La sucesión en el DF

Una decisión sin tribus
El factor Morena

Miguel Ángel Velázquez / Ciudad Perdida


Después del resultado que nos receten las encuestas que dirán quién será el candidato de las izquierdas para la Presidencia de la República, quedará resuelto el tema de la sucesión en el Distrito Federal.

Es relevante señalar que para tomar esa decisión no deberán concursar las tribus, o mejor dicho, sus jefes no habrán de decidir para dónde se incline la balanza; será una definición que, según todo indica, quedará en manos de Marcelo Ebrard.

En el PRD está claro que de ninguna manera se pondrá en riesgo la elección. Más allá del espectáculo que se monte para hacer creíble la elección del candidato, el viento soplará para el lado que silbe el jefe de Gobierno de la ciudad.

Gane o pierda en la encuesta, Ebrard estará en condiciones de imponer candidato. Si pierde, porque el Distrito Federal será su refugio, el escenario desde donde podrá seguir haciendo política. Si gana, porque para Andrés Manuel López Obrador el ámbito de su quehacer rebasa los límites de la ciudad. El país en su conjunto es su prioridad.

Sólo una decisión que agrediera desde su raíz la idea que plasmó el propio López Obrador en el DF haría que este líder se enfrentara a la candidatura que propusiera Ebrard, problema que parece no estar en el horizonte de ninguno de los dos que participaron en la encuesta, que tendrá resultados mañana.

Esto, lo que decida Ebrard, no quiere decir que el PRD pueda ganar la elección. En ninguna entidad de la República como en el DF la fuerza de la organización que encabeza Andrés Manuel López Obrador puede hacer sentir su peso fundamental para el conteo de votos.

Si, como se dice, López Obrador ha dejado en plena libertad a esa fuerza para dar el apoyo a éste o a otro candidato, la decisión de Ebrard, si bien no requiere el visto bueno de las tribus, sí deberá contar con el apoyo de Morena. Si este grupo no respalda a quien elija el jefe de Gobierno, la elección en favor del PRD está en riesgo.

Hasta hoy ninguno de los nombres que se barajan ha alcanzado los favores de Morena. Es más, se podría decir que todos, o casi todos, cuentan con el rechazo de esa fuerza, que en algún momento podría ir en apoyo de un candidato fuera del perredismo. Para eso tendrá como opción tanto al PT como al Movimiento Ciudadano, antes Convergencia.

Si, por el contrario, el candidato a suceder a Ebrard logra llenar las aspiraciones de Morena, tal vez la prolongada agonía perredista reciba un tanque de oxígeno y por fin se logre la tan ansiada institucionalización del partido, y con ello la muerte de las tribus. Aunque no fuera así, es muy probable que la izquierda no requiera más del PRD si éste sigue en las manos que hoy lo someten. Ésa es la apuesta y la importancia de lo que suceda después de este viernes, así que ojo, mucho ojo.

De pasadita

Se realizó una muy interesante medición de lo que significan los programas sociales del gobierno federal, y sin que el estudio, elaborado por la asociación civil Gestión Social y Cooperación, lo diga como tal, parece desvelarnos que hay cuando menos 70 mil millones de pesos que fueron asignados a diferentes secretarías del gobierno de Felipe Calderón, que, a partir de los documentos de las propias dependencias, no tienen justificación ni explicación, por lo que los mal pensados podrían hacer cuentas y señalar que la millonaria cifra que da el estudio podría ser parte de los dineros que van a parar a las campañas políticas.

Y es que, por ejemplo, hay programas que, según los datos de Gesoc, simplemente no tienen ningún resultado en cuanto a su gestión, aunque sí tienen presupuesto. Se trata de 70 programas de los 132 que ejecuta el gobierno de Felipe Calderón, que no sirven para el fin para el que fueron puestos en marcha. Hay programas que reportan avance cero, es decir, son simplemente fantasmas que reciben dinero del contribuyente. Es hora de buscar a los responsables de tal cosa y buscar dónde está el dinero que se les otorga, antes de que sea muy tarde.

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