voceros oficiales y oficiosos aducían que el debilitamiento de la divisa nacional era consecuencia de la cercanía geográfica con Estados Unidos y de la dependencia, real y creciente, con su economía. Ambos factores pegan, sin duda, pero más allá de cercanías y dependencias, existen otros elementos y explicaciones que –todo indica– tales voceros y analistas, a propósito, han dejado fuera. Uno de ellos, cuyas consecuencias de tiempo atrás padecen los mexicanos de a pie, es el relativo a la salida de capitales.
La fortaleza económica del país, la confianza de los inversionistas (nacionales y extranjeros) en el gobierno y demás frases ramplonas de la propaganda oficial una vez más terminan en el bote de la basura ante la cruel realidad: la salida de capitales se ha incrementado y, por ende, se ha debilitado el tipo de cambio de la moneda mexicana. Fortaleza y confianza que en los hechos se ha traducido en multimillonaria salida de capitales, como documenta el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados (CEFP): en México se registran episodios de fuertes salidas de capitales, influidas por las condiciones adversas en Europa. La primera de ellas tuvo lugar el día 3 de noviembre pasado, registrando la tenencia de valores gubernamentales por parte de extranjeros una disminución de 23 mil 977.2 millones de pesos, monto que representó 1.1 veces la entrada neta de capitales que tuvo lugar en octubre.
El CEFP lo explica así: ese retiro de recursos de nuestro país estuvo influido por las condiciones que imperaron en la eurozona. Por un lado, se profundizaron las dudas sobre la disposición de las economías europeas para cumplir con sus compromisos y superar la crisis de deuda. Concretamente, surgieron inquietudes respecto a la permanencia de Grecia en la Unión Europea y los efectos negativos que tendría sobre la economía mundial el que ese país se quedara sin ayuda o fuera de la unión, pues podría precipitar la turbulencia financiera y acelerar el proceso de recesión de la zona, con repercusiones importantes en otros países. Por el otro lado, se dieron ajustes en la cartera de los inversionistas internacionales ante la determinación del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo de relajar su política monetaria y el reconocimiento de que las perspectivas de crecimiento continuaban sujetas a una elevada incertidumbre y a riesgos a la baja, los cuales empezaban a materializarse, haciendo probable la revisión a la baja de los pronósticos de crecimiento para 2012.
Para México, lo anterior se tradujo en lo siguiente: los días 16 y 17 de noviembre se registraron salidas de capital por 12 mil 79.3 y 19 mil 586.4 millones de pesos, respectivamente, ocasionadas una vez más por las malas noticias provenientes de la Unión Europea, que en esta ocasión fueron producto de la revisión a la baja del pronóstico de crecimiento de 2011 para el Reino Unido; el reconocimiento por parte del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, de que la eurozona enfrenta una crisis sistemática y que no hay posibilidad de que salga de ella sin crecimiento económico, y debido a que los bonos soberanos españoles a 10 años otorgaron rendimientos cercanos a 7 por ciento, el cual es visto por los analistas como el umbral que detonó los rescates financieros de Grecia, Irlanda y Portugal.
Ante ese panorama, el pasado 29 de noviembre la Comisión de Cambios del gobierno mexicano decidió suspender temporalmente las subastas mensuales de opciones que dan el derecho a vender dólares al Banco de México (Banxico), mismas que fueron aplicadas a partir de febrero de 2010 para facilitar la acumulación de reservas internacionales y mejorar el perfil crediticio de nuestro país. Al mismo tiempo, determinó que a partir del 30 de noviembre Banxico subastaría diariamente 400 millones de dólares, la cual se hará efectiva siempre y cuando el tipo de cambio presente una depreciación superior a 2 por ciento respecto a su valor del día hábil inmediato anterior.
