Itinerario Político / Ricardo Alemán
De nueva cuenta, Felipe Calderón retomó la evidente intromisión del crimen organizado y el narco en los procesos electorales, y como no había ocurrido en declaraciones anteriores, confirmó que su gobierno tiene elementos que prueban su dicho.
En entrevista con Joaquín López Dóriga, el Presidente aclaró que la información que posee –sobre la participación de las bandas criminales en las elecciones michoacanas– no se puede manejar a la ligera, ya que está en riesgo la vida de las personas que la proporcionaron.
Sin embargo, insistió en que existen evidencias públicas que confirman su dicho. Y puso el ejemplo del diario “am” de La Piedad, en donde la víspera de la elección –mediante un desplegado– los criminales llamaron a los electores a no sufragar por el PAN. Días antes, presuntos criminales habían matado a tiros al Alcalde de La Piedad, de filiación azul.
Por eso, y frente a ese riesgo real, Calderón llamó a los políticos y a sus partidos –incluidos los aspirantes presidenciales– a no ignorar el riesgo de que en la elección presidencial de julio de 2012 se meta la mano del narco y la violencia criminal.
Y en respuesta a la fuerte declaración del Presidente mexicano, el candidato del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, mostró la otra cara de la moneda con argumentos que –si bien tienen su propio peso– más bien parecen la confirmación de que a los partidos y a los políticos lo que menos les importa es cómo ganan una elección, sino que lo único importante es el triunfo a secas.
Y es que Peña Nieto dijo estar preocupado por las declaraciones del Presidente, sobre todo porque –en su opinión– parecen una justificación de la derrota del PAN en Michoacán, antes que un argumento de peso sobre la presencia criminal en esa entidad. Lo curioso del asunto es que tanto el Presidente como el aspirante presidencial del PRI tienen una porción de razón, y también de manera parcial dicen la verdad. Pero vamos por partes.
Está claro –para todo el que quiera ver la realidad criminal en Michoacán– que las bandas de la droga que se disputan la plaza en esa entidad metieron no sólo la mano, sino “el codo y hasta la pata” en el proceso electoral para renovar gobernador, alcaldes y Congreso local. Y también es evidente que apoyaron abiertamente al PRI, sea en la contienda para gobernador, sea en las elecciones de alcaldes y diputados locales. Y si existen dudas, van las evidencias.
En por lo menos media docena de entregas del Itinerario Político –desde los primeros días del mes de octubre, hasta finales de noviembre– documentamos la inocultable presencia del crimen organizado en los principales municipios de Michoacán; el control que en esas regiones tienen las bandas de “La Familia” y “Los Caballeros Templarios”, además de grupos antagónicos a esos dos bandos.
También es cierto que –a lo largo del proceso– los candidatos al Gobierno estatal del PAN y del PRD denunciaron repetidamente la presencia de los grupos criminales. Pero es igualmente cierto que ese tema nunca fue el aspecto central de sus campañas. ¿Por qué el PAN y el PRD no hicieron una causa electoral de la presencia del crimen en las elecciones?
La respuesta puede enojar y sorprender, pero resulta que todos los candidatos al Gobierno michoacano “le apostaron a ganar por la vía que fuera necesaria” –haiga sido como haiga sido–, incluso con el inconveniente de que el crimen metiera la mano en la elección. En otras palabras, que tanto el PAN como el PRD y el PRI le apostaron a derrotar en las urnas a las bandas criminales.
Por esa razón, cuando de manera sorpresiva el PRI resultó ganador, su candidato se embuchacó el triunfo y sin averiguar nada y “sin decir pío” se aferró a la victoria. Es muy probable que algo parecido habría hecho y dicho el PAN y el PRD de resultar ganadores. Y por supuesto que lo mismo que gritaron el PAN y el PRD, habría gritado el PRI si el triunfo hubiese sido para los azules o los amarillos. ¿Y cuál es la conclusión de ese galimatías?
Que a los partidos políticos sólo les importa la victoria, sin importar la forma de conseguirla, incluso con la ayuda del narcotráfico. Y tienen razón Calderón y Peña ya que, por un lado, el PRI se hace de la vista gorda respecto de la presencia criminal en las elecciones michoacanas, en tanto que en el otro bando, el PAN y la hermana de Calderón le apostaron a la victoria, a pesar de la presencia criminal.
¿A poco el ganador, en julio de 2012 –quien sea– reconocerá si lo ayudaron las mafias criminales? ¡Pamplinas!
