Carlos Ramírez / Indicador Político
A Pancho Garfias
PARíS, Francia.- Las sociedades europeas se han quedado pasmadas: Los cambios de gobiernos empujados por la crisis económica y las protestas sociales en las calles han conducido a más de lo mismo, cumpliendo la maldición del príncipe de Lampedusa de que todo cambie para que las cosas siga igual.
Inglaterra, Portugal, Grecia, Italia y España echaron del poder a los gobiernos en turno --algunos de izquierda y otros de derecha-- por la aplicación de severos programas de ajuste macroeconómico que provocaron recesión, desempleo y pérdida de bienestar pero sus relevos llegaron para gestionar el mismo programa de ajuste de sus antecesores.
Así, los relevos políticos empujados por la irritación o indignación social no significaron enfoques sociales en las políticas económicas. En España, por ejemplo, el opositor Mariano Rajoy del centro-derecha partido popular se cuidó de no ofrecer una propuesta económica porque habría de ser igual a la de José Luis Rodríguez Zapatero y su centro-izquierda Partido Socialista Obrero Español; ahora mismo, en la preparación de su programa de gobierno, Rajoy ya ratificó las medidas de ajuste antisocial de Zapatero y mantendrá la meta de bajar el déficit presupuestal.
En Italia, la euforia por echar finalmente del poder al Cavaliere Silvio Berlusconi dejó la impresión de que iba a modificarse el enfoque de la política económica de ajuste, pero arribó en su lugar el tecnócrata Mario Monti, quien no sólo es empresario y forma parte de la Comisión Trilateral que conforma una de las élites del poder financiero más importantes del mundo sino que también trabajó nada menos para Goldman Sachs, una de las compañías responsables de la crisis financiera de 2008 pero que se salvó porque muchos de sus funcionarios formaron parte del gobierno de George W. Bush; como dato adicional, Goldman Sachs fue acusada de ser la responsable de ayudar al gobierno griego del conservador Karamanlis de ocultar las cifras reales para ingresar a la Unión Europea con cifras falsificadas de las finanzas públicas, lo que provocó la quiebra técnica de Atenas y el colapso reciente de la Unión Europea. Goldman fue salvado de la bancarrota por decisión de Bush.
La crisis económica que está tambaleando a la UE y sobre todo a la eurozona o países donde el euro es la moneda corriente está ocultando la verdadera dimensión del conflicto: La hegemonía de una élite financiera controlada por la Francia de Sarkozy, la Alemania de Angela Merkel, el todopoderoso Banco Central Europeo como sede de la ortodoxia del pensamiento económico regional, el Fondo Monetario Internacional y los bancos privados europeos dominados por Francia y Alemania. Por tanto, la intervención de Sarkozy y Merkel tiene que ver con la protección a sus grandes bancos privados y desde luego la ortodoxia neoliberal en materia de pensamiento económico.
El caso del FMI es especial. Un incidente provocó la caída de su director gerente Dominique Strauss-Kahn, hasta mayo pasado el principal precandidato del Partido Socialista Francés; esta semana un analista de The New York Review of Books de Nueva York hizo una indagación de las horas candentes de su conflicto con una mucama del hotel Sofitel de Nueva York y dejó entrever un posible complot armado en su contra. SK, como se conoce a hoy ex director del FMI, se perfilaba como el principal rival de Sarkozy para las elecciones presidenciales de mediados del próximo año.
El conflicto sexual de SK permitió una jugara de tres bandas: Debilitar el papel del Partido Socialista en la crisis financiera de Europa, frenar a un contrincante de Sarkozy y permitir el arribo de la ministra de Finanzas de Sarkozy, la abogada Christine Lagarde, al control del FMI justo en el momento de la severa crisis económica europea. KS había sido un liberal en la dirección del FMI y había logrado la aprobación de una política fiscal más laxa en momentos de la crisis de 2008, avalando inclusive una tasa de déficit presupuestal de los gobiernos más arriba del máximo tolerable de 2%, como una forma de reactivar la economía, aunque muchos gobiernos europeos fueron mucho más allá y llegaron a cifras de déficit de dos dígitos y el de Francia llegó a 8%.
Por tanto, el la Unión Europea se está dando una guerra de posiciones de poder en dos escenarios: El del relevo de gobiernos ineficaces en la aplicación de políticas de ajuste para bajar déficit y pagar la deuda aún a costa de desempleo, baja salarial, recesión y alza de impuestos y el del control de los espacios de poder en los gobiernos, en las alianzas financieras tipo Francia-Alemania, y en la imposición de gobiernos tecnocráticos más eficaces en la implementación de los programas de ajuste neoliberal.
En este contexto, los relevos de gobiernos sólo legitiman las redes de intereses del poder financiero europeo. En Italia Monti hará un gobierno neoliberal como el del grupo Miguel de la Madrid-Carlos Salinas en 1982: Una tecnocracia al servicio de las doctrinas del FMI. Y en España, el margen de maniobra de Rajoy es muy poco porque en las primeras horas posteriores a su contundente victoria en las urnas --44% contra apenas el 28 del PSOE-- fue presionado por Alemania para comprometerse a mantener y aún a profundizar el programa de ajuste de Zapatero que no tiene el objetivo de subir el empleo, recuperar el salario y reactivar el crecimiento, sino profundizar el ajuste para garantizar el pago del servicio de la deuda. El ministro de Finanzas de Rajoy estará controlado por el Banco Central Europeo.
Así, los procesos electorales sirven a los electores sólo para castigar al partido en el poder pero no para cambiar el rumbo económico neoliberal. En esta fase, el eje París-Berlín ha tomado el control del rumbo financiero de la UE y tiene sólo el objetivo de salvar a los bancos y no proteger el bienestar de los ciudadanos.
