AFP
ROMA — La renuncia anunciada del jefe de gobierno italiano, Silvio Berlusconi, en medio de la tormenta económica que sacude a la Eurozona, generó este miércoles un clima de incertidumbre política en Italia y no logró calmar la desconfianza de los mercados.
Las bolsas europeas se desplomaban a medida que avanza la sesión, con las primas de riesgo de los países periféricos disparadas y pendiente de los cambios de gobierno en Grecia y sobre todo de Italia, tercera economía de la Unión Europea (UE).
La prima de riesgo de Italia -el diferencial que paga la deuda italiana con los bonos alemanes de referencia-, se situó en 555 puntos, mientras que la española se situaba en 409 y la francesa en 147 puntos, todas ellas las más altas desde la creación del euro.
La Bolsa de Milán llegó a caer más del 4%.
Berlusconi anunció el martes que presentará su dimisión cuando el Parlamento apruebe la llamada "maxienmienda" con las reformas económicas que exige la UE para salvar al país del hundimiento.
El jefe de gobierno tiene un mes para cumplir su promesa de dimisión, ya que la votación de las medidas de ajuste exigidas por la UE será como muy tarde el 18 de noviembre en el Senado y antes de finales de mes en la Cámara de Diputados, según el calendario.
Sin embargo, los mercados reaccionaron negativamente ya que consideran que Italia necesita aplicar con mayor urgencia las medidas por lo que la tensión en los mercados de la deuda se disparó.
Las incógnitas dominan la escena política italiana y no se sabe aún si se convocarán elecciones anticipadas o si se designará a un tecnócrata que pueda capear la crisis y aplicar las medidas urgentes que exige Europa para reducir la colosal deuda pública del 120% del PIB (1,9 billones de euros).
"Tenemos que ponernos de acuerdo rápidamente sobre las medidas que hay que adoptar y enviar un señal que calme a los especuladores", instó en un editorial el influyente diario Il Corriere della Sera, que teme que las próximas semanas se conviertan en "un calvario" para la economía italiana.
Algunos expertos están preocupados por la pérdida de tiempo crucial con intrigas políticas y plazos demasiado largos, que acabarían por llevar al país al abismo, con una peligrosa pérdida de valor de los bonos, lo que podría desatar una crisis sin precedentes por falta de liquidez, como ocurrió en Grecia, Portugal e Irlanda, países con dimensiones mucho más pequeñas que Italia.
La presión internacional pesa fuertemente en las decisiones que tome Italia y el presidente de la República, Giorgio Napolitano, de 86 años, tiene una importante responsabilidad, ya que es la persona que según la Constitución puede disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas o consultar a los varios sectores políticos para designar a un nuevo jefe de gobierno.
"Hay que romper con viejos tabúes", advirtió Napolitano, quien podría optar por un gobierno provisional, formado por personalidades creíbles, como solicitan numerosos expertos y observadores.
"Italia no se salvará del ataque de los mercados hasta que no tenga un gobierno sólido y estable que aplique medidas de austeridad y decida reformas con un liderazgo creíble", comentó por su parte Jan Radoloh, analista económico de IHS Global Insight.
"Hay que actuar inmediatamente, el país debe ser creíble. No nos merecemos terminar como Grecia", instó Emma Marceglaglia, presidente de la Confederación de Industriales.
El mayor interrogante que se difunde en Italia es si el país puede resistir a varias semanas a la indecisión política.
Entre las medidas urgentes prometidas por Italia a la Unión Europea figura la cesión de activos públicos, la privatización de empresas estatales y la simplificación de la administración pública además de una reforma del mercado del trabajo, lo que suscita muchas dudas de los sindicatos.
Una campaña electoral con ese telón de fondo resulta muy difícil, sin mencionar que la polarización de la política en dos facciones casi iguales, entre centroderecha y centroizquierda, agudizaría el clima de incertidumbre.
Italia se encuentra pues ante un desafío y todas las opciones están sobre el tapete, incluso la formación de una gran coalición con figuras de todos los sectores, pero sin el "factor B", es decir Berlusconi, acusado de haber dañado la imagen de Italia convirtiéndola en el país de "los chistes de mal gusto y la vulgaridad".
