Escenarios 2012 - III

Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder

¿Cómo adelantarse al rechazo de los electores, con el propósito de legitimar el ascenso al poder sin necesitar de la debilidad ideológica y profesional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, sin requerir de la fabricación de una impostura, sin el riesgo de convertirse en presidente de México con sólo el 20 o el 25 por ciento del sufragio?

No es una realidad ajena a lo que muy bien puede ocurrir. Todo indica que empezaron el PRI y el PRD con el pie derecho, al rechazar los “rounds de sombra” con un patiño, pero les faltó redondear el extreme make over con el propósito de que la sociedad perciba que un ápice se avanzó en la recuperación de valores y en la urgente transformación de la praxis política, en la idea de que únicamente de esa manera se legitimarían para contar con el apoyo de la sociedad e iniciar la atorada transición.

Si realmente son distintos, debieron presentar, con su rechazo al patiño, una propuesta novedosa para el uso de los tiempos oficiales y evitar así, a la sociedad, un alud de “espots” que en nada difieren unos de otros, nada dicen y sólo atosigan a los electores hasta el hartazgo. Quedó reducido el tiempo de campaña, para beneficio de los oídos de los mexicanos, y a esos 90 días deben entregar toda su inteligencia, imaginación, creatividad e indulgencia con el elector, para hacer propuestas que vayan más allá de la incidencia que sobre la opinión pública hacen los medios sujetos a una política empresarial y política, a una línea editorial, porque no será en esos espacios donde se perfile la legitimación de uno u otro de los candidatos, sino en las redes sociales, preferentemente a través del twitter, en mensajes cortos, incisivos y ajenos al control partidista.

Pero ¡claro que dejarán para peor ocasión lo de la “espotización de la política” y la estupidización del mensaje!, porque ello implicaría desatender los compromisos amarrados con los medios electrónicos, evitar una derrama económica que beneficiaría a los dueños de esas empresas en detrimento de la sociedad, porque los tiempos oficiales para las precampañas muy bien pueden utilizarse en reconciliar a los mexicanos, abrirles las opciones de la responsabilidad política y social al momento de emitir el sufragio, se vote por quien se vote.

La relación con el llamado “círculo rojo” será menor, la establecida con el “círculo verde” se limitará a la emisión de mensajes que hace mucho dejaron de decir algo a la sociedad y menos inciden en la opinión de los electores, que prefieren el boca-oído, se aficionan rápidamente a hacer de las redes sociales un instrumento de rechazo al sistema de partidos en el que desconfían.

Antes de legitimarse en las urnas, la próxima elección presidencial deberá hacerlo a través de las redes sociales, de los espacios ajenos al control político o de los poderes fácticos, pero la elección minoritaria difícilmente podrán conjurarla.

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