Samuel R. G. / uzkediam@gmail.com
Ser revolucionario significa luchar por los demás y significa ser movido por el amor
López Obrador, 9 de diciembre de 2011
El día de hoy Andrés Manuel López Obrador se registró como precandidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para contender en las elecciones presidenciales de 2012. Las condiciones en las que se presenta la denominada "Disputa 2012" son totalmente diferentes a las que vivimos en 2006.
Nuestro país se encuentra sometido como nunca antes a los intereses de los grupos de poder, en particular dominan el escenario nacional las transnacionales y el narcotráfico. Ambos bloques han llegado a infiltrar de manera cínica y burda las elecciones y la política mexicana en toda la extensión de la palabra. La violencia, la muerte, el odio, la venganza, el rencor, el miedo, la pobreza y la miseria son el pan de cada día para la mayoría de los mexicanos.
La postulación de AMLO como candidato único de las izquierdas debe analizarse con detenimiento -ejercicio que haré a fondo en otra oportunidad- pues hay acuerdos y compromisos poco claros entre el mismo Peje y las "fuerzas oscuras" de la izquierda. Por el momento, quiero destacar lo que es la columna vertebral que rige la campaña de AMLO, el discurso y los hechos de dicho político mexicano.
Puede sonar ridículo o anticuado, poco ortodoxo, pero hablar de una "República Amorosa" revela una forma alternativa de hacer política y de vida misma. Durante mucho tiempo grandes políticos, luchadores sociales, organizaciones e instituciones, se han "quebrado la cabeza" tratando de encontrar un remedio o un recurso valioso para combatir los males que aquejan a las sociedades. De hecho se han planteado distintas formas de gobierno, modos para controlar y poner en marcha los sistemas político y electoral de los países, pero da la impresión que hay factores que "en lo oscurito" pesan más a la hora de definir el destino de los pueblos. El amor, no como un elemento sentimental, nostálgico y emocional, sino como un factor práctico y de hechos, aparece en la escena política y social como una propuesta interesante.
El día de hoy AMLO dijo que lo importante es empujar los valores sociales que permitan cuanto antes erradicar la corrupción que envuelve a la política mexicana y se comprometió, de llegar a Los Pinos, a bajar los salarios de la “alta burocracia”, principalmente el que percibe el Presidente de la República. Prometió elevar el principio básico de la honestidad a “rango supremo” que le permita al país salir de la incertidumbre y el caos.
El amor encaja en el hecho de que los ciudadanos y los mismos funcionarios públicos, debemos entender que no podemos vivir amando lo material por encima del amor hacia nuestra persona y hacia los que nos rodean. Por estúpido que a muchos les parezca, por "religioso" que pueda sonar el discurso, el Peje una vez más tiene la razón. Dicho lenguaje no lo manejó así en 2006, es más, podríamos hablar de una versión del Peje más mesurada, más inclinada al proyecto alternativo de nación presentado en 2006, en esa época el discurso era otro y los hechos quizás también. Hoy las cosas cambian y el escenario es otro, aunque hablamos igual de un México golpeado y sometido, de injusticia y de ilegalidad, pero que al final de cuentas requiere de un remedio, de una solución y pronta.
No quiero decir que el Peje sea portador de una verdad absoluta, o que él mismo sea nuestro "mesías", no pienso caer en ese terreno. No simpatizo con AMLO, hay muchas cosas que se le pueden criticar, ha cometido errores graves y por momentos le falta congruencia a la hora de hablar y a la hora de hacer. Pero el eje de su propuesta es el amor como factor práctico, cosa que todo político en su sano juicio tendría que incluir o contemplar para poner sobre la mesa una o más propuestas que piensen en mejorar el desarrollo de nuestra nación. Ese amor práctico se deberá reflejar en el día a día de la gente, no solamente en que los políticos dejen de robar y los burócratas se comporten a la altura y cobren lo justo y trabajen con honradez. Si apuntamos que México requiere del amor y lo asociamos únicamente con la clase política, no se ganará nada, principalmente la gente, las familias, las parejas, los niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos de todo el país debemos renovar nuestra forma de vivir.
Hay que insistir en que no es religión, no es armar una secta o asociación espiritual o algo parecido, me parece que AMLO plantea llevar el amor a una forma de vida, un estilo de vivir y que nuestra conducta y actos tengan congruencia. Las condiciones en las que se encuentra México no dan cabida para más enemistad, para más distanciamiento entre los miembros de una misma familia, o entre un equipo de trabajo escolar o en alguna empresa u oficina.