La Comisión de Cambios anunció que la medida era de carácter preventivo y que tenía la finalidad de proveer liquidez al mercado cambiario para preservar su funcionamiento ordenado. En ese sentido, hasta antes de la medida anunciada, el Banco de México sostenía que era probable una dinámica adversa del tipo de cambio, derivado de los procesos especulativos ante la incertidumbre en los mercados financieros; no obstante, la posibilidad de una escasez de liquidez en el mercado cambiario habla, en efecto, de una salida de capitales que, de hecho, ante un agravamiento de las condiciones externas, puede ocasionar una abrupta reversión de los flujos a nuestro país.
En el último anuncio de política de la Junta de Gobierno del Banco de México, si bien se reitera la disyuntiva que enfrenta la política monetaria entre relajarla o endurecerla, en esta ocasión parece que el panorama se ha ensombrecido, pues se ha dado mayor deterioro del balance de riegos para el crecimiento económico derivado de las menores perspectivas de crecimiento tanto para la economía global como para la nacional (lo que ameritaría una reducción de la tasa de interés para estimular el consumo y la inversión), al tiempo que el correspondiente para la inflación se reportó como neutral, luego de que en el anuncio del 14 de octubre el balance para la inflación había mostrado una mejoría ligera, esto es, los factores que presionan al alza a la inflación se han reavivado; por ende, el desempeño previsto para la inflación resta margen para una posible baja en la tasa de interés.
Será necesario estar atentos a la evolución de los mercados financieros y la economía global, ya que han causado estragos significativos a la economía a través de los movimientos de los capitales extranjeros y su efecto en el tipo de cambio, ya que este último influye en las expectativas de inflación y en la capacidad de las autoridades monetarias para aplicar medidas que apoyen a la consecución de su objetivo inflacionario, pero sin detrimento de la actividad económica del país.
Las rebanadas del pastel
Entonces, la turbulencia, sí, pero algo más.
Realidad mata propaganda oficial
Carlos Fernández-Vega / México SA
El tipo de cambio del peso frente al dólar reporta niveles observados tres años atrás, es decir, cuando en Los Pinos se reconocía oficialmente que la crisis económica externa ya era interna, y que el catarrito en realidad era pulmonía. Decía José López Portillo, y de eso sabía un rato, que presidente que devalúa, se devalúa, aunque en el caso de Felipe Calderón lo segundo fue previo a lo primero.
Ahora la manifiesta debilidad de la moneda mexicana es atribuida a presiones provocadas por la turbulencia financiera europea y a la incertidumbre sobre la viabilidad económica del viejo continente. En 2008, los mismos voceros oficiales y oficiosos aducían que el debilitamiento de la divisa nacional era consecuencia de la cercanía geográfica con Estados Unidos y de la dependencia, real y creciente, con su economía. Ambos factores pegan, sin duda, pero más allá de cercanías y dependencias, existen otros elementos y explicaciones que –todo indica– tales voceros y analistas, a propósito, han dejado fuera. Uno de ellos, cuyas consecuencias de tiempo atrás padecen los mexicanos de a pie, es el relativo a la salida de capitales.
La fortaleza económica del país, la confianza de los inversionistas (nacionales y extranjeros) en el gobierno y demás frases ramplonas de la propaganda oficial una vez más terminan en el bote de la basura ante la cruel realidad: la salida de capitales se ha incrementado y, por ende, se ha debilitado el tipo de cambio de la moneda mexicana. Fortaleza y confianza que en los hechos se ha traducido en multimillonaria salida de capitales, como documenta el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados (CEFP): en México se registran episodios de fuertes salidas de capitales, influidas por las condiciones adversas en Europa. La primera de ellas tuvo lugar el día 3 de noviembre pasado, registrando la tenencia de valores gubernamentales por parte de extranjeros una disminución de 23 mil 977.2 millones de pesos, monto que representó 1.1 veces la entrada neta de capitales que tuvo lugar en octubre.
