Ya viene el aumento para 2012
FC, aún peor que Salinas y Zedillo
Carlos Fernández-Vega / México SA
A escasos días de conocerse el resolutivo del consejo de representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, ya se escuchan propuestas, cálculos, advertencias sobre una realidad amarga que implica sacrificio y solidaridad de los trabajadores con la patria, y pronunciamientos similares, a fin de justificar, una vez más, el raquítico incremento –por llamarle así– al mini ingreso que las instancias gubernamentales, patronales y centrales obreras (las oficialistas, desde luego) han cocinado para 2012.
Así, los más realistas estiman que tal aumento, para el promedio de las tres zonas geográficas en la que para estos menesteres está dividida la República, sería de 3 por ciento, mientras los más románticos pronostican un avance de 5 por ciento, es decir, entre 1.75 y 2.9 pesos diarios adicionales, respectivamente, al de por sí voluminoso mini ingreso (de 638.75 a mil 58.5 pesos anuales, en cada caso, siempre y cuando los contratantes de mano de obra paguen los 365 días del año). En el mejor de los casos, la decisión del citado consejo de representantes se inclinaría por el primero de los porcentajes referidos.
Para 2011, el salario mínimo promedio diario de las tres zonas geográficas se fijó en 58.2 pesos. Con un incremento de 3 por ciento crecería a 59.95 pesos, mientras que con el romántico 5 por ciento llegaría a 61.11 pesos, de tal suerte que el ingreso mensual rondaría entre mil 798.5 y mil 833.3, en un país oficialmente catalogado de ingreso medio alto con una poderosa clase media, de acuerdo con la sesuda conclusión del ilustre cuan exitoso precandidato panista a la silla grande, Ernesto Cordero.
Cómo estará el horno, que hasta la propia Comisión Nacional de los Salarios Mínimos reconoce que el poder adquisitivo real del mini ingreso equivale (octubre de 2011) a 10.09 pesos, es decir 83 por ciento menos que su valor nominal. Vale mencionar que, según la misma fuente, cuando el cambio se instaló en Los Pinos (diciembre de 2000, con el de las ideas cortas y la lengua larga) el poder adquisitivo real del salario mínimo era de 10.31 pesos; en igual mes, pero de 2006, cuando con el haiga sido como haiga sido se aposentó Calderón, tal indicador había caído a 10.17 pesos, y en el décimo mes del presente año a 10.09 pesos. Todo ello, desde luego, para vivir mejor. Entonces, de acuerdo con este criterio, en 2012 el aumento real al mini ingreso oscilaría entre 3 y 5 centavos de peso.
No es gratuita, pues, la descripción que el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM hace sobre este delicadísimo tema: la caída en el poder adquisitivo durante el gobierno de Felipe Calderón sigue siendo mayor que la sufrida en todo el sexenio de Miguel de la Madrid y de Carlos Salinas de Gortari. Los discursos no sustituyen la realidad que enfrentan diariamente las amas de casa, los trabajadores del campo y de la ciudad. Se ha dado una caída en las condiciones de vida de los trabajadores similar a la sufrida en la llamada década perdida (la de los años 80 del siglo pasado), mostrando así un retroceso. De continuar la tendencia en la pérdida del poder adquisitivo, el salario mínimo presentaría una pérdida histórica mayor a la registrada en el sexenio de Ernesto Zedillo. que fue de 51.1 por ciento, y que podría alcanzar el 62 por ciento por ciento de pérdida del poder adquisitivo, la mayor caída desde los años 40 del siglo pasado.
El propio CAM remata: “el ‘aumento’ nominal al salario mínimo se mantiene anclado al crecimiento esperado de la inflación. Sin embargo, los sistemáticos incrementos en los precios de productos como gasolina, electricidad, gas y otros –los alimentos, de forma destacada–, han provocado que el mini ingreso siga acumulando pérdida del poder adquisitivo como ha sido durante los últimos decenios. Lo anterior ha contribuido a un deterioro constante desde 1982, que al cierre de octubre de 2011 se aproxima a 85 por ciento”. Por si fuera poco, se registra constante pérdida de prestaciones, incremento en las jornadas laborales, empleos precarios y crecimiento de la informalidad; en suma, terreno fértil para ahondar la desigualdad. Hoy el salario mínimo en México es insuficiente para la reproducción de la fuerza de trabajo; se ha disminuido la generación de empleo productivo e incrementado la movilidad laboral por medio de la subcontratación; se han fomentado los despidos y la recontratación de trabajadores bajo nuevas normas (más baratas, desde luego); se observan incrementos notables en la intensidad del trabajo, y aumento extraordinario de la jornada laboral a través de diversos procedimientos (horas extra, sistemas de turnos, menos salario real, violación de normas jurídico-laborales, etcétera).