A Pancho Garfias
PARíS, Francia.- Las sociedades europeas se han quedado pasmadas: Los cambios de gobiernos empujados por la crisis económica y las protestas sociales en las calles han conducido a más de lo mismo, cumpliendo la maldición del príncipe de Lampedusa de que todo cambie para que las cosas siga igual.
Inglaterra, Portugal, Grecia, Italia y España echaron del poder a los gobiernos en turno --algunos de izquierda y otros de derecha-- por la aplicación de severos programas de ajuste macroeconómico que provocaron recesión, desempleo y pérdida de bienestar pero sus relevos llegaron para gestionar el mismo programa de ajuste de sus antecesores.
Así, los relevos políticos empujados por la irritación o indignación social no significaron enfoques sociales en las políticas económicas. En España, por ejemplo, el opositor Mariano Rajoy del centro-derecha partido popular se cuidó de no ofrecer una propuesta económica porque habría de ser igual a la de José Luis Rodríguez Zapatero y su centro-izquierda Partido Socialista Obrero Español; ahora mismo, en la preparación de su programa de gobierno, Rajoy ya ratificó las medidas de ajuste antisocial de Zapatero y mantendrá la meta de bajar el déficit presupuestal.
En Italia, la euforia por echar finalmente del poder al Cavaliere Silvio Berlusconi dejó la impresión de que iba a modificarse el enfoque de la política económica de ajuste, pero arribó en su lugar el tecnócrata Mario Monti, quien no sólo es empresario y forma parte de la Comisión Trilateral que conforma una de las élites del poder financiero más importantes del mundo sino que también trabajó nada menos para Goldman Sachs, una de las compañías responsables de la crisis financiera de 2008 pero que se salvó porque muchos de sus funcionarios formaron parte del gobierno de George W. Bush; como dato adicional, Goldman Sachs fue acusada de ser la responsable de ayudar al gobierno griego del conservador Karamanlis de ocultar las cifras reales para ingresar a la Unión Europea con cifras falsificadas de las finanzas públicas, lo que provocó la quiebra técnica de Atenas y el colapso reciente de la Unión Europea. Goldman fue salvado de la bancarrota por decisión de Bush.
La crisis económica que está tambaleando a la UE y sobre todo a la eurozona o países donde el euro es la moneda corriente está ocultando la verdadera dimensión del conflicto: La hegemonía de una élite financiera controlada por la Francia de Sarkozy, la Alemania de Angela Merkel, el todopoderoso Banco Central Europeo como sede de la ortodoxia del pensamiento económico regional, el Fondo Monetario Internacional y los bancos privados europeos dominados por Francia y Alemania. Por tanto, la intervención de Sarkozy y Merkel tiene que ver con la protección a sus grandes bancos privados y desde luego la ortodoxia neoliberal en materia de pensamiento económico.
El caso del FMI es especial. Un incidente provocó la caída de su director gerente Dominique Strauss-Kahn, hasta mayo pasado el principal precandidato del Partido Socialista Francés; esta semana un analista de The New York Review of Books de Nueva York hizo una indagación de las horas candentes de su conflicto con una mucama del hotel Sofitel de Nueva York y dejó entrever un posible complot armado en su contra. SK, como se conoce a hoy ex director del FMI, se perfilaba como el principal rival de Sarkozy para las elecciones presidenciales de mediados del próximo año.
El conflicto sexual de SK permitió una jugara de tres bandas: Debilitar el papel del Partido Socialista en la crisis financiera de Europa, frenar a un contrincante de Sarkozy y permitir el arribo de la ministra de Finanzas de Sarkozy, la abogada Christine Lagarde, al control del FMI justo en el momento de la severa crisis económica europea. KS había sido un liberal en la dirección del FMI y había logrado la aprobación de una política fiscal más laxa en momentos de la crisis de 2008, avalando inclusive una tasa de déficit presupuestal de los gobiernos más arriba del máximo tolerable de 2%, como una forma de reactivar la economía, aunque muchos gobiernos europeos fueron mucho más allá y llegaron a cifras de déficit de dos dígitos y el de Francia llegó a 8%.
Por tanto, el la Unión Europea se está dando una guerra de posiciones de poder en dos escenarios: El del relevo de gobiernos ineficaces en la aplicación de políticas de ajuste para bajar déficit y pagar la deuda aún a costa de desempleo, baja salarial, recesión y alza de impuestos y el del control de los espacios de poder en los gobiernos, en las alianzas financieras tipo Francia-Alemania, y en la imposición de gobiernos tecnocráticos más eficaces en la implementación de los programas de ajuste neoliberal.
En este contexto, los relevos de gobiernos sólo legitiman las redes de intereses del poder financiero europeo. En Italia Monti hará un gobierno neoliberal como el del grupo Miguel de la Madrid-Carlos Salinas en 1982: Una tecnocracia al servicio de las doctrinas del FMI. Y en España, el margen de maniobra de Rajoy es muy poco porque en las primeras horas posteriores a su contundente victoria en las urnas --44% contra apenas el 28 del PSOE-- fue presionado por Alemania para comprometerse a mantener y aún a profundizar el programa de ajuste de Zapatero que no tiene el objetivo de subir el empleo, recuperar el salario y reactivar el crecimiento, sino profundizar el ajuste para garantizar el pago del servicio de la deuda. El ministro de Finanzas de Rajoy estará controlado por el Banco Central Europeo.
Así, los procesos electorales sirven a los electores sólo para castigar al partido en el poder pero no para cambiar el rumbo económico neoliberal. En esta fase, el eje París-Berlín ha tomado el control del rumbo financiero de la UE y tiene sólo el objetivo de salvar a los bancos y no proteger el bienestar de los ciudadanos.
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