El CEFP lo explica así: ese retiro de recursos de nuestro país estuvo influido por las condiciones que imperaron en la eurozona. Por un lado, se profundizaron las dudas sobre la disposición de las economías europeas para cumplir con sus compromisos y superar la crisis de deuda. Concretamente, surgieron inquietudes respecto a la permanencia de Grecia en la Unión Europea y los efectos negativos que tendría sobre la economía mundial el que ese país se quedara sin ayuda o fuera de la unión, pues podría precipitar la turbulencia financiera y acelerar el proceso de recesión de la zona, con repercusiones importantes en otros países. Por el otro lado, se dieron ajustes en la cartera de los inversionistas internacionales ante la determinación del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo de relajar su política monetaria y el reconocimiento de que las perspectivas de crecimiento continuaban sujetas a una elevada incertidumbre y a riesgos a la baja, los cuales empezaban a materializarse, haciendo probable la revisión a la baja de los pronósticos de crecimiento para 2012.
Para México, lo anterior se tradujo en lo siguiente: los días 16 y 17 de noviembre se registraron salidas de capital por 12 mil 79.3 y 19 mil 586.4 millones de pesos, respectivamente, ocasionadas una vez más por las malas noticias provenientes de la Unión Europea, que en esta ocasión fueron producto de la revisión a la baja del pronóstico de crecimiento de 2011 para el Reino Unido; el reconocimiento por parte del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, de que la eurozona enfrenta una crisis sistemática y que no hay posibilidad de que salga de ella sin crecimiento económico, y debido a que los bonos soberanos españoles a 10 años otorgaron rendimientos cercanos a 7 por ciento, el cual es visto por los analistas como el umbral que detonó los rescates financieros de Grecia, Irlanda y Portugal.
Ante ese panorama, el pasado 29 de noviembre la Comisión de Cambios del gobierno mexicano decidió suspender temporalmente las subastas mensuales de opciones que dan el derecho a vender dólares al Banco de México (Banxico), mismas que fueron aplicadas a partir de febrero de 2010 para facilitar la acumulación de reservas internacionales y mejorar el perfil crediticio de nuestro país. Al mismo tiempo, determinó que a partir del 30 de noviembre Banxico subastaría diariamente 400 millones de dólares, la cual se hará efectiva siempre y cuando el tipo de cambio presente una depreciación superior a 2 por ciento respecto a su valor del día hábil inmediato anterior.
La Comisión de Cambios anunció que la medida era de carácter preventivo y que tenía la finalidad de proveer liquidez al mercado cambiario para preservar su funcionamiento ordenado. En ese sentido, hasta antes de la medida anunciada, el Banco de México sostenía que era probable una dinámica adversa del tipo de cambio, derivado de los procesos especulativos ante la incertidumbre en los mercados financieros; no obstante, la posibilidad de una escasez de liquidez en el mercado cambiario habla, en efecto, de una salida de capitales que, de hecho, ante un agravamiento de las condiciones externas, puede ocasionar una abrupta reversión de los flujos a nuestro país.
En el último anuncio de política de la Junta de Gobierno del Banco de México, si bien se reitera la disyuntiva que enfrenta la política monetaria entre relajarla o endurecerla, en esta ocasión parece que el panorama se ha ensombrecido, pues se ha dado mayor deterioro del balance de riegos para el crecimiento económico derivado de las menores perspectivas de crecimiento tanto para la economía global como para la nacional (lo que ameritaría una reducción de la tasa de interés para estimular el consumo y la inversión), al tiempo que el correspondiente para la inflación se reportó como neutral, luego de que en el anuncio del 14 de octubre el balance para la inflación había mostrado una mejoría ligera, esto es, los factores que presionan al alza a la inflación se han reavivado; por ende, el desempeño previsto para la inflación resta margen para una posible baja en la tasa de interés.
Será necesario estar atentos a la evolución de los mercados financieros y la economía global, ya que han causado estragos significativos a la economía a través de los movimientos de los capitales extranjeros y su efecto en el tipo de cambio, ya que este último influye en las expectativas de inflación y en la capacidad de las autoridades monetarias para aplicar medidas que apoyen a la consecución de su objetivo inflacionario, pero sin detrimento de la actividad económica del país.
Las rebanadas del pastel
Entonces, la turbulencia, sí, pero algo más.
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