Ante lo insuficiente del poder adquisitivo del salario, apunta el CAM, ¿qué alternativas han asumido las familias trabajadoras en México?: el primero de diciembre de 2006 los trabajadores tenían que laborar 13 horas 17 minutos para poder adquirir la Canasta Alimenticia Recomendable; para el primero de octubre de 2011 debieron trabajar 24 horas 12 minutos. Actualmente para acceder únicamente a la CAR con un salario mínimo el trabajador y su familia tienen necesariamente que sumar jornadas laborales diarias de más horas para poder sobrevivir. Muestra clara de los efectos de la política gubernamental en materia laboral es el incremento de las malas condiciones laborales y la pérdida de poder de compra de la población en general. El actual proceso de despojo que sufre la población, con los bajos salarios, se muestra día a día en la mesa de su hogar.
Lo anterior, sin embargo, no resulta convincente para el consejo de representantes, que autorizaría un aumento de 3.31-3.34 por ciento al mini ingreso, pues esos son sus cálculos sobre la inflación.
Las rebanadas del pastel
Informa el Servicio de Administración Tributaria que el padrón de contribuyentes activos (los que pagan impuestos) suma 36.2 millones al cierre de septiembre pasado, un incremento de 50 por ciento respecto a 2006. ¡Felicidades!, pero el 80 por ciento de ese aumento se debe a los asalariados, a quienes en automático les retienen los impuestos, les guste o no; en el inventario de contribuyentes, los patrones sólo representan 3.8 por ciento del total… Retorciose el inquilino de Los Pinos, y ordenó a su vocera rechazar categóricamente las imputaciones falsas y calumniosas que (en su contra) algunas personas han realizado ante la Corte Penal Internacional. ¿Pues qué Jelipe no se enteró de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación dice que no hay calumnias, sino libertad de expresión?
FC, aún peor que Salinas y Zedillo
Carlos Fernández-Vega / México SA
A escasos días de conocerse el resolutivo del consejo de representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, ya se escuchan propuestas, cálculos, advertencias sobre una realidad amarga que implica sacrificio y solidaridad de los trabajadores con la patria, y pronunciamientos similares, a fin de justificar, una vez más, el raquítico incremento –por llamarle así– al mini ingreso que las instancias gubernamentales, patronales y centrales obreras (las oficialistas, desde luego) han cocinado para 2012.
Así, los más realistas estiman que tal aumento, para el promedio de las tres zonas geográficas en la que para estos menesteres está dividida la República, sería de 3 por ciento, mientras los más románticos pronostican un avance de 5 por ciento, es decir, entre 1.75 y 2.9 pesos diarios adicionales, respectivamente, al de por sí voluminoso mini ingreso (de 638.75 a mil 58.5 pesos anuales, en cada caso, siempre y cuando los contratantes de mano de obra paguen los 365 días del año). En el mejor de los casos, la decisión del citado consejo de representantes se inclinaría por el primero de los porcentajes referidos.
Para 2011, el salario mínimo promedio diario de las tres zonas geográficas se fijó en 58.2 pesos. Con un incremento de 3 por ciento crecería a 59.95 pesos, mientras que con el romántico 5 por ciento llegaría a 61.11 pesos, de tal suerte que el ingreso mensual rondaría entre mil 798.5 y mil 833.3, en un país oficialmente catalogado de ingreso medio alto con una poderosa clase media, de acuerdo con la sesuda conclusión del ilustre cuan exitoso precandidato panista a la silla grande, Ernesto Cordero.
Cómo estará el horno, que hasta la propia Comisión Nacional de los Salarios Mínimos reconoce que el poder adquisitivo real del mini ingreso equivale (octubre de 2011) a 10.09 pesos, es decir 83 por ciento menos que su valor nominal. Vale mencionar que, según la misma fuente, cuando el cambio se instaló en Los Pinos (diciembre de 2000, con el de las ideas cortas y la lengua larga) el poder adquisitivo real del salario mínimo era de 10.31 pesos; en igual mes, pero de 2006, cuando con el haiga sido como haiga sido se aposentó Calderón, tal indicador había caído a 10.17 pesos, y en el décimo mes del presente año a 10.09 pesos. Todo ello, desde luego, para vivir mejor. Entonces, de acuerdo con este criterio, en 2012 el aumento real al mini ingreso oscilaría entre 3 y 5 centavos de peso.
