Iniciativa con censura
Denuncias de Héctor Suárez
Comicios envenenados
Julio Hernández López / Astillero
Como una muestra más de poderío y manipulación, Televisa ha sido el eje de otra estrategia de embobamiento colectivo que pretende mostrar de manera acrítica las grandes posibilidades que el pueblo mexicano tiene de hacer por su propia iniciativa lo que los gobiernos no realizan, tanto por sus características particulares de corrupción, ineficacia y miopía, como, en múltiples casos, porque parte de los presupuestos que deberían ser dirigidos a obras y servicios públicos son desviados al pago de onerosas campañas de propaganda política para ensalzar a gobernantes que luego acaban concurriendo a las mismas pantallas chantajistas para celebrar que migajas de las ganancias de esas empresas electrónicas sean destinadas a una caridad elegida mediante concursos voluntariosos (hasta el siempre afanoso rector de la UNAM, José Narro, se presta casi por rutina para la convalidación alegre. En Twitter, el columnista Enrique Galván Ochoa escribió: ¡Por mi raza hablará el Canal de las Estrellas!).
La edición de Iniciativa México correspondiente a este año ha tenido, sin embargo, un episodio que reitera lo ampliamente sabido respecto a intolerancia y rasgos de control laboral cuasi feudalista que imperan en la empresa que dirige Emilio Azcárraga Jean. El actor Héctor Suárez ha denunciado censura y castigos relacionados con su participación en pequeños segmentos cómicos basados en un programa que le dio fama muchos años atrás, titulado ¿Qué nos pasa?, en el que el comediante ha hecho una limitada crítica normalmente circunscrita a los rasgos más fácilmente caricaturizables del comportamiento de los políticos, sin entrar nunca a terrenos más profundos ni tocar al sistema dominante en sí, más que a sus especímenes más evidentes.
No es que al actor Suárez le faltaran conocimiento, contexto o ganas de ir más a fondo, pero en Televisa la regla es la superficialidad o, cuando mucho, el buceo controlado, como puede verse en el programa de análisis político en familia denominado Tercer grado o en las diversas emisiones de periodismo bajo contención que diariamente modelan la percepción nacional conforme a intereses de los patrocinadores políticos y económicos que acaban siendo los mismos.
Convocado a una segunda época de ¿Qué nos pasa?, según explica en carta pública, Suárez se topó con que los subordinados de Azcárraga Jean coartaron toda la libertad y crítica de la que yo gozaba, al grado de querer reducir todo a uno más de los inanes programas cómicos que se hacían a puñados, motivo por el cual el actor prefirió abandonar dicha emisión.
Aun así, Suárez fue llamado para intervenir en Iniciativa México, pero asegura que los productores Rubén y Santiago Galindo buscaron reducir la crítica y la burla en los nuevos segmentos, con una actitud moralista, temerosa y prejuiciosa, con el “temor de ‘molestar a alguien’”. Pregunta Suárez: ¿A qué le temían los señores Galindo? ¿A quién le cuidaban las espaldas? ¿Temían ofender a los que han depredado este país? ¿O simplemente estaban cumpliendo órdenes superiores?
Y, a consecuencia de esos desencuentros, afirma el comediante que ahora pretenden obligarlo a cobrar menos dinero de lo acordado y quitarme mi trabajo, y que lo han hecho pasar la humillación y la vergüenza de no dejarlo pasar a instalaciones de Televisa a recoger sus pertenencias, vestuario, maquillaje y pelucas.
Por ello pregunta a Azcárraga Jean: ¿sabe que sus subordinados ejercen una política de terror laboral en contra de mis compañeros actores y actrices al amenazarlos abierta o veladamente con vetarlos si trabajan en otra parte? O sea que no se les permite trabajar, pero tampoco se les da la seguridad de un trabajo en su empresa. ¿Y de qué se supone que van a vivir mis compañeros? ¿Qué clase de iniciativa es ésta? Lo comprendo si gozan de una exclusividad, pero los que no gozamos de eso, ¿por qué también? Señor Azcárraga, estamos en el siglo 21. Esta imagen de señores de horca y cuchillo es denigrante para cualquier trabajador, que debe tener la libertad de buscar otras fuentes de ingreso, y más en estas épocas difíciles.