AMLO afirmó que su misión es sacar a México del “atraso y del atolladero en que se encuentra” y lograr el renacimiento del país. Dicho renacimiento no se conseguirá con un político de izquierda en la presidencia, el Peje mismo lo sabe y lo ha dicho, ganar la silla presidencial es nada, primero tenemos que ganar en nuestros hogares la verdadera batalla por la existencia. Ese amor práctico se observa con el hecho de que AMLO "busca establecer como forma de vida y de gobierno la honestidad y elevarla a rango supremo".
El Peje aprovechó para lanzar una convocatoria a especialistas, filósofos, estudiosos y a líderes y representantes indígenas para que contribuyan desde ya en la elaboración de lo que sería su plan de gobierno, que según López Obrador será plural como signo de la democracia que impulsa.
Creo que política y amor no están peleados, es más, el verdadero político se ama así mismo, ama la política y ama al pueblo al que va a brindarse. El político que busca servir a la gente, es también porque primero sirvió y sirve en su hogar, porque ahí con su familia es donde desarrolla los mejores valores y su vida gira entorno a esa estabilidad en casa. No podemos hacer política si en el hogar prevalece la oscuridad, si no podemos gobernar ni nuestra propia casa, hecho que muchos de los miembros de la actual clase política ignoran. Parece que el Peje va por buen camino y me sumo con mucho ánimo y entusiasmo a la lucha honesta y sincera que hacemos diariamente millones de mexicanos, tratando a sacar a México adelante. Eso es muy diferente a ser un fan o un seguidor de un político, eso no ayuda al movimiento de verdadera transformación, si se trata de seguir a alguien debemos seguir a nuestros semejantes, a los que dan ejemplo todos los días de vivir de forma digna, el mismo AMLO se ha cansado de decir que el no busca seguidores, busca agentes de cambio dispuestos a entregar la vida si es necesario por el país.
“Ser revolucionario significa luchar por los demás y significa ser movido por el amor”, dijo el ahora precandidato perredista a la Presidencia. Y creo que ser revolucionario implica amar y hacer propia una causa justa y en eso estamos, repito, no es Obrador, es el proyecto que impulsa, es la forma de vida que propone, dentro y fuera de la política, eso lo respaldo y creo ustedes también harían bien en revisar su propuesta y ver de qué forma podrían sumar. México nos necesita y amar a México significa actuar para cambiar las cosas, no nos quedemos en las palabras, pasemos a los hechos.
Ser revolucionario significa luchar por los demás y significa ser movido por el amor
López Obrador, 9 de diciembre de 2011
El día de hoy Andrés Manuel López Obrador se registró como precandidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para contender en las elecciones presidenciales de 2012. Las condiciones en las que se presenta la denominada "Disputa 2012" son totalmente diferentes a las que vivimos en 2006.
Nuestro país se encuentra sometido como nunca antes a los intereses de los grupos de poder, en particular dominan el escenario nacional las transnacionales y el narcotráfico. Ambos bloques han llegado a infiltrar de manera cínica y burda las elecciones y la política mexicana en toda la extensión de la palabra. La violencia, la muerte, el odio, la venganza, el rencor, el miedo, la pobreza y la miseria son el pan de cada día para la mayoría de los mexicanos.
La postulación de AMLO como candidato único de las izquierdas debe analizarse con detenimiento -ejercicio que haré a fondo en otra oportunidad- pues hay acuerdos y compromisos poco claros entre el mismo Peje y las "fuerzas oscuras" de la izquierda. Por el momento, quiero destacar lo que es la columna vertebral que rige la campaña de AMLO, el discurso y los hechos de dicho político mexicano.
Puede sonar ridículo o anticuado, poco ortodoxo, pero hablar de una "República Amorosa" revela una forma alternativa de hacer política y de vida misma. Durante mucho tiempo grandes políticos, luchadores sociales, organizaciones e instituciones, se han "quebrado la cabeza" tratando de encontrar un remedio o un recurso valioso para combatir los males que aquejan a las sociedades. De hecho se han planteado distintas formas de gobierno, modos para controlar y poner en marcha los sistemas político y electoral de los países, pero da la impresión que hay factores que "en lo oscurito" pesan más a la hora de definir el destino de los pueblos. El amor, no como un elemento sentimental, nostálgico y emocional, sino como un factor práctico y de hechos, aparece en la escena política y social como una propuesta interesante.
El día de hoy AMLO dijo que lo importante es empujar los valores sociales que permitan cuanto antes erradicar la corrupción que envuelve a la política mexicana y se comprometió, de llegar a Los Pinos, a bajar los salarios de la “alta burocracia”, principalmente el que percibe el Presidente de la República. Prometió elevar el principio básico de la honestidad a “rango supremo” que le permita al país salir de la incertidumbre y el caos.
