Cepal: premio a Calderón
Pemex: jóvenes panistas
Carlos Fernández-Vega / México SA
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) tuvo a bien informar a los mexicanos lo que de tiempo atrás ellos saben y padecen, es decir, que México es uno de los dos países regionales donde la pobreza ha crecido de forma por demás alarmante (es decir, de manera inversamente proporcional a la que, en el discurso, el gobierno dice haberla reducido). Y a tal grado se ha incrementado, que a estas alturas 33 de cada cien latinoamericanos pobres son mexicanos.
En su más reciente informe (Panorama social de América Latina 2011, divulgado ayer) el organismo especializado de la ONU lo resume así: Honduras y México fueron los únicos países con incrementos significativos en sus tasas de pobreza y de indigencia, de 1.7 y un punto porcentuales en el primero, y de 1.5 y 2.1 puntos en el segundo. Debe tenerse presente que en el caso de México la comparación se realiza con respecto a la medición de 2008 y, por tanto, no refleja solamente la apreciable expansión de la economía mexicana en 2010, sino también la fuerte contracción del PIB per cápita observada en 2009 (-7.2 por ciento). A su vez, Panamá experimentó un incremento de la tasa de indigencia de 1.5 puntos porcentuales, mientras que los demás países con información disponible (El Salvador, Paraguay y República Dominicana) no registraron variaciones significativas en sus tasas de pobreza e indigencia.
Al cierre de 2010, la información disponible sobre 12 países de la región revela variaciones de la pobreza de distinto signo y magnitud con respecto al año previo. Cinco países registraron disminuciones significativas en sus tasas de pobreza: Perú (3.5 puntos), Ecuador (3), Argentina (2.7), Uruguay (2) y Colombia (1.4). En estos países el cambio de las tasas de indigencia también tuvo signo negativo, con caídas entre 0.5 y 1.7 puntos porcentuales, precisa la institución.
Para el caso mexicano, si bien la Cepal reconoce que México y Honduras destacan por el crecimiento de la pobreza, se queda corta en sus números, pues su medición resulta inferior a lo oficialmente reconocido. De hecho, existe información oficial, la del Coneval, que actualiza el número de pobres en México al término de 2010, el cual ni de lejos se redujo. En este sentido, resulta mucho más detallado el reporte que sobre el particular realizó el Coneval (2010). Si se consideran las cifras de la Comisión regional y se comparan con la del Consejo, se registra una diferencia menor cercana a un millón y medio de mexicanos en tan precaria circunstancia.
De cualquier suerte, el paso del calderonato ha sido arrasador, pues aún con las diferencias de medición que se anotan, el crecimiento de la pobreza en el país ha sido brutal, con crisis reconocida o sin ella. En síntesis, de acuerdo con el Coneval, durante lo que algunos llaman gobierno de Felipe Calderón el número de mexicanos pobres en patrimonio se incrementó (hasta 2010) en 12.2 millones de personas (27 por ciento más que al cierre de 2006); el de pobres en capacidades en 8 millones (36 por ciento más) y el de pobres en el renglón alimentario en 6.5 millones (44 por ciento). En tan sólo cuatro años la pobreza rural creció de 54.1 a 60.8 por ciento de la población, mientras que en las áreas urbanas (donde se concentra 75 por ciento de los habitantes de este país) aumentó de 35.6 a 45.5 por ciento (equivalente a lo registrado en 1994 y 1996, respectivamente).
Al cierre de 2010, en México oficialmente existían 57.7 millones de pobres en patrimonio; 30 millones en pobreza de capacidades y 21.2 millones en pobreza alimentaria. En 2011, a punto de concluir, nada ha sucedido para suponer que ese volumen se redujo. Por el contrario, todas las condiciones socio-económicas se mantienen intocadas, de tal suerte que todo apunta a mayor pobreza en el último bienio del calderonato. El discurso oficial asegura que a pesar de la gravedad de la crisis el gobierno calderonista “logró evitar un mayor deterioro en el bienestar de los mexicanos. Eso dice, pero las cifras citadas, igualmente oficiales, lo desmienten rotundamente, sin olvidar el reporte de la Cepal que a México otorga, junto con Honduras, la medalla de oro por el oprobioso crecimiento de la pobreza.