Vetado durante 12 años de Televisa, Héctor Suárez ha escrito: “Señor Azcárraga, en su empresa están acostumbrados a someter a sus trabajadores y, en muchas ocasiones, a pisotear sus derechos, como en esta ocasión lo están haciendo una vez más conmigo, pero más acostumbrados están a que nadie les reclame ni les diga nada por terror a perder su trabajo y su seguridad económica, razón que no juzgo y respeto. Pero habemos personas como yo que por ningún motivo lo permitimos y nos arriesgamos a sufrir las consecuencias antes que perder la dignidad. Y eso, señor Azcárraga, no me hace ni rebelde ni mucho menos conflictivo. Me hace un hombre valiente, honorable, confiable y respetable ante mis hijos, mi familia, el mundo que habito y ante Dios. Le pregunto ahora, señor Azcárraga, por estas palabras que hoy le externo: ¿me esperan otros 12 años de veto? ¿Extenderán sus medidas a mi familia, como lo hicieron injustamente con mi hijo Héctor Suárez Gomís, quien, sin deberla ni temerla, también fue ‘castigado’ y vetado? ¿Tiene usted el valor… o le vale?”
Astillas
Las elecciones de Michoacán están envenenadas por el uso político de la guerra contra el narcotráfico y por el empecinamiento de Los Pinos en imponer a la hermana del suministrador de recursos públicos y controlador de las fuerzas federales. En los cierres de campaña, Cocoa mostró dinero de sobra e intolerancia creciente, el PRI puso en juego a su principal carta decorativa (Peña Nieto) y el PRD está listo para dejar el poder...
Y, mientras el tribunal federal electoral decide las sanciones aplicables al sol azteca por incumplir parcialmente la orden de renovar sus consejos plenamente, pues faltaron dos entidades y hubo problemas en ciertas delegaciones del DF, ¡hasta mañana, con las famosas encuestas en vías de ser procesadas (¿políticamente?) para dar a conocer al candidato presidencial de la izquierda súbitamente acompasada!
Denuncias de Héctor Suárez
Comicios envenenados
Julio Hernández López / Astillero
Como una muestra más de poderío y manipulación, Televisa ha sido el eje de otra estrategia de embobamiento colectivo que pretende mostrar de manera acrítica las grandes posibilidades que el pueblo mexicano tiene de hacer por su propia iniciativa lo que los gobiernos no realizan, tanto por sus características particulares de corrupción, ineficacia y miopía, como, en múltiples casos, porque parte de los presupuestos que deberían ser dirigidos a obras y servicios públicos son desviados al pago de onerosas campañas de propaganda política para ensalzar a gobernantes que luego acaban concurriendo a las mismas pantallas chantajistas para celebrar que migajas de las ganancias de esas empresas electrónicas sean destinadas a una caridad elegida mediante concursos voluntariosos (hasta el siempre afanoso rector de la UNAM, José Narro, se presta casi por rutina para la convalidación alegre. En Twitter, el columnista Enrique Galván Ochoa escribió: ¡Por mi raza hablará el Canal de las Estrellas!).
La edición de Iniciativa México correspondiente a este año ha tenido, sin embargo, un episodio que reitera lo ampliamente sabido respecto a intolerancia y rasgos de control laboral cuasi feudalista que imperan en la empresa que dirige Emilio Azcárraga Jean. El actor Héctor Suárez ha denunciado censura y castigos relacionados con su participación en pequeños segmentos cómicos basados en un programa que le dio fama muchos años atrás, titulado ¿Qué nos pasa?, en el que el comediante ha hecho una limitada crítica normalmente circunscrita a los rasgos más fácilmente caricaturizables del comportamiento de los políticos, sin entrar nunca a terrenos más profundos ni tocar al sistema dominante en sí, más que a sus especímenes más evidentes.
No es que al actor Suárez le faltaran conocimiento, contexto o ganas de ir más a fondo, pero en Televisa la regla es la superficialidad o, cuando mucho, el buceo controlado, como puede verse en el programa de análisis político en familia denominado Tercer grado o en las diversas emisiones de periodismo bajo contención que diariamente modelan la percepción nacional conforme a intereses de los patrocinadores políticos y económicos que acaban siendo los mismos.