El amor encaja en el hecho de que los ciudadanos y los mismos funcionarios públicos, debemos entender que no podemos vivir amando lo material por encima del amor hacia nuestra persona y hacia los que nos rodean. Por estúpido que a muchos les parezca, por "religioso" que pueda sonar el discurso, el Peje una vez más tiene la razón. Dicho lenguaje no lo manejó así en 2006, es más, podríamos hablar de una versión del Peje más mesurada, más inclinada al proyecto alternativo de nación presentado en 2006, en esa época el discurso era otro y los hechos quizás también. Hoy las cosas cambian y el escenario es otro, aunque hablamos igual de un México golpeado y sometido, de injusticia y de ilegalidad, pero que al final de cuentas requiere de un remedio, de una solución y pronta.
No quiero decir que el Peje sea portador de una verdad absoluta, o que él mismo sea nuestro "mesías", no pienso caer en ese terreno. No simpatizo con AMLO, hay muchas cosas que se le pueden criticar, ha cometido errores graves y por momentos le falta congruencia a la hora de hablar y a la hora de hacer. Pero el eje de su propuesta es el amor como factor práctico, cosa que todo político en su sano juicio tendría que incluir o contemplar para poner sobre la mesa una o más propuestas que piensen en mejorar el desarrollo de nuestra nación. Ese amor práctico se deberá reflejar en el día a día de la gente, no solamente en que los políticos dejen de robar y los burócratas se comporten a la altura y cobren lo justo y trabajen con honradez. Si apuntamos que México requiere del amor y lo asociamos únicamente con la clase política, no se ganará nada, principalmente la gente, las familias, las parejas, los niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos de todo el país debemos renovar nuestra forma de vivir.
Hay que insistir en que no es religión, no es armar una secta o asociación espiritual o algo parecido, me parece que AMLO plantea llevar el amor a una forma de vida, un estilo de vivir y que nuestra conducta y actos tengan congruencia. Las condiciones en las que se encuentra México no dan cabida para más enemistad, para más distanciamiento entre los miembros de una misma familia, o entre un equipo de trabajo escolar o en alguna empresa u oficina.
AMLO afirmó que su misión es sacar a México del “atraso y del atolladero en que se encuentra” y lograr el renacimiento del país. Dicho renacimiento no se conseguirá con un político de izquierda en la presidencia, el Peje mismo lo sabe y lo ha dicho, ganar la silla presidencial es nada, primero tenemos que ganar en nuestros hogares la verdadera batalla por la existencia. Ese amor práctico se observa con el hecho de que AMLO "busca establecer como forma de vida y de gobierno la honestidad y elevarla a rango supremo".
El Peje aprovechó para lanzar una convocatoria a especialistas, filósofos, estudiosos y a líderes y representantes indígenas para que contribuyan desde ya en la elaboración de lo que sería su plan de gobierno, que según López Obrador será plural como signo de la democracia que impulsa.
Creo que política y amor no están peleados, es más, el verdadero político se ama así mismo, ama la política y ama al pueblo al que va a brindarse. El político que busca servir a la gente, es también porque primero sirvió y sirve en su hogar, porque ahí con su familia es donde desarrolla los mejores valores y su vida gira entorno a esa estabilidad en casa. No podemos hacer política si en el hogar prevalece la oscuridad, si no podemos gobernar ni nuestra propia casa, hecho que muchos de los miembros de la actual clase política ignoran. Parece que el Peje va por buen camino y me sumo con mucho ánimo y entusiasmo a la lucha honesta y sincera que hacemos diariamente millones de mexicanos, tratando a sacar a México adelante. Eso es muy diferente a ser un fan o un seguidor de un político, eso no ayuda al movimiento de verdadera transformación, si se trata de seguir a alguien debemos seguir a nuestros semejantes, a los que dan ejemplo todos los días de vivir de forma digna, el mismo AMLO se ha cansado de decir que el no busca seguidores, busca agentes de cambio dispuestos a entregar la vida si es necesario por el país.
“Ser revolucionario significa luchar por los demás y significa ser movido por el amor”, dijo el ahora precandidato perredista a la Presidencia. Y creo que ser revolucionario implica amar y hacer propia una causa justa y en eso estamos, repito, no es Obrador, es el proyecto que impulsa, es la forma de vida que propone, dentro y fuera de la política, eso lo respaldo y creo ustedes también harían bien en revisar su propuesta y ver de qué forma podrían sumar. México nos necesita y amar a México significa actuar para cambiar las cosas, no nos quedemos en las palabras, pasemos a los hechos.
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