De nueva cuenta, Felipe Calderón retomó la evidente intromisión del crimen organizado y el narco en los procesos electorales, y como no había ocurrido en declaraciones anteriores, confirmó que su gobierno tiene elementos que prueban su dicho.
En entrevista con Joaquín López Dóriga, el Presidente aclaró que la información que posee –sobre la participación de las bandas criminales en las elecciones michoacanas– no se puede manejar a la ligera, ya que está en riesgo la vida de las personas que la proporcionaron.
Sin embargo, insistió en que existen evidencias públicas que confirman su dicho. Y puso el ejemplo del diario “am” de La Piedad, en donde la víspera de la elección –mediante un desplegado– los criminales llamaron a los electores a no sufragar por el PAN. Días antes, presuntos criminales habían matado a tiros al Alcalde de La Piedad, de filiación azul.
Por eso, y frente a ese riesgo real, Calderón llamó a los políticos y a sus partidos –incluidos los aspirantes presidenciales– a no ignorar el riesgo de que en la elección presidencial de julio de 2012 se meta la mano del narco y la violencia criminal.
Y en respuesta a la fuerte declaración del Presidente mexicano, el candidato del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, mostró la otra cara de la moneda con argumentos que –si bien tienen su propio peso– más bien parecen la confirmación de que a los partidos y a los políticos lo que menos les importa es cómo ganan una elección, sino que lo único importante es el triunfo a secas.
Y es que Peña Nieto dijo estar preocupado por las declaraciones del Presidente, sobre todo porque –en su opinión– parecen una justificación de la derrota del PAN en Michoacán, antes que un argumento de peso sobre la presencia criminal en esa entidad. Lo curioso del asunto es que tanto el Presidente como el aspirante presidencial del PRI tienen una porción de razón, y también de manera parcial dicen la verdad. Pero vamos por partes.
Está claro –para todo el que quiera ver la realidad criminal en Michoacán– que las bandas de la droga que se disputan la plaza en esa entidad metieron no sólo la mano, sino “el codo y hasta la pata” en el proceso electoral para renovar gobernador, alcaldes y Congreso local. Y también es evidente que apoyaron abiertamente al PRI, sea en la contienda para gobernador, sea en las elecciones de alcaldes y diputados locales. Y si existen dudas, van las evidencias.
En por lo menos media docena de entregas del Itinerario Político –desde los primeros días del mes de octubre, hasta finales de noviembre– documentamos la inocultable presencia del crimen organizado en los principales municipios de Michoacán; el control que en esas regiones tienen las bandas de “La Familia” y “Los Caballeros Templarios”, además de grupos antagónicos a esos dos bandos.
También es cierto que –a lo largo del proceso– los candidatos al Gobierno estatal del PAN y del PRD denunciaron repetidamente la presencia de los grupos criminales. Pero es igualmente cierto que ese tema nunca fue el aspecto central de sus campañas. ¿Por qué el PAN y el PRD no hicieron una causa electoral de la presencia del crimen en las elecciones?
La respuesta puede enojar y sorprender, pero resulta que todos los candidatos al Gobierno michoacano “le apostaron a ganar por la vía que fuera necesaria” –haiga sido como haiga sido–, incluso con el inconveniente de que el crimen metiera la mano en la elección. En otras palabras, que tanto el PAN como el PRD y el PRI le apostaron a derrotar en las urnas a las bandas criminales.
Por esa razón, cuando de manera sorpresiva el PRI resultó ganador, su candidato se embuchacó el triunfo y sin averiguar nada y “sin decir pío” se aferró a la victoria. Es muy probable que algo parecido habría hecho y dicho el PAN y el PRD de resultar ganadores. Y por supuesto que lo mismo que gritaron el PAN y el PRD, habría gritado el PRI si el triunfo hubiese sido para los azules o los amarillos. ¿Y cuál es la conclusión de ese galimatías?
Que a los partidos políticos sólo les importa la victoria, sin importar la forma de conseguirla, incluso con la ayuda del narcotráfico. Y tienen razón Calderón y Peña ya que, por un lado, el PRI se hace de la vista gorda respecto de la presencia criminal en las elecciones michoacanas, en tanto que en el otro bando, el PAN y la hermana de Calderón le apostaron a la victoria, a pesar de la presencia criminal.
¿A poco el ganador, en julio de 2012 –quien sea– reconocerá si lo ayudaron las mafias criminales? ¡Pamplinas!
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