No es gratuita, pues, la descripción que el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM hace sobre este delicadísimo tema: la caída en el poder adquisitivo durante el gobierno de Felipe Calderón sigue siendo mayor que la sufrida en todo el sexenio de Miguel de la Madrid y de Carlos Salinas de Gortari. Los discursos no sustituyen la realidad que enfrentan diariamente las amas de casa, los trabajadores del campo y de la ciudad. Se ha dado una caída en las condiciones de vida de los trabajadores similar a la sufrida en la llamada década perdida (la de los años 80 del siglo pasado), mostrando así un retroceso. De continuar la tendencia en la pérdida del poder adquisitivo, el salario mínimo presentaría una pérdida histórica mayor a la registrada en el sexenio de Ernesto Zedillo. que fue de 51.1 por ciento, y que podría alcanzar el 62 por ciento por ciento de pérdida del poder adquisitivo, la mayor caída desde los años 40 del siglo pasado.
El propio CAM remata: “el ‘aumento’ nominal al salario mínimo se mantiene anclado al crecimiento esperado de la inflación. Sin embargo, los sistemáticos incrementos en los precios de productos como gasolina, electricidad, gas y otros –los alimentos, de forma destacada–, han provocado que el mini ingreso siga acumulando pérdida del poder adquisitivo como ha sido durante los últimos decenios. Lo anterior ha contribuido a un deterioro constante desde 1982, que al cierre de octubre de 2011 se aproxima a 85 por ciento”. Por si fuera poco, se registra constante pérdida de prestaciones, incremento en las jornadas laborales, empleos precarios y crecimiento de la informalidad; en suma, terreno fértil para ahondar la desigualdad. Hoy el salario mínimo en México es insuficiente para la reproducción de la fuerza de trabajo; se ha disminuido la generación de empleo productivo e incrementado la movilidad laboral por medio de la subcontratación; se han fomentado los despidos y la recontratación de trabajadores bajo nuevas normas (más baratas, desde luego); se observan incrementos notables en la intensidad del trabajo, y aumento extraordinario de la jornada laboral a través de diversos procedimientos (horas extra, sistemas de turnos, menos salario real, violación de normas jurídico-laborales, etcétera).
Ante lo insuficiente del poder adquisitivo del salario, apunta el CAM, ¿qué alternativas han asumido las familias trabajadoras en México?: el primero de diciembre de 2006 los trabajadores tenían que laborar 13 horas 17 minutos para poder adquirir la Canasta Alimenticia Recomendable; para el primero de octubre de 2011 debieron trabajar 24 horas 12 minutos. Actualmente para acceder únicamente a la CAR con un salario mínimo el trabajador y su familia tienen necesariamente que sumar jornadas laborales diarias de más horas para poder sobrevivir. Muestra clara de los efectos de la política gubernamental en materia laboral es el incremento de las malas condiciones laborales y la pérdida de poder de compra de la población en general. El actual proceso de despojo que sufre la población, con los bajos salarios, se muestra día a día en la mesa de su hogar.
Lo anterior, sin embargo, no resulta convincente para el consejo de representantes, que autorizaría un aumento de 3.31-3.34 por ciento al mini ingreso, pues esos son sus cálculos sobre la inflación.
Las rebanadas del pastel
Informa el Servicio de Administración Tributaria que el padrón de contribuyentes activos (los que pagan impuestos) suma 36.2 millones al cierre de septiembre pasado, un incremento de 50 por ciento respecto a 2006. ¡Felicidades!, pero el 80 por ciento de ese aumento se debe a los asalariados, a quienes en automático les retienen los impuestos, les guste o no; en el inventario de contribuyentes, los patrones sólo representan 3.8 por ciento del total… Retorciose el inquilino de Los Pinos, y ordenó a su vocera rechazar categóricamente las imputaciones falsas y calumniosas que (en su contra) algunas personas han realizado ante la Corte Penal Internacional. ¿Pues qué Jelipe no se enteró de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación dice que no hay calumnias, sino libertad de expresión?
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