Estudiantes, universidad y terror

John Saxe-Fernández

De Honduras, México, Chile y Costa Rica llegan noticias de una ofensiva contra el estudiantado, la autonomía universitaria y los fundamentos filosófico-científicos de la educación media-superior y superior. Es intensa y extensa la indignación por el brutal asesinato de Carlos Sinuhé Cuevas M., activista y estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Honduras (UNAH) Rafael Vargas Castellanos, hijo de la rectora de la UNAH, y Carlos Pineda, de la Facultad de Derecho, cuyos cuerpos fueron encontrados con señales de tortura.

Este hecho de violencia, dice la Asociación Centroamericana de Sociología (ACAS), castiga nuevamente a los sectores intelectuales que se han pronunciado contra las prácticas represivas, ante las cuales los organismos estatales guardan una postura pasiva, permitiendo que la impunidad continúe dejando inerme a la ciudadanía.

La observación es crucial por sintetizar el modus operandi del terrorismo de Estado, no del implantado por Estados Unidos en Chile en 1973 bajo la coartada del anticomunismo de la guerra fría, sino del que gestiona el Pentágono, luego del colapso soviético, militarizando la campaña anti-drogas que, desde 1999 con el Plan Colombia, se lanzó como prueba piloto a la periferia capitalista, rica en recursos, cobre, petróleo, etcétera.

Es la guerra irregular, adaptada a Irak y Afganistán y regresada por Bush/Obama a México y Centroamérica, como Iniciativa Mérida, con pretensión de llegar, junto a TLC bilaterales, hasta el Cabo de Hornos. Se presenta bajo facha de “guerra al narco”, con tropa, Cuarta Flota, bases, asesores, mercenarios (contratistas) y cuantiosos recursos para la guerra antiterrorista. ¿La intención?: ante la debacle económica y hegemónica en curso, aterrorizar la población, disuadir las fuerzas populares/nacionales, contener el tsunami de la protesta ante rapiña y codicia, de decenas de millones de jóvenes, obreros, campesinos, clase media, desempleados, robados de su futuro en centro y periferia capitalista.

Al menú represivo, el Banco Mundial –BM– (ente subrogado al Tesoro de Estados Unidos) agrega una embestida a la educación media y universitaria, como lo hizo en Chile bajo el terror de Pinochet. Con vasta experiencia, el BM, dice Henning Jensen, de la Universidad de Costa Rica –UCR–, en algunos países le ha dado forma y contenido a la educación; por ejemplo en Chile, cuya educación ha sido calificada de un sistema de reproducción de la desigualdad. Por un sólido artículo en defensa de la autonomía, ante las condiciones de un préstamo del BM (diarioextra) ¡Jensen fue despedido como vicerector de Investigación de la UCR!

Con similar autoritarismo, Piñera se lanza contra jóvenes despojados por la dictadura –y el BM– de una educación pública, gratuita y de alta calidad. El martes pasado dos pupilos de 14 años de un Instituto Comercial chileno fueron perseguidos y brutalmente golpeados en cabeza y testículos por marchar a una manifestación. Les negaron cuidado médico. Ap indica que en Santiago, unos 37 jóvenes fueron detenidos, 18 de ellos menores, lesionados cuando los policías desalojaron con brutal violencia a estudiantes que protestaban pacíficamente en las riberas del Río Mapocho, que atraviesa la capital. Dos muchachas fueron hospitalizadas y una, de 14 años, sufrió una hemorragia vaginal producto de una patada que le propinó un agente. Tal es el trato a quienes, al pedir una educación pública gratuita y de calidad, ponen en riesgo el multimillonario negocio universitario. Para el BM y sus country managers, Calderón, Lobo, Chinchilla, Piñera, Martinelli, la docencia e investigación universitarias deben regirse bajo los principios del saqueo oligárquico-imperial: privatización, desregulación y orientación del mercado.

Los crímenes de lesa humanidad no prescriben y la derecha se desploma, de polo a polo, como en Chile, Argentina y Wall Street.

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