Convocado a una segunda época de ¿Qué nos pasa?, según explica en carta pública, Suárez se topó con que los subordinados de Azcárraga Jean coartaron toda la libertad y crítica de la que yo gozaba, al grado de querer reducir todo a uno más de los inanes programas cómicos que se hacían a puñados, motivo por el cual el actor prefirió abandonar dicha emisión.
Aun así, Suárez fue llamado para intervenir en Iniciativa México, pero asegura que los productores Rubén y Santiago Galindo buscaron reducir la crítica y la burla en los nuevos segmentos, con una actitud moralista, temerosa y prejuiciosa, con el “temor de ‘molestar a alguien’”. Pregunta Suárez: ¿A qué le temían los señores Galindo? ¿A quién le cuidaban las espaldas? ¿Temían ofender a los que han depredado este país? ¿O simplemente estaban cumpliendo órdenes superiores?
Y, a consecuencia de esos desencuentros, afirma el comediante que ahora pretenden obligarlo a cobrar menos dinero de lo acordado y quitarme mi trabajo, y que lo han hecho pasar la humillación y la vergüenza de no dejarlo pasar a instalaciones de Televisa a recoger sus pertenencias, vestuario, maquillaje y pelucas.
Por ello pregunta a Azcárraga Jean: ¿sabe que sus subordinados ejercen una política de terror laboral en contra de mis compañeros actores y actrices al amenazarlos abierta o veladamente con vetarlos si trabajan en otra parte? O sea que no se les permite trabajar, pero tampoco se les da la seguridad de un trabajo en su empresa. ¿Y de qué se supone que van a vivir mis compañeros? ¿Qué clase de iniciativa es ésta? Lo comprendo si gozan de una exclusividad, pero los que no gozamos de eso, ¿por qué también? Señor Azcárraga, estamos en el siglo 21. Esta imagen de señores de horca y cuchillo es denigrante para cualquier trabajador, que debe tener la libertad de buscar otras fuentes de ingreso, y más en estas épocas difíciles.
Vetado durante 12 años de Televisa, Héctor Suárez ha escrito: “Señor Azcárraga, en su empresa están acostumbrados a someter a sus trabajadores y, en muchas ocasiones, a pisotear sus derechos, como en esta ocasión lo están haciendo una vez más conmigo, pero más acostumbrados están a que nadie les reclame ni les diga nada por terror a perder su trabajo y su seguridad económica, razón que no juzgo y respeto. Pero habemos personas como yo que por ningún motivo lo permitimos y nos arriesgamos a sufrir las consecuencias antes que perder la dignidad. Y eso, señor Azcárraga, no me hace ni rebelde ni mucho menos conflictivo. Me hace un hombre valiente, honorable, confiable y respetable ante mis hijos, mi familia, el mundo que habito y ante Dios. Le pregunto ahora, señor Azcárraga, por estas palabras que hoy le externo: ¿me esperan otros 12 años de veto? ¿Extenderán sus medidas a mi familia, como lo hicieron injustamente con mi hijo Héctor Suárez Gomís, quien, sin deberla ni temerla, también fue ‘castigado’ y vetado? ¿Tiene usted el valor… o le vale?”
Astillas
Las elecciones de Michoacán están envenenadas por el uso político de la guerra contra el narcotráfico y por el empecinamiento de Los Pinos en imponer a la hermana del suministrador de recursos públicos y controlador de las fuerzas federales. En los cierres de campaña, Cocoa mostró dinero de sobra e intolerancia creciente, el PRI puso en juego a su principal carta decorativa (Peña Nieto) y el PRD está listo para dejar el poder...
Y, mientras el tribunal federal electoral decide las sanciones aplicables al sol azteca por incumplir parcialmente la orden de renovar sus consejos plenamente, pues faltaron dos entidades y hubo problemas en ciertas delegaciones del DF, ¡hasta mañana, con las famosas encuestas en vías de ser procesadas (¿políticamente?) para dar a conocer al candidato presidencial de la izquierda súbitamente acompasada!
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