ROMA — La renuncia anunciada del jefe de gobierno italiano, Silvio Berlusconi, en medio de la tormenta económica que sacude a la Eurozona, generó este miércoles un clima de incertidumbre política en Italia y no logró calmar la desconfianza de los mercados.
Las bolsas europeas se desplomaban a medida que avanza la sesión, con las primas de riesgo de los países periféricos disparadas y pendiente de los cambios de gobierno en Grecia y sobre todo de Italia, tercera economía de la Unión Europea (UE).
La prima de riesgo de Italia -el diferencial que paga la deuda italiana con los bonos alemanes de referencia-, se situó en 555 puntos, mientras que la española se situaba en 409 y la francesa en 147 puntos, todas ellas las más altas desde la creación del euro.
La Bolsa de Milán llegó a caer más del 4%.
Berlusconi anunció el martes que presentará su dimisión cuando el Parlamento apruebe la llamada "maxienmienda" con las reformas económicas que exige la UE para salvar al país del hundimiento.
El jefe de gobierno tiene un mes para cumplir su promesa de dimisión, ya que la votación de las medidas de ajuste exigidas por la UE será como muy tarde el 18 de noviembre en el Senado y antes de finales de mes en la Cámara de Diputados, según el calendario.
Sin embargo, los mercados reaccionaron negativamente ya que consideran que Italia necesita aplicar con mayor urgencia las medidas por lo que la tensión en los mercados de la deuda se disparó.
Las incógnitas dominan la escena política italiana y no se sabe aún si se convocarán elecciones anticipadas o si se designará a un tecnócrata que pueda capear la crisis y aplicar las medidas urgentes que exige Europa para reducir la colosal deuda pública del 120% del PIB (1,9 billones de euros).
"Tenemos que ponernos de acuerdo rápidamente sobre las medidas que hay que adoptar y enviar un señal que calme a los especuladores", instó en un editorial el influyente diario Il Corriere della Sera, que teme que las próximas semanas se conviertan en "un calvario" para la economía italiana.
Algunos expertos están preocupados por la pérdida de tiempo crucial con intrigas políticas y plazos demasiado largos, que acabarían por llevar al país al abismo, con una peligrosa pérdida de valor de los bonos, lo que podría desatar una crisis sin precedentes por falta de liquidez, como ocurrió en Grecia, Portugal e Irlanda, países con dimensiones mucho más pequeñas que Italia.
La presión internacional pesa fuertemente en las decisiones que tome Italia y el presidente de la República, Giorgio Napolitano, de 86 años, tiene una importante responsabilidad, ya que es la persona que según la Constitución puede disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas o consultar a los varios sectores políticos para designar a un nuevo jefe de gobierno.
"Hay que romper con viejos tabúes", advirtió Napolitano, quien podría optar por un gobierno provisional, formado por personalidades creíbles, como solicitan numerosos expertos y observadores.
"Italia no se salvará del ataque de los mercados hasta que no tenga un gobierno sólido y estable que aplique medidas de austeridad y decida reformas con un liderazgo creíble", comentó por su parte Jan Radoloh, analista económico de IHS Global Insight.
"Hay que actuar inmediatamente, el país debe ser creíble. No nos merecemos terminar como Grecia", instó Emma Marceglaglia, presidente de la Confederación de Industriales.
El mayor interrogante que se difunde en Italia es si el país puede resistir a varias semanas a la indecisión política.
Entre las medidas urgentes prometidas por Italia a la Unión Europea figura la cesión de activos públicos, la privatización de empresas estatales y la simplificación de la administración pública además de una reforma del mercado del trabajo, lo que suscita muchas dudas de los sindicatos.
Una campaña electoral con ese telón de fondo resulta muy difícil, sin mencionar que la polarización de la política en dos facciones casi iguales, entre centroderecha y centroizquierda, agudizaría el clima de incertidumbre.
Italia se encuentra pues ante un desafío y todas las opciones están sobre el tapete, incluso la formación de una gran coalición con figuras de todos los sectores, pero sin el "factor B", es decir Berlusconi, acusado de haber dañado la imagen de Italia convirtiéndola en el país de "los chistes de mal gusto y la vulgaridad".
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