Un caballero

Francisco Rodríguez / Índice Político

Decía Enrique Tierno Galván que hay “jóvenes sin escrúpulos, que gustan de ostentar prepotencia y mostrarse a sí mismos, y a los demás, superiores a cualquier norma y acatamiento”.

Recordé al caballeroso luchador político español, sí, la noche del lunes más reciente al enterarme de la confirmación de la noticia de que el senador sonorense Manlio Fabio Beltrones Rivera renunciaba a su legítima aspiración de ser el candidato del PRI en la contienda presidencial de julio del 2012. Sobre todo de los términos en los que redactaba esa su renuncia.

Jóvenes sin escrúpulos, prepotentes, quienes se sienten superiores a los demás, en efecto.

Y en contraste, un caballero. Merecedor de todos los reconocimientos que se le han prodigado desde que, serio, firme en sus ideas, expuso con elegancia y respeto a sus oponentes internos su renuncia a seguir compitiendo en condiciones de verdadera inequidad y, en ocasiones, de iniquidad.

Tierno Galván, como Beltrones, fue un verdadero gentleman –gentilhombre– de la política. Y aquél decía que hoy son “otros los políticos que son líderes o aspiran a serlo, también otros los equipos humanos de los partidos que participan en la vida política y hacen declaraciones diarias en los medios de prensa y televisión, expuestos de forma agresiva y sin respeto. Causa pena presenciar cómo algunos insultan sin ningún rubor, critican al otro sólo por dañar al contrario sin percibir que son ellos los que se están perjudicando al tiempo que también lo hacen a la normal convivencia ciudadana.”

Y sí, sin exponer argumentos validos, con aparente escaso nivel de reflexión, con egoísmos basados en intereses propios, acuden a insultar con discursos llenos de odio y mala fe o impotencia. Censuran porque ninguna otra cosa ofrece su intelecto, transmitiendo las consignas engendradas bajo esas condiciones.

¡Qué diferencia entre los políticos de antaño citados y los actuales no nombrados mas por todos conocidos!

¿Por qué está tan desprestigiada la actividad política?

Porque buena parte de sus actores consideran que en política todo vale. Que nadie está obligado a guardar consideración ni lealtad con nadie. Que es el éxito el que manda. Que la popularidad es sinónimo de capacidad. Y casi siempre se refieren al éxito coyuntural, dejando de lado la visión de largo plazo, que es la única que importa desde el punto de vista del país. No hay conciencia de que la caballerosidad, siempre importante en la vida, debe estar especialmente presente en la política, en todos sus actos.

Con esa visión, se imponen los aventureros, los demagogos, los audaces, los actores mediáticos. Y como más temprano que tarde se conocen sus infamias, se transmite la opinión de que la política es una actividad bastarda. Y de ahí a la generalización hay un solo paso: todos los políticos son iguales, las instituciones por ellos manejadas son fuente de aprovechamiento y corrupción. Poco a poco se han ido desprestigiando las instituciones vitales en un sistema democrático y nadie cree ni en el Congreso, ni en la administración de justicia, ni en la seriedad que requiere, indispensablemente, el ejercicio del poder.

La zancadilla es común. La deslealtad, pan de todos los días. La viveza es la que consagra el éxito. Es común que a la mínima discrepancia, los discordantes acusen al otro y se promueva el escándalo, que acaba perjudicando a todos y contribuye a desprestigiar más a la actividad política, en la que, les guste o no, están inmersos los nuevos y los anteriores.

Por eso llama la atención a muchos que, pudiendo hacerlo, con elementos, Manlio Fabio Beltrones no haya protagonizado un escándalo y se haya retirado de la lucha por la candidatura priísta con elegancia y discreción.

Por equivocado que pueda parecer, el suyo es un proyecto en el que muchos ciudadanos creen. Por el que Beltrones ha luchado por muchos años.

Lo rentable, mediáticamente, habría sido decir en público lo que seguramente habrá dicho en privado, convirtiéndose, como muchos insinuaron, en opositor de su propio partido.

Al contrario, actuó con caballerosidad, que no es común en la política, en la que pocos proceden con generosidad y consecuencia. Eso no es criticable, hay que resaltarlo, precisamente porque no es común y demuestra que en política también se puede ser caballero. Beltrones lo es.

Índice Flamígero: Desde la capital de Nuevo León, escribe la lectora Elsa Canales Esparza: “… no me han pedido mi opinión, pero se las doy gratuita como una ciudadana, que ve con tristeza, como se ha deteriorado el México de mi niñez, allá cuando comienzo a tener memoria de los acontecimientos de mi época, que no sabía ni porque sucedían, allá cuando por los años 1945,46, gobernaba en Monterrey un Señor que se llamaba Morones Prieto, que escuchaba cuando platicaban los mayores de los del Escuadrón 201, que no había regresado ninguno de aquella guerra, y quesque el gobernador estaba muy triste, que no supe por que se mataban los hombres y luego de pilón salir a morir a tierra extraña, esto era lo feo que yo escuchaba… Veía pasar por mi calle a los de la Vidriera Monterrey, enarbolando enormes piezas de pan, que luego se les caían y se las llevaban los perros callejeros, consideraba aquello un desperdicio enorme, considerando que muchas gentes en otras tierras y aún en la nuestra necesitaban ese pan, que los del PAN, ahora lo sé, desperdiciaban y no solo ellos, sino los que subieron al poder… No sé ni quiero recordar quién era el Presidente de la República en tiempo de mi niñez, pero, desde entonces, se veía que los tiempos en que los perros comían longaniza se estaban acabando, ahora, no solo se pelean con palabras o con venganzas absurdas, no, ahora se matan entre ellos y como siempre le echan la culpa a lo más absurdo. Ustedes que pueden ser leídos y oídos tal vez por los medios no vendidos, sugieran estrategias, ¿para qué publican que han capturado a tal o cual fulano y perengano?, captúrenlos y ya, claro si es que eso es verdad… Y de plano así como por ahí un presidente hizo desaparecer a muchos, pues eso hagan pero silenciosos, al pueblo no le importa a cuántos han agarrado, porque sólo están tratando de justificar las grandes cantidades de dinero que supuestamente destinan para esos casos y los crímenes no cesan… A los políticos no les importan los militares, soldaditos y marinos que mueren injustificadamente por las estrategias erróneas que toman las autoridades, ¡al fin y al cabo para eso les pagan!… Y esas enormes cantidades de dinero que se fugan, se podrían destinar a educar al pueblo; es la educación lo que puede salvar a la nación, pero ¿cómo’ si los maestros todos sucios y bofos se la pasan en huelgas y haciendo marchas, ¿cómo es posible que chicos de secundaria no sepan ni leer, menos escribir y ya están en secundaria?, ¿cómo es esto?… Sólo son pensamientos encontrados y que te hago llegar, no para ser publicados, porque esto que yo te expreso ya lo sabe todo México, solo que ya no tenemos los ímpetus de héroes para levantar la voz. Atentamente. Elsa Canales E. (sí, algo soy, después de muchas generaciones, de aquel célebre bandido regiomontano Benito Canales, que dicen que robaba a los ricos para dar a los pobres).”

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