Ángel, Aguirre… y demonio

José Cárdenas

Con la destitución fulminante del procurador de Guerrero, Alberto López Rosas; del secretario de Seguridad Pública, Ramón Almonte, y el subsecretario, general, Ramón Arreola, no se lava la sangre de Gabriel Echeverría de Jesús, de 20 años, y Jorge Alexis Herrera, de 21, masacrados en Chilpancingo por fuerzas policiacas… Tampoco las lesiones de otros catorce. Ni la violación a los derechos humanos de Gerardo Torres Pérez, torturado y acusado de haber disparado un “cuerno de chivo”. La incapacidad del gobierno encabezado por Ángel Aguirre Rivero criminaliza una protesta mediante la represión furiosa. “Siembra la semilla de otro oaxacazo”, advierte la analista María Amparo Casar.

El gobernador perredista (antes priista) no aprendió la lección de Aguas Blancas. En aquella matanza asesinaron a 17 campesinos, también a manos de fuerzas policiacas guerrerenses. Quizás Aguirre Rivero ya lo olvidó, pero el cadáver político de Rubén Figueroa no sólo se lo recuerda. También lo apesta.

Negligencia, ineptitud y abuso de autoridad podrían ser las acusaciones del sangriento episodio de Chilpancingo. No sólo por el desalojo violento. El asunto trae cola larga.

En septiembre pasado, el gobernador de Guerrero fue a la Normal de Ayotzinapa. Primero para sacarse la foto y, luego, para hacer lo que mejor le sale: prometer… Anunció que aumentaría a 50 pesos la ayuda por estudiante para que pudieran comer tres veces al día. Sólo les entregan diez pesos.

Pero… dar es lo que aniquila. El compromiso de Aguirre Rivero se incumplió. Por ello, los estudiantes demandaron una audiencia con el mandatario. El lunes, burócratas de cuarteles negaron el acceso. “El ‘señor’ anda fuera y no tiene tiempo”, fue la excusa.

Para protestar por el desdén de Aguirre Rivero, los jóvenes bloquearon la Autopista del Sol. Las fuerzas del orden respondieron a balazos. Los manifestantes, con piedras y con bombas de humo. Empezó la corredera. Los cuerpos de los dos estudiantes normalistas quedaron tirados sobre la autopista. Cada uno recibió dos tiros en la cabeza. Están implicados policías municipales, estatales y federales que ni siquiera saben reprimir, como nos comentó Jorge Castañeda.

Las primeras versiones de la autoridad fueron verdades a medias que acabaron en mentiras completas. El procurador Alberto López Rosas dijo que los agresores fueron personas vestidas de civil. Y es cierto. Lo que ocultó es que tales civiles eran policías, que portaban rifles R-15 y órdenes de tirar a matar. Fotografías y videos evidenciaron la mañosa versión de López Rosas.

La incapacidad del gobierno de Guerrero para levantar un bloqueo en una zona donde la violencia no es novedad, lleva al reconocimiento pleno de cómo Ángel Aguirre Rivero maneja el gobierno con superficialidad y poco oficio, a pesar de sus muchos años en la política. ¿No era más sencillo recibir a los estudiantes y negociar sus demandas? Total, fuerzas federales, estatales y municipales resultan muchos para echarse la pelota; muchos para derramar sangre; y muy pocos para entregar buenas cuentas.

MONJE LOCO: El viejito del bigote regaña al joven del copete: “Este señor tiene derecho a no leerme; lo que no tiene derecho es a ser Presidente de México a partir de la ignorancia”. El joven del copete le revira al viejito rabioso: “Las opiniones de todos los ciudadanos son respetables, incluyendo la de un escritor e intelectual tan destacado, como don Carlos Fuentes”... y cada quien se va con su golpe. Ya se sabe, ya se supo…

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