El inquilino de Los Pinos puede seguir la misma ruta que en el caso de la denuncia ciudadana presentada en su contra ante la Corte Penal Internacional de La Haya, y explorar todas las alternativas para proceder legalmente en contra de quienes realizan las imputaciones en distintos foros e instancias nacionales e internacionales. Lo anterior, porque bajo el primitivo criterio del susodicho, las informaciones de Cepal y Coneval constituyen en sí mismas verdaderas calumnias, acusaciones temerarias que dañan no sólo a personas e instituciones, sino que afectan terriblemente el buen nombre de México (como si éste fuera Felipe Calderón).
Mientras el calderonato se esfuerza para obtener otro galardón, el Coneval le pone cifras a la cruda realidad social del país: al cierre de 2010, 35.8 millones de mexicanos no tenían acceso a los servicios de salud; 68.3 millones a la seguridad social; 18.5 millones carecía de servicios básicos en la vivienda; 28 millones no tenían acceso a la alimentación; el porcentaje de población que disponía de ingresos inferiores a la línea de bienestar (2 mil 114 pesos mensuales) aumentó de 49 a 52 por ciento entre 2008 y 2010; sólo 22 de cada cien mexicanos no tienen carencias sociales y obtienen ingresos mayores a la línea de bienestar. Todo ello, claro está, para vivir mejor.
Las rebanadas del pastel
Desde las oficinas centrales de Pemex llega la siguiente denuncia: aquí también tenemos a nuestras juventudes panistas. Es la debilidad de Juan José Suárez Coppel, y se llama Abraham Galán Ramírez, director Corporativo de Tecnología y Procesos de Información, un joven cuan inexperto ingeniero mecánico de 40 años de edad. Trae de cabeza a la empresa con motivo de la fusión de las áreas de Tecnología de Información y Telecomunicaciones de los Organismos y el Corporativo en una sola, afectando gravemente los servicios de Tecnología de Información de Pemex y Organismos Subsidiarios y poniendo en serios aprietos a todas las áreas productivas a nivel nacional, incluidos servicios médicos y hospitales. Además, se lleva a cabo un importante recorte de trabajadores especializados, cerca de 10 por ciento de la plantilla. Esto se tiene programado para regalo de Navidad y para colmo violando a todas luces las leyes y reglamentos laborales, pues ha decidido, con el apoyo irrestricto de Carlos Medina Treviño, director Corporativo de Administración, suspender las vacaciones decembrinas de todo personal de la Dirección. Ellos, claro, recientemente tomaron vacaciones en Europa.
Pemex: jóvenes panistas
Carlos Fernández-Vega / México SA
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) tuvo a bien informar a los mexicanos lo que de tiempo atrás ellos saben y padecen, es decir, que México es uno de los dos países regionales donde la pobreza ha crecido de forma por demás alarmante (es decir, de manera inversamente proporcional a la que, en el discurso, el gobierno dice haberla reducido). Y a tal grado se ha incrementado, que a estas alturas 33 de cada cien latinoamericanos pobres son mexicanos.
En su más reciente informe (Panorama social de América Latina 2011, divulgado ayer) el organismo especializado de la ONU lo resume así: Honduras y México fueron los únicos países con incrementos significativos en sus tasas de pobreza y de indigencia, de 1.7 y un punto porcentuales en el primero, y de 1.5 y 2.1 puntos en el segundo. Debe tenerse presente que en el caso de México la comparación se realiza con respecto a la medición de 2008 y, por tanto, no refleja solamente la apreciable expansión de la economía mexicana en 2010, sino también la fuerte contracción del PIB per cápita observada en 2009 (-7.2 por ciento). A su vez, Panamá experimentó un incremento de la tasa de indigencia de 1.5 puntos porcentuales, mientras que los demás países con información disponible (El Salvador, Paraguay y República Dominicana) no registraron variaciones significativas en sus tasas de pobreza e indigencia.
Al cierre de 2010, la información disponible sobre 12 países de la región revela variaciones de la pobreza de distinto signo y magnitud con respecto al año previo. Cinco países registraron disminuciones significativas en sus tasas de pobreza: Perú (3.5 puntos), Ecuador (3), Argentina (2.7), Uruguay (2) y Colombia (1.4). En estos países el cambio de las tasas de indigencia también tuvo signo negativo, con caídas entre 0.5 y 1.7 puntos porcentuales, precisa la institución.
Para el caso mexicano, si bien la Cepal reconoce que México y Honduras destacan por el crecimiento de la pobreza, se queda corta en sus números, pues su medición resulta inferior a lo oficialmente reconocido. De hecho, existe información oficial, la del Coneval, que actualiza el número de pobres en México al término de 2010, el cual ni de lejos se redujo. En este sentido, resulta mucho más detallado el reporte que sobre el particular realizó el Coneval (2010). Si se consideran las cifras de la Comisión regional y se comparan con la del Consejo, se registra una diferencia menor cercana a un millón y medio de mexicanos en tan precaria circunstancia.
