Marcelo es mi carnal...

José Cárdenas

Eso cantaba el Mascabrother Freddy Ortega, parodiando a Andrés Manuel, en El Privilegio de Mandar…

Indudablemente, la llamativa solución a la unidad de las izquierdas, anunciada en el “Pacto” del hotel Hilton, revela algo más notable.

Marcelo Ebrard es el más grande operador político de México, cuando se trata de su propia supervivencia.

Demuestra ser un experto en lo que ahora se llama “control de daños”. Sin su talento para la negociación, otro hubiera terminado sin autoridad para continuar en el cargo de jefe de Gobierno del Distrito Federal, sin posibilidad de convertir su derrota en una victoria política y moral.

Tres ejemplos: Marcelo salió de Tláhuac, no como un omiso secretario de Seguridad Pública, sino como una víctima del autoritarismo panista.

El entonces presidente Vicente Fox lo corrió cuando iba a dar explicaciones a la Asamblea Legislativa. De ahí, López Obrador lo rescató para nombrarlo secretario de Desarrollo Social y, después, ungirlo candidato.

Sin su diestro manejo político, Ebrard hubiera terminado como Santiago Tapia o Arturo El Negro Durazo, aun cuando estos dos señores fueron a la cárcel por bandidos, no por negligentes.

Su siguiente gran crisis fue la de New’s Divine. Contra todos los pronósticos y acallando las voces que exigían su renuncia, salió del hoyo negro convertido en un defensor de los derechos humanos, gracias a su genial idea de quitarle la investigación al Ministerio Público y dársela, al menos ante los medios de comunicación, a Emilio Álvarez Icaza, en aquel tiempo ombudsman de la Ciudad de México. -¿Te acuerdas, Joel Ortega?

Ahora, al aceptar que AMLOVE (por lo de la República amorosa) le ganó en las encuestas para dirimir al candidato de las izquierdas a la Presidencia, Ebrard convierte su derrota en la victoria moral de la lealtad, no a una persona, sino a una idea, que no es nueva: la unidad a toda costa.

-¿Querían un gobierno de coalición? Pues aquí hay una coalición para hacer gobierno.

Desde luego se siente la mano de su otro padrastro, Manuel Camacho, experto artífice de esta clase de escenarios.

La encuesta perredista fue una muleta tras la cual embistieron quienes no se dan cuenta de que todo fue una negociación prolongada, recia, cuyo resultado era lo único que nunca estuvo sujeto a negociación.

Ebrard no es un novato ni su futuro está cancelado. Pone la mira en 2018. Mientras, se entretendrá con la tarea de decidir, él sólo, a un delfín capaz de retener el tesoro que le heredó Andrés Manuel. Mario Delgado, Alejandra Barrales y Miguel Ángel Mancera repuntan.

Puro pragmatismo político. Por cierto, me manda una foto Vicente Licona de IndemercLous Harris. Beatriz Paredes (PRI), 48%; Joel Ortega (PRD), 35%; Demetrio Sodi (PAN), 17 por ciento. También sale movida.

MONJE LOCO: ¿Siendo buenos podremos ser felices? Es pregunta… El peligro para México de 2006 regresa recargado para 2012, dirán los espantados de siempre… y Enrique Peña Nieto festeja, porque ya tiene en El Pejeamoroso a un adversario más a modo. Sólo le falta sacudirse a Humberto Moreira… y ¿Manlio Fabio Beltrones lo dejará pasar? Nadie sabe, nadie supo…

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