Justicia y dignidad para narcos

Carlos Ramírez / Indicador Político

La crisis aparentemente final de la ETA estaría aportando elementos para analizar los movimientos de paz-situaciones de violencia con víctimas civiles: No se acepta el anuncio de abandono de las armas de la organización terrorista sin que la propia ETA asuma su responsabilidad legal y penal en el tema de los asesinados en la lucha violenta.

Lo mismo debería tomarse en cuenta en México, sólo que el movimiento encabezado por el poeta Javier Sicilia no es una organización que busque el castigo a los culpables, sino que se ha convertido en un grupo de presión en contra del Estado y de las fuerzas de seguridad que luchan contra las bandas criminales que han asesinado a civiles.

La abrumadora mayoría de las víctimas que encabeza Sicilia tienen como responsables a las bandas del crimen organizado. El propio hijo de Sicilia, asesinado en situaciones con muchos momentos oscuros, no fue liquidado por el Estado, el Gobierno o las fuerzas de seguridad, sino que se vio enfrentado por criminales que ya están detenidos. Sin embargo, Sicilia, su anarquismo católico y su repudio al Estado han enfocado sus ataques contra el Estado y las fuerzas de seguridad y no contra las bandas criminales.

De ahí que el movimiento de Sicilia haya manipulado los conceptos en el manejo del nombre de su organización: una verdadera paz con justicia tendría que detener, juzgar y encerrar sin piedad a los miembros de las bandas criminales que son responsables de la abrumadora mayoría de muertes de civiles. Y al final, el uso del adjetivo dignidad es simplemente tramposo porque quiere decir decoro, cualidad de digno o excelencia y nada de ello puede haber en una situación de violencia criminal, lo que por cierto debería ser de conocimiento de un poeta que usa las palabras con precisión, aunque en realidad Sicilia ya ha sido acusado de plagio en su poesía.

El ejemplo de la ETA tiene referentes mexicanos. En España, la organización terrorista anunció el abandono de las armas, aunque la noticia la dieron tres terroristas encapuchados, pero sin entregarse ni entregar las armas a las autoridades. Lo de menos es que se haya tratado de una maniobra desesperada del PSOE ante el hundimiento de sus expectativas electorales; al final, lo que cuenta es que las víctimas de los terroristas no perdonarán a los criminales etarras hasta que no se entreguen a la justicia, abandonen las armas y pidan perdón a los familiares de los asesinados y a la misma sociedad.

La movilización de las víctimas en España ha sido contra la organización terrorista y no contra el Estado o el Gobierno; en México, en cambio, Sicilia ha manipulado el dolor de las víctimas para organizar un movimiento político contra el Estado, el Gobierno y el sistema político y no sólo ha guardado silencio, cómplice respecto a las bandas criminales de los cárteles del narco, sino que el padre dominico Alejandro Solalinde, aliado a Sicilia, pidió ¡perdón! de rodillas al crimen organizado porque los consideran también “víctimas” del Estado.

En la lógica anarquista de Sicilia, los responsables de la violencia son las fuerzas de seguridad que combaten a las bandas criminales; en el caso comparativo de España, sería lo mismo que las víctimas de la organización terrorista ETA culparan al Gobierno de las muertes y no a los terroristas. De hecho, ésta ha sido la lógica de Sicilia en su comparecencia en Washington ante organizaciones internacionales de derechos humanos.

Sin embargo, la paralización de la estrategia de seguridad del Gobierno mexicano contra el crimen organizado sería hoy en día la principal demanda de las bandas criminales porque no pasa día en que dirigentes altos, medios y bajos de los cárteles sean arrestados y encarcelados. Pero cumplir la exigencia de Sicilia de detener la estrategia gubernamental de seguridad en este momento beneficiaría a las bandas criminales porque les permitiría reorganizarse. De ahí que al final de cuentas la exigencia de Sicilia, sus sacerdotes dominicos asesores y los estrategas de derechos humanos de su movimiento sean parte de la lucha estratégica de las organizaciones criminales.

Las víctimas están siendo usadas por Sicilia para crear un movimiento político de opinión pública contra la estrategia de seguridad del Gobierno mexicano y contra el Estado, pero en ningún momento ha habido en el discurso de Sicilia alguna condena directa, con nombre y apellido, a los capos del crimen organizado que todos los días asesinan civiles y atacan a las fuerzas de seguridad. Nunca ha condenado Sicilia, con nombre y apellido, a “El Chapo” Guzmán, cuya guerra entre ellos por el control de territorios ha sido la responsable de miles de muertos.

Por tanto, el movimiento de Sicilia no es por la justicia y la dignidad, sino por detener la ofensiva de seguridad del Gobierno federal y con ello beneficiar a los cárteles del crimen organizado. Anoche, en el escenario de la fiesta pagana de día de muertos, el anarquista católico Sicilia pondrá su ofrenda en vivo en el Ángel de la Independencia con una “vigilia” y “ayuno” a favor de algunas víctimas de la violencia de los cárteles, pero su poesía no elaborará ninguna calavera contra los grandes capos criminales; los enemigos de Sicilia son el Estado y el Gobierno que combaten al crimen organizado y no los criminales responsables de las muertes en su lucha por apoderarse de territorios para el trasiego, venta interna y consumo de droga.

Aplicado en España, el modelo de Sicilia sería favorable a la ETA.

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