De cualquier suerte, el paso del calderonato ha sido arrasador, pues aún con las diferencias de medición que se anotan, el crecimiento de la pobreza en el país ha sido brutal, con crisis reconocida o sin ella. En síntesis, de acuerdo con el Coneval, durante lo que algunos llaman gobierno de Felipe Calderón el número de mexicanos pobres en patrimonio se incrementó (hasta 2010) en 12.2 millones de personas (27 por ciento más que al cierre de 2006); el de pobres en capacidades en 8 millones (36 por ciento más) y el de pobres en el renglón alimentario en 6.5 millones (44 por ciento). En tan sólo cuatro años la pobreza rural creció de 54.1 a 60.8 por ciento de la población, mientras que en las áreas urbanas (donde se concentra 75 por ciento de los habitantes de este país) aumentó de 35.6 a 45.5 por ciento (equivalente a lo registrado en 1994 y 1996, respectivamente).
Al cierre de 2010, en México oficialmente existían 57.7 millones de pobres en patrimonio; 30 millones en pobreza de capacidades y 21.2 millones en pobreza alimentaria. En 2011, a punto de concluir, nada ha sucedido para suponer que ese volumen se redujo. Por el contrario, todas las condiciones socio-económicas se mantienen intocadas, de tal suerte que todo apunta a mayor pobreza en el último bienio del calderonato. El discurso oficial asegura que a pesar de la gravedad de la crisis el gobierno calderonista “logró evitar un mayor deterioro en el bienestar de los mexicanos. Eso dice, pero las cifras citadas, igualmente oficiales, lo desmienten rotundamente, sin olvidar el reporte de la Cepal que a México otorga, junto con Honduras, la medalla de oro por el oprobioso crecimiento de la pobreza.
El inquilino de Los Pinos puede seguir la misma ruta que en el caso de la denuncia ciudadana presentada en su contra ante la Corte Penal Internacional de La Haya, y explorar todas las alternativas para proceder legalmente en contra de quienes realizan las imputaciones en distintos foros e instancias nacionales e internacionales. Lo anterior, porque bajo el primitivo criterio del susodicho, las informaciones de Cepal y Coneval constituyen en sí mismas verdaderas calumnias, acusaciones temerarias que dañan no sólo a personas e instituciones, sino que afectan terriblemente el buen nombre de México (como si éste fuera Felipe Calderón).
Mientras el calderonato se esfuerza para obtener otro galardón, el Coneval le pone cifras a la cruda realidad social del país: al cierre de 2010, 35.8 millones de mexicanos no tenían acceso a los servicios de salud; 68.3 millones a la seguridad social; 18.5 millones carecía de servicios básicos en la vivienda; 28 millones no tenían acceso a la alimentación; el porcentaje de población que disponía de ingresos inferiores a la línea de bienestar (2 mil 114 pesos mensuales) aumentó de 49 a 52 por ciento entre 2008 y 2010; sólo 22 de cada cien mexicanos no tienen carencias sociales y obtienen ingresos mayores a la línea de bienestar. Todo ello, claro está, para vivir mejor.
Las rebanadas del pastel
Desde las oficinas centrales de Pemex llega la siguiente denuncia: aquí también tenemos a nuestras juventudes panistas. Es la debilidad de Juan José Suárez Coppel, y se llama Abraham Galán Ramírez, director Corporativo de Tecnología y Procesos de Información, un joven cuan inexperto ingeniero mecánico de 40 años de edad. Trae de cabeza a la empresa con motivo de la fusión de las áreas de Tecnología de Información y Telecomunicaciones de los Organismos y el Corporativo en una sola, afectando gravemente los servicios de Tecnología de Información de Pemex y Organismos Subsidiarios y poniendo en serios aprietos a todas las áreas productivas a nivel nacional, incluidos servicios médicos y hospitales. Además, se lleva a cabo un importante recorte de trabajadores especializados, cerca de 10 por ciento de la plantilla. Esto se tiene programado para regalo de Navidad y para colmo violando a todas luces las leyes y reglamentos laborales, pues ha decidido, con el apoyo irrestricto de Carlos Medina Treviño, director Corporativo de Administración, suspender las vacaciones decembrinas de todo personal de la Dirección. Ellos, claro, recientemente tomaron vacaciones en Europa.
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